miércoles, 24 de noviembre de 2010

Otro cuento de esos...


Hace algunos años, cuando aún la Costa de Oro no era la Costa de Oro, cuando no tenía un nombre tan fashion, nacía en el seno de un hogar progresista un niño rodeado de amor y llamado Pedro. El primogénito de una familia de trabajadores, amado como pocos y criado como algunos.

Su familia vivía en un balneario llamado Solymar, donde aprendió con caídas y lastimaduras, se divirtió y creció. Desde chico fue un niño muy sociable, sus abuelos le dieron todo y tuvo muchos amigos y amigas. De su familia, con el que tuvo la relación más fuerte fue con su abuelo paterno, su tocayo, con quien además del nombre compartía el parecido físico y su forma de ser. En su casa la enseñanza que le dieron fue la de la libertad, la de las elecciones propias y lo amaron como se debe, de la forma menos egoísta, guiando pero no liderando, mostrando caminos pero no decidiendo por él.

Si bien nunca mostro mayor interés por el estudio, fue un buen alumno en la escuela y sus compañeros y maestros lo eligieron para llevar el pabellón de la patria. Muchos actos pasaron y mayor fue el orgullo que su familia sintió. Nunca tuvo un hermano, más que los que la vida le dio, no sé si por imposibilidad de sus padres o falta de deseo en darle al mundo otro ejemplar como él.

El liceo fue un nuevo mundo para él, más profesores, nuevos compañeros, nuevo lugar. Como antes, pudo avanzar sin problemas al mismo tiempo que disfrutaba de su juventud y de su belleza (tanto interna como externa ahora). Plantó un ejemplo a seguir en su institución pues siendo el chico más “popular”, tuvo lo que un verdadero líder debe tener…pelotas. Nunca permitió que se burlaran de los distintos, de los chicos, de los tontos. Siempre intentó impartir una especie de justicia, que en última instancia sería el camino que elegiría para su vida.

Quizá esta forma de ser hizo que se generara la amistad menos esperada, el chico más popular con el chico más raro. Esta amistad los definiría a ambos y los haría cambiar…el chico raro sería mucho más popular y viceversa. A los 15 años, en el cumpleaños de este, su mejor amigo, besó, y era la primera vez que lo hacía, a una de las más bellas chicas que pisaran ese liceo. Ese fue su primer noviazgo de muchos y duro exactamente 365 días. Con ella perdió su virginidad mas no su inocencia, dejó de ser un niño, pero no dejó sus principios, esos que sus padres le inculcaron y esos que muchos siguieron más adelante.

Ya teniendo 16 años le sucedió algo muy raro…algo que mucho tiempo después se convertiría en una anécdota más de su vida y otra razón para un vínculo inquebrantable. Luego de una fiesta en lo de su mejor amigo, luego de muchos alcoholes, se dio una charla entre estos grandes amigos. En esta no hubieron tabúes, no habían trabas, eran dos personas hablando de todo. Y se dio que su amigo le confesó sus dudas, sus temores y su amor. Pedro se sorprendió al escuchar sus propias dudas y temores en los labios de su amigo.

Fue así que días más tarde tuvieron la noche que los unió tanto como las defensas en el liceo, como las aventuras en Solymar, como cualquiera de sus vivencias juntos, siendo única y especial. Ambos disfrutaron de esa noche donde hubo mucho amor, mas Pedro supo que su amigo y él no lo habían vivido de la misma forma. A la mañana siguiente ambos empezaron a recorrer caminos distintos en el amor, pero el amor entre ellos era aún mayor y único. Habían logrado entenderse el uno al otro y ya nunca más dudarían de su hermandad.

Pocas veces se ha visto amistad como esta, pocas veces. Su amigo pudo ser totalmente libre de hacer y elegir lo que quiso, ya que Pedro lo apoyó en todo. Su abuelo Pedro fue el primero en comprender toda esta situación y fue su sabia voz la que permitió gran parte de esta libertad. Fue así que Pedro y su amigo quisieron aún más a este viejo sabio y por mucho tiempo sería un guía para ambos en los momentos de oscuridad, cuando la luz no se puede encontrar.

Cuando terminaron el liceo y alcanzaron su mayoría de edad, se mudaron juntos a una pensión en el centro de Montevideo. Estando ambos sin pareja, pero teniendo la experiencia requerida para amar sin sufrir, eran dos reyes en la ciudad. En esa época ambos se embarcarían en un nuevo proyecto: “la facultad”, otro nuevo mundo. Siendo muy buenos estudiantes, sus posibilidades eran el mundo entero. Decidieron que lo que fueran a hacer, lo harían ambos y lo harían juntos.

Habiendo recorrido el camino recorrido, las leyes y la defensa de los más indefensos fue la opción elegida por ambos. Muchos años más tarde ambos redactarían el texto que se transformó en “la biblia del derecho en Uruguay”. Por esas épocas las opciones en cuanto a Universidades se reducían a la estatal, y sin dudarlo se inscribieron ahí.

Un año más tarde, habiendo terminado el primero de sus años de carrera, en el cual ambos se destacaron, decidieron empezar a militar en su centro de estudiantes. Habían crecido mucho en este tiempo y querían crecer aún más. Querían involucrarse con la carrera en todos sus aspectos, no solo el estudiantil. Siendo ese un año difícil para el país, teniendo la Universidad muy pocos recursos, sucedió que una noche de asamblea, en la que se estaba hablando del futuro de muchas cosas, Pedro conoció a la mujer de su vida. Y que rara que es la vida, ya que esa misma noche su mejor amigo conoció al chico de su vida.

De ahí en más fueron cuatro y ya nunca se separarían. Grandes trabajos surgieron entre los cuatro, se destacaron ahora como un grupo y el avance no lo dudaba nadie, ningún catedrático, ningún estudiante. Los cuatro siguieron en la militancia y representaron a su Facultad en muchas instancias. También fueron capaces de vivir y disfrutar, no murieron por su facultad. Probaron nuevas experiencias, tomaron, bailaron, viajaron, probaron algunas sustancias…en fin…gozaron su juventud.

En su cuarto año de facultad, Pedro, con un muy buen promedio y con aún más ideales, empezó a ayudar a un viejo conocido de su padre de la infancia, un viejo militante que hacía política. Fue así como Pedro entró a un mundo que temía mucho pero en el que él sentía que podía hacer la diferencia. Juntó firmas para algún referéndum, entregó listas en alguna elección, fue delegado en alguna otra.

Su carisma había crecido, sus facciones eran aún más agradables, su forma de ser ideal para ganarse la confianza de el rico y del pobre, del bueno y del malo. Su corazón siempre latió de una forma, sus ideales siempre fueron unos y su amor por siempre lo apoyaría en este camino de luz. Fue así que a sus 24 años y con honores, los cuatro terminaron su carrera. Cuatro nuevos abogados, cuatro personas “de bien”, cuatro seres que pretendían dar su pequeño aporte para hacer de este un mundo mejor.

Fue aquí que los cuatro, al recibir el título se miraron y supieron lo que pensaban sin decirlo. El mundo era de ellos y querían explorarlo antes de asentarse, querían conocerlo, querían, si era posible, crecer más. Tengan fe en lo que les digo, es probable que nunca hayan visto un grupo tan grande de gente tan grande. Todo lo que tocaban se convertía en oro, pero un oro que no es material, que no compra casas ni autos.

Al mes de tener su título, vendieron lo poco que tenían, compraron 4 pasajes y se fueron para el viejo mundo. Del año que sigue a este hecho, poco se sabe pues poco se ha dicho. En mi investigación encontré que los cuatro viajaron, primero por el viejo continente, viendo todas sus bellezas pero también buscando sus pobrezas, conocieron oriente y occidente, vieron las arquitecturas nuevas y las ancestrales, vivieron en el socialismo y en el capitalismo. Muchos dijeron escuchar cuentos de sus trabajos de mozos y mucamas en Berlín, de los días al sol cortando el pasto en York. Muchas cosas se dicen de ese año, pero ellos nunca lo escribieron. Fue una de sus más grandes aventuras, pero para ellos fue simplemente un recreo antes de cambiar el mundo. 

Un año había pasado cuando volvieron a pisar suelo oriental, tenían algún dólar guardado de sus días de junta puchos en Lisboa, pero por sobre todo tenían sueños, muchos sueños. Decidieron abrir un bufete, eran cuatro abogados muy capaces así que podían darse ese lujo. Buscaron clientes caros, casos que pudieran ayudarlos a crecer económicamente, pero al mismo tiempo ayudaron a todo aquel que no pudiera obtener otra ayuda.

Recuerdo que al conocerlos a los cuatro, ya que era imposible verlos por separado, me contaron historias que hacían que uno tuviera ganas de abrazarlos. Madres solteras, mujeres destratadas, niños necesitados, nadie parecía alejarlos. Fue en esta etapa que Pedro volvió al mundo de la política y alentado por todos los que habían ayudado logró acceder a sus 29 años al parlamento de su país. Muchos golpes sufrió en esta nueva etapa, pero quizá todos los golpes sufridos por sus caídas en Solymar de niño le habían enseñado realmente que una caída no significaba más que eso, una caída.

A sus 30 años una nueva desgracia golpeó su vida, su abuelo fallecía una mañana de agosto, el abuelo que más lo había querido y al que más había querido. El abuelo que había sido el guía espiritual del grupo durante años y quien los había alentado más a realizar ese viaje tan importante. Este momento habría sido mucho peor si no hubiese sido por el amor que se tenían los cuatro, pues más allá de ser dos parejas, eran cuatro hermanos.

Pedro había comprendido parte de lo que es la vida hacía tiempo ya, y sabía que si bien podía con el mundo solo, teniendo a sus tres mayores amores al lado, nada lo tocaba. Y fue aquí, en este momento, por la tristeza que los acongojaba, que los cuatro se replantearon muchas cosas. Fue así que una mañana de Diciembre de ese mismo año y en una forma muy improvisada, se dieron dos casamientos el mismo día. Una mañana recordada por muchos, un casamiento en el que los invitados no se medían por clases, los ricos se sentaban con los pobres, los raros con los feos, los lindos con los sabios.

Los cuatro eran ahora dos y lo que se había unido años atrás, ya nadie dudaba que el tiempo no sería capaz de deshacer. Ya habían vivido algo mejor que una luna de miel, así que decidieron no realizar otro viaje. Consideraron que debían seguir trabajando, que tomarse otra licencia no era una posibilidad.

Al mes del casamiento y con mucho esfuerzo, el bufete y las dos parejas se mudaron a tres casas del barrio Malvín. Para este entonces Pedro y sus amigos empleaban a cerca de 30 personas y eran muchos más los que querían trabajar con ellos…no por la plata ni la fama, sino por los ideales claros con los que se manejaban.

Fue a sus 33 años que los dos más grandes amigos redactaron un libro, el primero de muchos, el que anticipaba lo que grandes mentes y grandes pensadores podrían darnos. Tuve el honor de leer este libro, una primera edición autografiada por “Pedro y su banda”, como ellos bromeaban. No solo era una lectura muy agradable, enseñaba de la vida, era un verdadero manual para la vida.

Cuando ya peinaban más canas, a los 35 años Pedro y su mujer tuvieron su primer hijo. Este tuvo dos padrinos que a estas alturas creo que no es necesario decir quienes fueron. Al año de esto logró que se aprobara una ley y por ella su mejor amigo pudo agrandar su propia familia, adoptando a un niño y una niña (mellizos), justo cuando Pedro estaba a punto de tener su primera hija. Fue así, que luego de nacido el segundo niño de Pedro, ya eran nueve donde alguna vez habían sido cuatro. Pocos niños deben haber crecido en una atmósfera tan próspera para el crecimiento, tanto los hijos de Pedro como los de su gran amigo.

De aquí en más su vida es conocida por todos y no hay mucho más que decir. Los logros del grupo fueron muchos, tanto en el derecho, leyes, política, definieron las bases para muchas cosas que pudieron ser. Muchos años más tarde, ya retirados, con nietos y más tarde bisnietos, volvieron a Solymar a vivir como en su adolescencia, volvieron a recorrer el mundo como cuando jóvenes, y así pasó que fueron yéndose del mundo y nunca hubo tristezas entre ellos…habían recorrido ese camino que te permite llegar al final sabiendo que es otro principio, sabiendo que si lo repitieras, no dudarías en hacer lo mismo, sabiendo que la muerte es una amiga olvidada, una con la que fijamos una cita hace mucho tiempo.

La vida quiso que los últimos en irse fueran estos dos, los últimos grandes amigos que muchos hemos visto. Finalmente al morir su amigo, Pedro tuvo unos meses más donde volvió al principio, a la época de su vida en la que vivía en Solymar, en la que aún no había conocido al chico que sería el  hermano que la vida le dio. Fue en este momento, en el final de su vida que escribió el único libro que escribió solo.

Nunca lo llegó a publicar, como otros grandes murió antes de darle su obra maestra al mundo... fue su primogénito quien lo publicó. A diferencia de todas sus publicaciones anteriores esta no trataba de leyes, ni de historia, ni de la sociedad, ni del socialismo, ni del capitalismo, no trataba de ninguno de los temas tocados antes. Este hablaba de sus amores y de cómo había vivido una vida en el amor.

Fue hace muy poco que obtuve una copia de este libro, y si bien Pedro consideraba que era un texto que no tendría ningún valor para la gente, fue su “best-seller”. En mi opinión fue maravilloso entender la forma en la que vivió y como veía al amor, realmente enseñaba. Los primeros capítulos estaban dedicados a sus bisnietos, a sus nietos y luego a sus hijos. Contaba varios capítulos sobre el chico que hizo feliz a su mejor amigo, redactó maravillas sobre su mujer.

Pero lo que más me sorprendió fue el final del libro, los últimos capítulos. Estos hablaban simultáneamente de dos personas: su abuelo Pedro y su mejor amigo. Es en el final de su libro que finalmente uno comprendía quienes habían influido directamente en su forma de ver el mundo. Su abuelo en su infancia y su mejor amigo en su adolescencia y lo que vino después. No fue hasta que el mundo leyó su libro que todos comprendimos todo lo que Pedro admiraba a su mejor amigo, el amor que podía profesar, sus principios, su compasión, su valor.

Según queda claro en este póstumo “best-seller”, el amor que le tuvo a su amigo durante tantos años y la admiración que le profesaba fue uno de los motores de su vida, una de las razones que tuvo para amar y ser amado. Y fue así, que dejándonos estas últimas palabras, esta, su última obra, partió del mundo 30 días después que su amigo, al día siguiente de poner el punto final…

Y nada de esto es raro, todo en esa historia podría ser real, salvo que Pedro nunca nació o si nació nadie lo sabe. Cuando su madre estaba embarazada fue detenida junto con su esposo para ser interrogados y nunca más se supo de ellos. Se dice que se fueron a Francia si bien nunca nadie más escuchó de ellos. El estado nunca ha dado explicaciones de esa detención, así como de tantas otras. Sus abuelos lo siguen buscando, su familia sigue esperando…

Espero que algún día, todos podamos ver más allá de las banderas, más allá de nuestros orgullos, de nuestros secretos, de nuestras impotencias, de nuestras ambiciones y digamos basta. Que finalmente seamos todos uno y pidamos justicia, no revanchas, no venganzas, justicia. Justicia por los que se fueron, justicia por los que se perdieron, justicia para los que somos, justicia para todos. Hagamos que la historia no tenga huecos, no tenga espacios de los que pocos saben y ninguno habla. Somos un país muy joven para que tantos años sean un misterio. Creo que es hora de que escribamos todos juntos para poder avanzar.

Tenía que decirlo,

Sparrowhawk.

sábado, 20 de noviembre de 2010

¿Por qué tenemos un perro (o un gato en el caso de mi amiga Any)?


Aquí llega una nueva entrega de esta saga exclusiva donde me dedico a desarrollar los intríngulis más profundos que existen y existirán. Les aviso a todos que “todo concluye al fin”, por lo que esta vendría siendo una de las últimas entregas de los “por qué”. Encontrándome en este momento en lo que puedo describir como un estado de quemazón total por una suma de pelotudeces que colmaron el vaso y desbordaron mi paciencia, he decidido escribir sobre terrible pelotudez.

El día de ayer tuve el agrado de leerle uno de mis primeros post a una tía y la verdad me sorprendí riéndome mucho con lo que había escrito, fue una experiencia interesante (nota del escritor: esto fue escrito el día viernes). Creo que por un segundo pude ver lo que ustedes ven en mi…y viéndolo yo mismo de mi mismo fue algo muy mágico porque me hizo sentir absolutamente superior al mundo. Pero bueno…eso no me ayudó a conseguir las cuatro cosas que quería hoy…si…cuatro!

Bien…mientras puteaba al mundo y al puto universo por estas cuatro putas cosas que fueron no-dándose durante el correr del día, me puse a pensar... ¿Qué mierda puedo hacer para sacarme la calentura? Seguro que seguir el relato más importante que he escrito hasta ahora (probablemente el próximo post…resérvense una horita para leerlo y media hora para llorar) no era una opción ya que no iba a continuar por el mismo camino que iba.

Así que decidí escribir alguna pedorrada que me quedara en el tintero y así tirarles a ustedes, de una forma subliminal (que debido a sus capacidades diferentes no podrán registrar…tengo una botellita de medio y medio lista para ti Any así no me pides que les pida disculpas por este nuevo agravio), cuanta mierda pueda y de esta forma, sentirme sumamente aliviado y disfrutar del resto del día y del fin de semana por completo.

Bien…entonces… ¿Por qué tenemos un perro/gato? Porque somos pelotudos y pensamos que un animalito sin cerebro nos quiere, nos entiende y esto nos hace felices.

Muchas gracias por visitarme,

Gavilán

PD: Quise hacer este post más corto que el resto y por eso intenté no explayarme en la respuesta a una 
pregunta tan importante. Pero bien…me parece que debería hacer alguna aclaración y que mejor lugar que en una Post-Data.

En mis breves años de existencia, aún más breves de persona, he estudiado mucho el comportamiento humano (lo que denota la soledad en la que he vivido). Y hay algo que hace un tiempo me pegó como otro de esos “despertares” que yo tengo… el llegar a esta conclusión me impactó en lo más profundo.

Lo que vi en ese momento es que sí, a nosotros los humanos nos encanta que nos mimen, que nos acaricien, etc, etc…pero lo que me impactó es que asimismo, y por alguna razón que desconozco (endorfinas, mezcalina, o alguna cosa así que no sé ni que es), también tenemos una necesidad de acariciar y mimar a otros. Es así que disfrutamos mimando a otro ser humano, quizá muchas veces sin ser mimado uno.

Esto no llega a responder el por qué de mi pregunta inicial…pero ya voy, ya voy! Otra conclusión de mis estudios es que si bien nos llenamos la boca con palabras como “libre albedrío”, “libertad” y cosas del estilo, en lo profundo somos seres sumamente déspotas, que queremos ser dueños de los que nos rodean, que queremos decidir sus destinos y que queremos que se desvivan por nosotros (no yo, yo soy superior, hablo de ustedes, de vos).

En este sentido, es que la pareja es algo absolutamente nefasto para un ser, ya que existe esa tontería de “decidir por uno mismo” y cosas así. Es por esto que en última instancia y los más osados (o tontos) deciden tener hijos. ¿Por qué? Porque un hijo/a es un ser que debería amarnos simplemente porque fue creado a imagen y semejanza de uno, porque uno le dio la vida (y porque uno debería poder quitársela de ser necesario, ¿no?).

Pero aquí el problema mayor…una criaturita nos sirve para tener este tipo de interacciones con otro ser, para mimar y ser mimado, hasta cierto momento. En determinado momento, para la mayoría los 9 años, para otros los 25 (no se me ocurren ejemplos de esto último), esta relación ya no es posible. Y aquí lo jodido de todo, es como comprarse un artilugio de tele-shopping que te dicen que dura toda la vida y tan solo te dura promedio 12 años. ¿Qué hacemos ahora? Tener más hijos podría ser una opción, pero la biología y la economía se encargan de que esto no sea posible.

Es aquí que recurrimos a aquello que es “jugarle a lo seguro”. Acudimos a un animal, de capacidades sumamente inferiores, que si bien es un asco, si bien ensucia todo, si bien rompe todo y si bien en algunos casos hasta es insoportable, de todas formas es “leal”. En si esta lealtad no es otra cosa que esclavitud. Mientras haya comida y agua, el bicho en cuestión obedecerá todas las normas que quepan en su pequeño cerebro.

Pero sobre todo, este bicho nos mimará como nadie, nos esperará todos los días como si no hubiésemos llegado el día anterior a la misma hora (o son grandes actores o realmente no tienen memoria a corto plazo), que nos dejará acariciarlos sin tener mayores dudas o escrúpulos.

Pero aquí me viene una de las últimas dudas. Un perro en si es otro de esos artilugios de Tele-shopping que dura promedio 12 años (desconozco cuánto dura la batería de un gato). Entonces, ¿Qué diferencia hay entre un animal y un hijo? ¿No nos duran lo mismo en la misma función? Personalmente diría que no hay mayor diferencia y que nos duran aproximadamente lo mismo, incluso arriesgo a decir que un hijo puede durarnos más en esta función.

Pero, ¿saben algo? Seguro estoy que el déspota en nosotros (más bien en ustedes) no puede aceptar el hecho de que nuestro hijo continúe con su vida, cuando el animal nos deja porque “marcha a la b”.

Por cierto, si algún día me obsequian un perro, me gustan de tamaño medio en adelante y mis razas preferidas son los Boxer y los Golden…que lindo tener un perro!

miércoles, 17 de noviembre de 2010

¿Por qué hacemos estupideces? (Parte 1 de 1000)

Creo que el título es demasiado genérico, y por eso ya estimé que tendremos 999 entregas más de este cuentito. Hoy me voy a centrar en un par de estupideces que hacemos como seres infrahumanos que somos. Que les cuento que se me dio por hacer un viajecito con un par de halcones al país vecino.

Como habíamos trabajado toda la semana y andábamos cansados, optamos por cambiar un poco la pisada y nos tomamos un barco. La ida no tuvo mayores inconvenientes ya que era de día, había actividades muy divertidas para realizar, había una especie de barra típica del Hawái con unos tragos espantosos y mucha pero mucha gente.

Debido a que planeamos el viaje muy bien y lo decidimos todo con tiempo, cuando compramos los pasajes un día antes de salir, ya no había asiento para mí a la vuelta. Mi vuelta era un día antes de la de los otros dos debido a que mis obligaciones son mayores a las de ellos. Pues bien, la única solución posible era volver en primera clase ya que aún quedaban un par de asientos libres. Para alguien que no tiene mucha experiencia viajando en compañías tanto aéreas como fluviales (ya que prefiero volar solo) no era algo muy claro que significaba estar en primera clase…pero lo tomé como un chiste divertido, un chiste interno.

Cuando llegué al puerto de la vecina orilla, a la hora de volver, decidí que me pondría una careta para no aburrirme, decidí que sería alguien, alguien de primera clase. Ya en mi personaje (no sé si lo dije pero sería un gran actor si tuviera la oportunidad de serlo) hubo algo que, ni bien llegué a la puerta de abordaje, me molesto y mucho…la cola para abordar el barco era la misma para todos…para la chusma y para mí. Decidí no preocuparme por esto, decidí pensar que la compañía había cometido un pequeño error y que sería resarcido al ingresar al buque.

Bueno…efectivamente al entrar a la zona indicada para la gente como uno, donde el resto no podría ingresar, se me ofreció (y no estoy mintiendo aquí) un caramelo. De chico me enseñaron a no aceptar caramelos de extraños ya que podrían tener LSD, pero en este caso obró algo más. No podía aceptar el caramelo ya que por la plata que había pago, era aceptar que se me reían en la cara. Fue ahí que evite reírme lo mejor que pude y me saqué la careta del personaje, ya no tenía más gracia. Mi propio chiste me había ganado, sabía que no podría seguir riéndome de algo que empezaba a ser triste, ya que de primera clase tenía poco (ni siquiera eran de los caramelos caros).

En este punto decidí iniciar otro juego… generalmente evito aburrirme cuando estoy solo y juego mucho a cualquier cosa. Este juego, uno de mis favoritos, consiste en analizar al resto del mundo, poniéndome yo en una posición de absoluta superioridad, y reírme de toda la estupidez humana. Les recomiendo que se paguen un pasaje de 1era clase en esa compañía porque se pueden llegar a reír y mucho.

Cuando se empezó a llenar la sala de gente importante, mi sala, empecé a notar que todos los que estaban eran quizá más pichelas que yo. Pero era muy gracioso que lo que había sido un juego para mi, esa máscara que me había puesto, era real para esta gente. Se consideraban más por estar en primera clase y la posta es que era una porquería la diferencia. Ojo, los asientos eran cómodos (si bien vi algo que no entendí y no quise entender…habían dos personas al fondo durmiendo en el piso…no supe si era que no habían asientos libres, gracioso si sobrevendieron esos asientos,  o que realmente habían bichicomes en la primerísima clase del buque).

Cuando arrancó la travesía, abrieron el gran Free Shop del barco…nueva sorpresa…el free shop era compartido entre los pichelas de primera clase y los aún más pichelas de lo que llaman “clase turista” (pobres se podría decir también). Yo quería comprarme un perfume y lo intenté…pero la verdad, era peor que la fiambrería del supermercado a las 17.30. Sentí nuevamente la ironía del cartelito “First class” que figuraba en el barco.

Al rato volví a mi asiento, tan cómodo él, y pude reírme un poco más al ver que los seres desagradables que me había cruzado en el Free Shop, peleando por obtener una botella más de whisky así se ahorraban 5 dólares, estaban sentados aquí también cual rey en su corte, en un país que carece claramente de realeza.

Finalmente decidí “acostarme” a dormir un rato y terminé despertándome ya en puerto. Como era una primera clase mediocre, al bajar del barco tendría 3 horas más en bus hasta llegar a mi ciudad natal. Aquí sucedió nuevamente un cruce con la triste realidad de la falsa clase alta. Al mirar hacia afuera, nosotros, los pudientes, teníamos que salir por la misma puerta que el resto de la gente, la gente normal. Nuevamente pelee para poder bajar, para obtener mi bolso y finalmente cuando fui a buscar el bus correspondiente a la primera clase…descubro que este no existía. La clasificación por la que había pago ya había terminado, se me había degradado, volvía a ser un halcón más, ya no uno del risco más alto.

Pasada la depresión de la cruda realidad, pasadas las peleas más ridículas con viejas chotas y con gente guarra, obtuve un asiento en un ómnibus de lo más feo. Cuanta gente que había y cuantos olores (que yo era particularmente capaz de oler pues tenía puesta una tirita nasal “respira mejor”). Empezó nuevamente la travesía y yo suponía que era lo último, que no habría que pelear más para poder llegar a mi hogar y así poder arrancar mi semana.

Estaba equivocado…si bien el viaje en bus no lo recuerdo ya que dormí absolutamente todo el mismo, tuve que despertar nuevamente y ver finalmente la terminal de buses de mi ciudad. Al despertar tuve el siguiente pensamiento en mi cabeza: “Volver a MICIUDAD es como estar teniendo el sueño más bello, ese que tanto buscaste tener, ese donde tenés todo lo que querías, y alguien decide tirarte un baldazo de agua fría, ni siquiera tibia”.

Como ya era un poco tarde y tenía que estar en mi trabajo no mucho después de esa hora, decidí tomar un taxi (pese a estar en números muy rojos). Aquí es donde la aventura me llevó al borde de la ira… ¡había que hacer otra cola más para tomar un taxi! Habiendo miles de taxis en la vuelta, solo podía esperar a que me dejaran subir a uno. Yo no sé bien quien fue el burócrata que pensó esto, pero la verdad si me estás leyendo te podes ir bien ido a cagar. Por cierto, agrego también para otro burócrata…al que determinó que en el predio donde está instalada la empresa en la que trabajo ya no se puede ingresar por la puerta oeste…te vas bien ido a la mierda, putón!

Bien…disculpen un poco los exabruptos…no soy muy amigo de la burocracia extrema… Estando en la cola me cuestioné si no llegaría antes a mi casa caminando, o si existía la posibilidad de encontrar otro taxi si salía de la terminal, y lo confieso, en ese momento pensé “la puta madre, por qué la tienen que complicar tanto” y mientras pensaba esto dije, quizá muy fuerte, “la puta madre, por qué la tienen que complicar tanto”.

Eventualmente me tome el taxi como cualquier otro ser de esa cola, sin mayor distinción, habiendo abonado un ticket que decía otra cosa. Finalmente llegué a casa y pude saludar a mis viejos halcones, deposité todos mis petates en un rincón y me tiré a robar un poco de tiempo extra, un gol de oro del sueño, antes de aceptar la cruda realidad del trabajo.

Pero siempre con una duda que me carcomía… ¿Por qué la gente es tan imbécil? O quizá, ¿por qué la gente hace estupideces? Como puede ser que alguien se crea más por estar en un asiento un poco más caro… simplemente tendría que agradecer que pudo obtenerlo, que lo posee por ese rato. Porque en el momento que nos creemos estas mentiras, todo se va al carajo…mantener ese cuento de fantasía es bastante difícil.

O por otro lado, los muchachos poderosos y muchachas poderosas que controlaban quien subía al taxi, en qué momento y de qué forma. Siempre me sorprende ver que la gente se sienta tan poderosa con tan poco, me dan una mezcla de sorpresa y pena. Estos chicos y chicas realmente daban la impresión de ser otros reyes y reinas, y lo loco era que en la cola estaban los viejos reyes y reinas...cuyo poder había caducado tres horas antes, antes de subir al bus que los acababa de dejar sin pena ni gloria…cuanta realeza junta y cuanta pobreza al mismo tiempo…

Recuerdo, o más bien se me recuerda a menudo, que en mi bella infancia dije otra de las frases características de un ser como yo, un paria entre los parias. La frase fue dirigida a alguien que ya no se encuentra en este plano de existencia pero que tengo fe algún día escucharé otro de sus chistes cuando siga su camino, y sonaba más o menos así: “En lo del Tío F son pobres porque siempre toman Coca-Cola” (leerlo con voz aguda y tono muy de niño…aunque capaz ya tenía 17 años ahí).

Si bien la frase quizá suena muy tonta, permítanme decirles que el concepto es de lo más bello e inteligente (sé que no estoy siendo muy objetivo aquí, pero por ser yo mismo me lo puedo permitir…ustedes sabrán entender…o no). Mucho tiempo después se formó la idea que quise presentar ese día, un poco más formal y menos capitalista. Quien tiene la plata, no la anda mostrando por la vida, así como quien tiene las minas no necesita hacer alarde, así como quien tiene la pinta no parece afectarlo (salvo a los metrosexuales que son enfermitos y tendrían que tratarse…o algo así dijo nuestro venerable Cotugno).

Lo que intento expresar es que el mostrarse como algo distinto, a mi entender muestra inseguridades, desconocimiento y unas terribles ganas de ser alguien más (releyendo este gran texto no puedo dejar de pensar, ya que está de moda, en nuestro desagradable vecino Rodolfo Fort…o algo así). Seamos quienes somos, y recordemos que quienes somos es un ser muy parecido al que está al lado (salvo en mi caso). No somos el “Ingeniero Perez” o el “Doctor Arnoldo Gutierrez”, el título más difícil de ganar es el de persona, y pocos lo tenemos…te invito a que hagas el curso.

Aquí dejo este texto, ya que se está yendo de largo y aunque no lo parezca, tengo cierto tope y cierta conciencia. Simplemente una cosa más, un comentario interno…este texto va para aquellas dos Fs que yo consideré pobres en riquezas y que se fueron hace un ratito por ese camino que eventualmente hemos de seguir.

Con mucho cariño,

Gavilán.

martes, 16 de noviembre de 2010

El hoy es un regalo y por eso se le dice presente


Que loco todo, ¿no? Este post lo imagine hace un par de horas y desde entonces cambio muchas veces en mi cabeza, tomo nuevas formas y otros contenidos. Se le agregaron experiencias que viví en ese rato que tuve entre que nació la idea y el momento en que mis dedos comienzan a reescribir lo que ya estaba escrito. Hoy incluso estuve escribiendo otro texto, uno más chabacano, de los que intentan ser “reideros”. Pero ta, me quemé y quiero escribir algo para mí más interesante, para ustedes lo desconozco. 

Como último detalle agrego algo muy interesante que me pasó hace instantes. Mientras caminaba hacia mi casa me crucé con un amigo de mi hermano (del que es de la vida y de sangre al mismo tiempo). Charlamos un ratito mientras nuestro camino coincidía en dirección y sentido y por último, cuando se iba me dijo “me alegro de verte bien”. Lo loco de esto es que si bien esa frase me la han dicho antes en mi vida, nunca la había sentido real y apropiada.

Bueno…ahora me empiezo a sacar el queme que tengo así me descargo en ustedes y yo me voy tranquilo a dormir, que lo necesito (por cierto, si ven cosas sin sentido es el sueño y mi locura sumados). El motivo de este queme del que hablo es que hace algún tiempo vengo escuchando una frase que me está entrando a preocupar. La frase de la que hablo es del tipo “que pena que no te conocí antes” o “si nos hubiéramos conocido en otro momento…” o también “no es el mejor momento”. Hace tiempo que vengo escuchándolas y hace tiempo que me planto en contra de ella de forma tajante. 

Para aclarar bien a lo que voy, les paso algún dato más de mi persona, por si aún no me conocen del todo. Teniendo casi 27 años puedo afirmar que todo en la vida me ha llegado tarde o no me ha llegado aún…creo que lo único que me ha llegado antes de tiempo ha sido mi “iluminación”, o más bien, mi entendimiento de mi mismo.

Utilicé de forma expresa y mal intencionada la frase “todo en la vida me ha llegado tarde”. ¿Por qué hice esto? Porque así como permito que un pedacito de mi mente me diga que las cosas buenas siempre me llegan tarde, también se que siempre las cosas me han llegado en el momento que debían llegarme. El mundo y el universo, temo, son mucho más simples de lo que pretendemos que sean y decir que algo sucede antes o después de tiempo me suena raro. En si considero que este tipo de frases son utilizadas como “salvavidas”, las utilizamos como comodín para decir algo que no podemos pronunciar o no sabemos interpretar.

Hará cinco días uno de mis nuevos hermanos me dijo algo como “que pena que no nos conocimos antes, habría sido interesante”. A esto le respondí que estaba seguro que si nos conocíamos antes, era muy probable que no nos bancáramos demasiado. Aparte de esto, y aquí me descanso en vuestra capacidad de aprendizaje, creo que la teoría del caos, la teoría de cuerdas o el experimento del gato de Schrödinger, alguno de estos, nos explicaría que si las cosas hubieran sido distintas entonces muy distintas hubieran sido las cosas.

Así que no consideres nunca que me conociste temprano o tarde, o en un mal momento, o que las cosas de tu vida se dieron a destiempo, no trates de manejar o entender todas la variables (en especial la que corresponde al tiempo, por lo general llamada t). Viví la vida, disfrutala, y aceptá las cosas que te suceden cuando te suceden y como te sucedan. Pero no intentes buscar mayor explicación porque no la hay, las cosas suceden y mientras menos intentes comprender más vas a entender.

En mi caso, finalmente acepto las cosas que han pasado, ya que el ayer es historia, y esta historia en particular me define. Es mi historia la que me hace quien soy, la que hace que todavía teniendo 26 años haya entendido finalmente muchos de los secretos de mi vida, de mis éxitos y de mis fracasos. Tampoco voy a hacer futurología, ya que como dijo una tortuga amiga, “el futuro es un misterio”. No me importa controlar las variables que hablan del futuro, no lo hago porque en otra época lo intenté y poco podía controlar. 

Pero el regalo que se me da hoy, lo voy a aceptar con muchas ganas. Todos los nuevos amigos que han aparecido, algunas viejas amistades renovadas, la mejor relación que podría pretender con el más viejo de mis amigos, quien creo me dio mi primer obsequio, todo esto por lo que agradezco muchísimo apareció o cambió en el momento que debía hacerlo, en el momento que yo podía entenderlo.

Así que a vos te digo, no te preguntes más qué hora es, qué día es hoy, cuanto ha pasado desde la última vez que te preguntaste algo así, no te preguntes cuándo fue que me conociste, o cuándo fue la última vez que me hablaste, o cuándo…no tienen sentido esas preguntas, porque aunque sepas las respuestas, nada cambiaría, lo único que debería cambiar lo que pasa es tu cabeza. Por esto te digo, viví, disfruta, camina, caminemos, la vida se va a encargar de marcar los tiempos, de decir cuando algo empieza y cuando algo termina. Por último te digo esto… no hay buenos y malos momentos en la vida, simplemente hay momentos… como uno los vive siempre es elección de uno y siempre se puede elegir.

Los quiero como nunca,

Sparrow

jueves, 11 de noviembre de 2010

Conclusiones tontas para problemas idiotas (o de idiotas)

Ayer me pasó un evento de los que llamo “locote”. Estaba revisando mi celular puesto que cada tanto me gusta limpiar tanta basura que tiene (contactos innecesarios, mensajes viejos y aburridos, configurar la hora si está marcando algo distinto de las siete) y encontré una nota que hice en abril de este año. Explico algo…yo generalmente escribo notas en el celular para guardar información que considero de alguna forma relevante para la humanidad y que no la quiero olvidar. Por ejemplo, en abril del 2009 y en base a un mensaje de texto de una amiga, guarde algo que consideré sumamente importante para la posteridad. Mi amiga me había escrito “un casamiento sin vilma palma e vampiros es medio raro”…

Bien, en abril de este año escribí algo que realmente no recordaba hasta ayer cuando lo vi y que evidentemente eran los principios de esta aventura loca y fascinante que ha sido la escritura. La nota decía exactamente “Blog: conclusiones tontas para problemas idiotas”. Creo yo que en aquel momento se me pasó por la cabeza hacer un blog con ese nombre y ayer al verlo determiné que quería escribir un post en honor a ese mensaje y al momento en el que lo escribí (que me reservo el cuento de ese momento porque no tengo ganas de compartir tanto con ustedes).

Ahora bien…hasta aquí tenemos un título, mas no un tema, ya que hablar de problemas idiotas o de conclusiones tontas en forma genérica me llevaría 50 páginas o tres líneas. Entonces pensé… ¿qué problemas idiotas me he encontrado en la vida, problemas que todo el mundo tiene? No voy a listar la cantidad de problemas idiotas que he tenido porque no sé si “blogspot” soportaría una lista tan larga, pero bueno, los he tenido (extraño siendo yo una mente tan brillante). Bien, de esta lista tomé el más idiota de todos y que hasta hace algunos meses me acompañaba…intitulo el mismo “la infelicidad total y completa insatisfacción con la vida” (no es necesario explicar donde redunda la idiotez del problema).

Por último me estaría faltando llegar a alguna conclusión, que para que este texto tenga algún sentido, intentaré que sea muy tonta, sino demostraría mi propia “tontez”. Bien, que les cuento que he hecho parte de mi búsqueda en la vida, no solo conocerme sino que en particular saber en qué momentos mi mente está “más clara”. Por suerte puedo decir que encontré varias actividades que me dejan en este estado, simplemente por compartir algunas puedo mencionar los siguientes momentos: “cuando me baño”, “cuando estoy con un pedo azul” y “cuando doblo ropa” (si, esta última es muy rara, pero muy cierta).

Para ahondar un poco más en el concepto de la claridad mental, de forma de que ustedes si quieren hagan los ejercicios necesarios para encontrar sus momentos, les cuento un poquito más de que se trata. Los seres humanos somos seres muy nefastos en muchos sentidos. Uno de ellos y quizá el más grosero es la forma en que nos mentimos constantemente a nosotros mismos, o más bien, como nos miente nuestra mente. Soy un fiel creyente (y mi psicoterapeuta ha ayudado a empeorar mi locura en este sentido) de que nosotros podríamos ser seres mucho más luminosos si calláramos parte de nuestra cabeza, la que nos da los pensamientos oscuros.

Estos por ejemplo pueden ser los celos, rencores, tristezas superficiales, imposibilidades no reales. Siempre recuerdo, y les dejo como ejercicio encontrar ustedes un caso propio, una vez hace un tiempo que estaba estudiando para una asignatura de facultad. Muy difícil ella y muy trancado estaba yo. Leía una y otra vez el texto y no entendía una mierda, chino básico era. Más leía, menos entendía…sentía que se acercaba el parcial y yo iba a ir más regalado que Mustage en primavera. Pero en un momento pasó algo muy interesante, me di cuenta que, no solo entendía lo que estaba leyendo, sino que no tenía que estudiar nada más porque era muy fácil para mí.

Fue así que fui al parcial y alcancé un alto porcentaje en el mismo. Mucho tiempo después hablando con mi loquero, le conté este suceso y su frase fue “ahí le hiciste pica a tu mente”. Desde allí se que en mi existen dos tipos de pensamientos encontrados… los unos, luminosos ellos, son los que siempre me han permitido avanzar y encontrar los caminos para las felicidades que he sentido… los otros, los oscuros, siempre han sido y serán una traba. Son los que nos frenan siempre, los que nos generan miedos, los que no nos dejan avanzar pese a que esté en nosotros ese avance. El tonto ejemplo del parcial me educó muchísimo, mi mente no paraba de decirme que no sabía nada, pero muy dentro mío supe que lo sabía todo y que no necesitaba saber más. Es así que desde entonces me estudio cual conejillo de indias para saber en qué momentos esas oscuridades están más lejos.

Como doblar ropa se ha vuelto una de las claves de mi éxito es que me permito que se acumule mucha sin doblar en mi cuarto (perdón a los que les moleste). Es así que un día de este año, digamos de Junio por situarnos temporalmente, me sentía muy triste por lo mierda que es la vida. Tan triste estaba que decidí ordenar mi cuarto, para despejarme, para no pensar…o mejor dicho, para pensar bien. Hago una acotación, estoy convencido de que doblar la ropa me ayuda porque evidentemente no tengo los skills necesarios para que esta tarea me resulte fácil, teniendo que poner gran esfuerzo en la realización de la misma. Asumo que eso distrae a mi mente momentáneamente.

Mientras me encontraba en ese juego tan íntimo me llegó la siguiente idea, confieso que fue una de las más brillantes que he tenido. Me propuse un juego en el juego. El nuevo juego consistía en desarmar mi vida en un puzle, determinar las distintas fichas que “me arman” para luego armar el puzle sabiendo lo que el total será a las partes del mismo. Las distintas fichas fueron por ejemplo “trabajo”, “estudio”, “familia”, “amigos”, “parejas”. Cada uno podrá decidir cuantas fichas tiene su puzle y que significa cada ficha (lo único que les digo es que sea un puzle de niños, no uno de 1500 fichas que después es imposible de armar y del cual terminamos teniendo 1467 fichas…ahí estoy casi seguro que el ejercicio no serviría de una mierda).

Cuando miré cada una de mis fichas, las analicé detenidamente. Por un lado, me encuentro inmerso en el mercado laboral hace ya unos 4 años por lo que de momento el trabajo es una de las áreas casi resueltas, encontrándome en este momento donde realmente quiero estar. Por otro lado, el estudio, si bien interminable, nunca ha representado un problema mayor en mi vida, por lo que es otra pieza del puzle que no presenta complicaciones. Cuando miré la ficha de mi familia, vi problemas, vi despedidas, vi cosas muy tristes, cosas muy naturales, cosas que hacen a la familia. También vi vínculos que no son tan comunes y una base que no todos tenemos la suerte de tener. Por lo que si bien esta ficha no se presenta tan fácil como las otras dos, de las tres es la única que logra sumar algo. Porque si bien se han pasado momentos duros y tristes, eso no ha hecho más que fortalecernos.

Me quedan dos fichas más, de las cuales hablaré concisamente, si es que soy capaz de hacerlo. Las amistades por suerte, si bien han sido escasas en otras épocas, hace ya algún tiempo son muy reales y se han vuelto mis hermanos y hermanas de la vida. Por último, la ficha más compleja de todas…la figurita del álbum que nadie consigue. Ok, si bien no he tenido grandes suertes en este aspecto, en si es la pieza más chica de todas, una esquinita del puzle, que llega cuando debe llegar y no cuando se quiere (suena en mi oídos la canción Fix you de Coldplay…”When you get what you want but not what you need”).

Fue así que me dije… siendo los átomos que conforman mi vida completos, siendo que no hay huecos, que cada pedacito de mi vida tiene el color que deseo que tenga, ¿cómo puede ser que el total sea una mierda? PICA! Que gran mentira encontré en ese momento y que gran verdad también…uno de esos momentos en que el camino se bifurca y uno sabe que está tomando por un sendero de luz que solo puede terminar bien, mejor, uno único.

Por esto te digo hermano y hermana de esta vida, hazle pica a tu mente siempre que esta se esconda para dañarte, no le dejes originarte una idea nefasta en tu cabeza (Inception), recupera tu vida y tu felicidad, como dicen mis amigos de FA…defendé tu alegría (para los incautos que nunca entienden nada…esta es la conclusión tonta).

Fue realmente un gusto enseñarles hoy,

El grupo de docentes de “The Last Flight of the Hawk”

martes, 2 de noviembre de 2010

Un muerto más para su día.


Estimados y estamadas lectores y lectoras. Me disculpo en primera instancia por no haber escrito en tanto tiempo…se que les he faltado y que sus vidas han quedado sin mayor contenido (no me sorprendería que hayan mirado mucho showmatch y todos sus satélites). La razón por la que estuve ausente fue totalmente ajena a mí y se debió a que la temporada de caza de halcones fue decretada en mi tierra y me tuve que volar del pico del barón donde habitaba, para buscar nuevos horizontes. Conseguir la wifi robada para poder conectarme de vuelta fue lo que más me costo, pero heme aquí a mí y helos aquí a ustedes.

Como una nota extra de su hermoso e inteligente redactor, desearía hacer una breve aclaración. Cuando escribo por lo general me refiero a la raza en sí y no a un género, salvo casos particulares donde quedará más que evidente. Esto lo digo porque detesto los discursos del estilo “buenos días díos, nos encotramos encontramas aquí acá reunidas reunidos para celebrar celebrar (no supe cómo hacer el cambio en esta palabra) el la cumpleaños cumpleañosa de blah blah blah”. Creo que se entiende mi punto.

Desconozco si en todas las latitudes hoy 2 de noviembre es el día de los muertos. Desconozco la razón por la cual este día en mi latitud se llama así, si es por algo macabro o satánico o simplemente católico (la peor de las tres opciones, está demás decirlo). Pero hoy, agrego un muerto más al día, uno que no recibirá flores pero que engrosará la lista de aquellos que se han ido para no volver.

Es difícil muchas veces decir adiós. Hay muchos tipos de adioses y muchas formas de decirlos. Últimamente me ha tocado demasiadas veces decirlo y no han sido experiencias muy gratas ni placenteras. Hoy me encuentro en esta situación nuevamente. Hoy me despido de un amigo del alma, quien me acompaño brevemente en este camino y quien dejará de existir en el momento que mi pincel termine de pintar este bello retrato.

Cuando lo conocí hace breves meses, muchos se preguntaron por qué razón yo podría entablar amistad con él. Se especuló mucho, por interés, por rebeldía, por osadía. La verdad iba mucho más allá de todo eso. El significado de esa amistad era mucho más profundo y se extendía al alma.

No fue la única persona que conocí en ese momento, fueron muchos amigos que me ayudaron a olvidar viejas amistades, viejos pactos. Hoy me despido del último de ellos. Me dejaron mucho, me hicieron crecer, pero la amistad se desgastó. Todo el significado que tenía la misma degeneró, y ahora está cargada de una oscuridad que no concebía en un origen.

Ahora me veo con mis viejos amigos y nos sabemos distintos, sabemos que ya no es lo mismo, que el camino que andaremos será distinto. Pero de estos sabios amigos, estos que conocí en la vecina orilla, en ese gran país que tuve la suerte de conocer tantas veces, de ellos solo me quedará el recuerdo, mas nunca saldremos a pasear, nunca más secretearemos por los pasillos, nunca más la gente preguntará “¿halcón, por qué eres su amigo?”

Aquí te despido mi amado expansor, mi oreja izquierda te extrañará más que nadie y sé que tu también a ella. Has sido querido como pocos.

Con congoja en el corazón,

Gavilán sin adornos.