jueves, 17 de febrero de 2011

Uno de los poderes...

¿Quién no ha soñado alguna vez con tener algún tipo de poder? ¿Volar? ¿Visión de rayos x? ¿Fuerza sobrehumana? ¿Mi capacidad de razonamiento? Yo si he soñado con estas cosas y con mucho más. Seguro estoy que si realmente describiera mis sueños respecto a este tema, me internarían en alguna clínica. Pero bueno… en una época de mi vida era un soñador, estaba conectado a la matriz y no paraba de soñar. Pertenecí a todas las historias, por momento era de DC Comics, en otros estaba en Marvel, quizá más tarde viaje por la tierra media para luego internarme en Hogwarts… si bien siempre he vivido en Terramar.

Es evidente que existen muchos poderes en el mundo, muchos de estos pertenecientes a las personas. También es evidente que aún no se ha comprobado si alguno de estos poderes es de los antes mencionados, pero quién te dice… Ahora, el tema es que he dedicado algunos minutos para pensarlo seriamente y quise adentrarme en un mundo en particular, el de los poderes del hombre.

Deben de haber muchos, pero hay aún más que se colocan en esta categoría y que no creo que correspondan. Por ejemplificar, generalmente se considera al mandatario de un país como una persona poderosa. Y si, es cierto que esa persona influye sobre grandes masas, pero no por un poder en particular que posea. El poder lo posee el “sillón” en el que se sienta, no él mismo. Al terminar su mandato pasa a ser o un viejo senil, o uno fascista, o un viejo que se cree consejero del mundo en todos los asuntos o un simple ex ladrón.

De estos “sillones” hay muchísimos por todo el mundo, sillones de poder…así como los anillos. Pero insisto, no son poderes innatos de la persona ni tampoco adquiridos, son simples poderes temporales que desaparecerán en el muy corto plazo y que es probable que dejen a la persona en peor estado del que se encontraba (ya que pasar de ser Superman a simplemente Man no debe ser lindo).

Hace algunos años ya que dedico todo el tiempo que puedo (y puedo muy poco) a la lectura de libros que no aportan nada pero que quizá lo dicen todo. Es así que me he visto envuelto en mundos de fantasías muchísimas veces donde en algunos casos la magia abunda y en otros ni existe. De estos mundos en los que si existe la magia, en estos días he llegado a entender algo que me pareció de lo más interesante (si bien mi amigo el Pianista-Crítico me va a decir que me pongo a hablar como Paulo).

Consultando uno de los libros más “nuevos” que existen sobre la materia “magia”, llamado Harry Potter, podemos ver qué es lo que hace que el libro sea realmente para niños (en comparación lo veremos). Cuando los chicos y chicas, señores y señoras del libro realizan algún hechizo, estos están escritos o pronunciados casi como palabras comunes…a veces resulta muy choto. Cuando uno lee “petrificus totalus”, como que no hay más que sumar dos más dos y nos dará que la persona afectada será petrificada totalmente. O también había otro llamado “stupefy”, que nuevamente no alcanzaba a complicarnos mucho a la hora de comprender que alguien iba a ser estupidificicado… significando esto quizá que iba a escribir un libro similar al que estábamos leyendo o vaya uno a saber qué.

Así que sí… podría decir que donde más le erra Harry Potter, o más bien su “autriz”, es en el pequeño hecho del cómo realizar la magia, cuándo y con qué costo (pequeño asunto en el caso de un libro que trata sobre justamente ese tema).

Si por ejemplo nos fijamos en algo un poco más interesante como puede ser El Señor de los Anillos, veremos que en sí no hay ninguna palabra (que yo recuerde al menos) que exprese algún hechizo. Incluso veremos muy poca magia y esto se da debido a que su autor consideraba que un mundo en el que la magia se utiliza para todo es un mundo en el que la magia no es algo “particular”, perdiendo justamente su magia (o algo así…el Pianista-Crítico va a tener algo que decir al respecto de esto también).

Luego podemos analizar un par de libros más con los que me he cruzado. Empezaré por Eragon, libro en el que se “basó” la película con el mismo nombre. Aquí si vemos un uso moderado de la magia, podremos ver las palabras que utilizan y lo más interesante es que no reconoceremos ninguna de ellas. A su vez el uso de esta, está restringido por la energía del que la realiza, por lo que no tendremos a un Harry tirando hechizos a diestra y siniestra como si fuera una AK-47 lo que tiene en la mano.

Pero lo más interesante de este libro que les hablo es que las palabras que utilizan están en el idioma “antiguo”, el que hablan las razas más antiguas y que sería el de la creación de la tierra. En este idioma, según nos cuentan, el nombre de algo Es ese algo y por eso se puede lograr manipularlo. Pero pasemos al último libro antes de seguir con esto.

El último no podía ser otro que la saga de terramar (earthsea) de la cual proviene Sparrowhawk (Gavilán). Aquí también la magia es utilizada con mucha consideración, ya no por la energía de la persona utilizándola sino por la mantención del equilibrio natural de las cosas (aunque ahora que lo pienso la energía también estaba…bah…no improta). Pero aquí también (y no sé si esto ya había sido utilizado antes o si fue creado por su autora) las palabras de poder provienen de la lengua más antigua, la que hablan los dragones (en Eragon son los elfos los que la hablan), la lengua en la que no se puede mentir, lengua en la que las cosas y su nombre son lo mismo.

Es así que según estos dos libros todos tenemos un verdadero nombre en esta lengua, distinto al que utilizamos habitualmente, que es nosotros y que debe ser cuidado con recelo ya que un mal uso del mismo por terceros podría significarnos serios problemas.

Quizá ya se perdieron en la lectura o perdieron todo el interés en la misma. No los culpo, quizá yo perdería también todo el interés. Pero ta, quería llegar a algo y lo estoy intentando…espero lograrlo…

Esta última concepción de cómo pronunciar la magia es por demás interesante. Porque más allá del poder interno de las personas, depende de sus conocimientos de las palabras en ese idioma raro para poder utilizarlas de alguna manera. Y de esto quería hablar, entre otras cosas…del poder de las palabras.

Que les cuento que aquí estaba yo en mi trabajo cuando alguien me hizo un comentario que género en mí el decir una palabra x. La palabra es muy pelotuda como para pronunciarla, pero fue muy gracioso lo que esta me produjo. Me trajo muchísimos recuerdos de otra vida (para los más incautos aclaro que eran recuerdos de esta misma vida, pero de otra época que ya parece otra vida), gentes que ya no veo más, lugares, momentos. Y fue eso, tan solo una palabra.

Qué loco como una palabra te pueda llevar a tantos lugares, pensé. Y en este caso la palabra la pronuncié yo mismo…lo que me llevó a algo aún más interesante (como siempre, para mí). Este arte de la magia cuyo poder radicaba, en parte, en el conocimiento de los nombres de las cosas, quizá en parte lo dominemos todos. Evidentemente no estoy diciendo que puedo prender la tele si se que se llama “carlos”, lo que digo es que quizá somos nosotros los que tenemos muchos nombres.


Me explico un poco… quizá es difícil que encuentren ustedes mismos esas palabras que “los dominan”, pero las hay. Muchas veces escuchamos a alguien decir algo que nos moviliza por dentro (y a veces por fuera), muchas veces nos alegramos sin razones pero otras incluso nos entristecemos al escuchar esas palabras. Y es ahí donde digo que estos son nuestros nombres, nombres que a veces haríamos bien en quitarnos.

En lo personal conozco muchas cosas que pueden ser dichas y se que me afectaran, y lo malo es que muchas de estas restan, y restan mucho. De todas formas no me asustan estas frases y palabras conocidas, me asustan las otras, las que aparte de afectarnos nos sorprenden por desconocerlas.

Quién no ha escuchado la frase tantas veces dicha “¿sabés quién decía eso L?”.

Pero que loco que no solo en las palabras hay poder. Las imágenes también pueden tener un gran efecto en nosotros. En este caso creo que la mayor parte de las veces nos moviliza las emociones de forma “positva”. Vemos una imagen en la calle, viajando, en la tele, que nos lleva a otro lugar, a otra época, a cuando veraneábamos de niños o cuando hacíamos deporte en el liceo.

Por último creo que hay algo que es suma de muchas cosas, y que son las canciones. Hay una canción de un grupo local (que en particular tiene una versión cantada por una chica que es mágica) que tiene una frase tipo “los amantes siempre quieren su propia canción”. Por alguna razón es cierto, las parejas siempre terminan eligiendo una canción que las define. Es esta canción, supongo yo, la que usan cuando se van a casar, cuando desean festejar, cuando desean recordarse el uno al otro cual es la esencia de lo que tienen.

Pero son estas canciones las que, en esos poquitititos casos en los que estas relaciones se terminan, toman nuevos sentidos que resultan mucho más oscuros. Actualmente tengo la política de evitar dedicar temas y que me dediquen a la ligera…

De todas formas, aunque uno pueda curarse de esos temas que nos recuerdan a esas personas, y pueda finalmente escuchar estas canciones sin que su sensibilidad sea afectada, hay momentos en los que estas palabras, canciones, imágenes, toman sentidos sin mayor intencionalidad. En mi caso, por ejemplo, hay una canción bastante nueva y creo que hasta muy linda (tema que en otras condiciones me pasaría escuchando), que por cómo la conocí y por el peso que tuvo ese momento no hay forma de que la escuche sin sufrir un bajón en mi moral y estado de ánimo… pero como siempre, lo estoy trabajando y al menos conozco a mi enemiga (aclaración… este tema ni lo dediqué yo, ni me lo dedicaron).

Sin mucho más que decir, me despido

Gavilán.

PD: Este texto fue escrito hace cerca de un mes y hoy es posteado. Pero al releerlo me pasaron varias cosas… una es que recordé que tenía que agregar algunos puntos más a la misiva… pero otra y más importante, encontré que había información que ya caducó. De todas formas estoy en una nueva política de no cambiar lo que escribí hace más de una semana, por lo que en este caso haré un agregado por estos temas…y aquí va…

Una gran amiga dueña de un balconcito en la ciudad me comentó como al pasar, cuando vio la primera versión de este texto, que había omitido un tema importantísimo. ¡¡¡Los olores!!! Claro que los olores son tan importantes o más… el poder que tiene un olor quizá no lo tiene ninguna palabra. Una fragancia que nos recuerda la infancia, o un amigo perdido, o una pareja. Puede transportarnos y transformarnos nuevamente en niños, puede hacernos sonreír en un momento de suma tristeza, nos abstrae. Porque este es el poder de todo esto… nos puede transportar a otro plano del que estamos, pudiendo ser esto tanto bueno como malo.

Por último una simple aclaración… he resuelto mis problemas con esa canción en particular que asociaba a un momento bastante nefasto. Por suerte las soluciones siempre están si las buscamos, si sabemos buscar, si sabemos qué buscar. Así que ahora, todos a escuchar Hey Soul Sister que está barbará… sobre todo si estoy pensando en Vos (les aclaro a todos…Vos no me sigue en este blog, así que no se para que escribo estas cosas).

jueves, 10 de febrero de 2011

La búsqueda del tesoro

Mmm… ¿Cómo empezar este texto? Quizá diciendo que estoy quemado con todos y todas… no… no es políticamente correcto… pero… ¿Desde cuándo me preocupan las idioteces estas de lo correcto? Por otro lado quiero que lean el texto… así que debería excluirlos a ustedes de mi odio… aunque como dije en mi primer post, me chupa tres huevos si estas líneas no le llegan a nadie… y en el caso de este texto…quizá mejor que ni llegue… así que si… mejor empezarlo bien arriba cosa de que nadie se pueda quejar…

Se van todos a la re putísima madre que los pario… y ya que estoy… vos… señor de las alturas… te vas a la mismísima mierda…

Uf…ahora sí…mucho más relajado…puedo continuar escribiendo… Como siempre, mis poderes de lectura mental me dicen que ustedes se están preguntando, ¿qué mierda le pasa al Halcón? Bueno, me pasan muchas cosas… y a ustedes no les contaría ni la mitad (lo que es mentira pues a la mayoría de ustedes los conocí hace años y les he contado la mayoría de mis cosas (lo que es triste, decir que la mayoría de ustedes me leen porque son amigos (lo que termina siendo tonto, ya que podría mandarles un mail y no hacer esta bobada de meter todo en un post (lo que muestra que soy tonto, pero no me importa (ah, ustedes también lo son))))).

Bien…ahora voy a apuntar a algunos de ustedes. ¿Quién no ha escuchado alguna vez una frase como “no busques, ya va a aparecer”? Y, ¿Quién ha pronunciado alguna vez esa frase? A los segundos, ustedes son personas con mucho odio dentro que no deberían tener derechos en este mundo…pero los tienen…los tienen.

Che… ¿puede ser que esto está muy desordenado? ¿Puede que esto no se está entendiendo nada y está resultando ofensivo? Tienen razón… y como a mí no me gusta borrar texto ya que en sí sería tiempo mío que se fue a la basura, voy a recomenzar como si nada hubiera pasado.

Hola mis queridos amigos y amigas…hoy les quiero hablar de un mito…pretendo que lo analicemos juntos y que juntos lleguemos a saber una verdad, o parte de una verdad. El mito en sí es este…”Las cosas no hay que buscarlas, hay que esperarlas”.

Empecemos por el principio… ¿Qué nos quiere decir este mito? Pretende hacernos ver que las búsquedas son fútiles y en algunos casos malas. Por ejemplo, se usa mucho en el Relacionamiento Bi-Personal (RBP o parejas)… siempre nos dicen que no intentemos encontrar esa persona que queremos con nosotros, esa persona de alguna forma va a aparecer sin más, cual ninja.

Bueno…ahora que sabemos, más o menos, que nos quieren decir cuando nos dicen esto, empecemos a analizarla, o más bien, como voy a hacer yo, concluyamos lo que queremos concluir y después busquemos la forma de explicar esta conclusión (ejercicio: planteen una conclusión cualquiera a cualquier problema y vean, que salvo problemas matemáticos, todos llegan a tener hipótesis casi válidas).

En lo personal siempre he, como decirlo, detestado esta frase. Nunca me gustó que me dijeran que no tengo que buscar algo, ya que a mí me gusta buscar y me cuesta muchísimo encontrar. Lo que descubrí ayer (y dado que esto fue escrito hace como un mes, ayer no es ayer), mientras caminaba hacia el lugar donde habría de subirme a un bus que me transportaría, de la forma más incomoda y con más maltratos, hasta mi casa, fue que este mito tiene una hermosa dualidad. Me parece actualmente que esta frase es igual de cierta como de mentira.

Veámoslo parte por parte…por un lado y es por lo que la detesto, no creo que las solución al problema de buscar sea en efecto dejar de buscar. En muchas actividades de la vida el dejar de buscar termina significando el no avance en algún tema, que podría llegar a ser de mayor importancia.

A quién no le ha pasado alguna vez de no encontrar algo en su hogar y que cuanto más se busca esa cosa, menos cerca estamos de la solución. Finalmente la solución aparece cuando nos ponemos a buscar otra cosa, y como por arte de magia ese primer objeto aparece (secreto para encontrar el segundo: perder otro objeto más…no vale hacer trampa). Muchos dirán, en base a este ejemplo tonto, que esto es prueba clara de que no hay que buscar en la vida.

Bien…a estos varias cosas…primero, si consideras esto una prueba exhaustiva del tema, nunca en tu vida entendiste lo que era probar cosas…espero estés a tiempo de corregir ese detalle porque no puedo imaginarme una discusión contigo. Por otro lado, yo he probado algo genial que recomiendo ya que funciona…si estoy más o menos tranquilo mentalmente y centrado conmigo mismo (esto sí es una combinación complicada), y en efecto pierdo algo lo que más me sirve no es revolver todo mi cuarto y hogar buscando ese algo perdido, sino que me siento, cierro los ojos, medito sobre el objeto en cuestión, intento recordar los momentos en que lo use, descarto los más viejos y encuentro el momento en el que lo “perdí”.

Se preguntarán por qué esto funciona…y la respuesta a esta pregunta es de lo más divertida y amena… esto funciona pues ya sabemos dónde está lo perdido antes de empezar la búsqueda, fuimos nosotros quienes dejamos esa cosa en el lugar donde menos pensábamos para luego no encontrarla. Cuando buscamos por toda la casa y revolvemos todos los cajones estamos haciendo dos cosas mal, una es que estamos centrándonos en muchos lugares que poco tendrían que ver con esa cosa... es más, por lo general buscamos muchas veces en pocos lugares (estoy casi seguro que nuestra cabeza, como burla a nosotros mismos, elimina inconscientemente el lugar donde efectivamente, de buscar, encontraríamos la cosa). Lo otro que estamos haciendo mal es que nos estamos fijando en un lugar que no es, estamos buscando la solución a un problema que hemos cambiado…estamos considerando un nuevo problema.

Bueno…por otro lado en esta desmitificación del mito, tendré el agrado y el desagrado de marcar el por qué esta frase tiene parte de la razón. ¿Cuál es la parte real de esta frase? ¿No es tan solo una idiotez? Bueno…gracias a ustedes por estas preguntas que me ayudan tanto a lograr el resultado que buscamos. Esta frase no tiene una parte real y es una completa idiotez… pero el asunto aquí es que justamente el problema que tenemos es irreal y una completa idiotez.

Aquí es donde la frase muestra su punto más útil y flojo al mismo tiempo…el problema no es la búsqueda, el problema es qué buscamos y quizá hasta dónde lo buscamos. Por lo general, y esto no lo digo solamente yo sino que como ya les he mostrado ha sido escrito en temas musicales, la gente sabe lo que quiere y cree que lo que quiere es lo que precisa pero en última instancia lo que necesita es algo muy diferente.

Esta a mi gusto, es una de las razones por las cuales las búsquedas nos resultan tan nefastas, porque muchas veces le erramos en el filtro de la misma. Esto último puede ser por muchas cosas, si por ejemplo hablamos de relacionamiento con otras personas (amistades, parejas, etc.), muchas veces el concepto que tenemos de nosotros mismos nos distorsiona lo que a nuestro entender debería ser nuestro entorno.

Creo que el problema siempre es el mismo, nuestra cabeza. Es nuestra cabeza la que no nos brinda toda la información cuando buscamos algo perdido. De nuevo pregunto, si yo perdí algo, ¿no es lógico que sepa dónde está ese algo? Ojo, estoy hablando de las veces en las que, por ejemplo, nos sacamos el reloj de pulsera y lo pusimos al lado de la pileta del baño antes de bañarnos y nos fuimos al trabajo sin agarrarlo y cuando volvemos creemos que lo dejamos en el escritorio del trabajo, en el auto, se nos cayó en la calle, nunca lo agarramos de la mesita de luz, se lo llevó la empleada. Seguimos inventando posibles historias del pobre reloj que pocas posibilidades tenía de vivirlas y es recién cuando (por no irme a la mierda con lo que digo) vamos al baño en búsqueda de algo de higiene que lo encontramos finalmente.

Lo más probable que si nos hubiéramos frenado a pensarlo, lo habríamos encontrado en tiempo record.

Así que, ¿qué quieren que les diga? Para mí el problema realmente no está en la búsqueda, está en los parámetros. Así que dejemos de renegar de ellas, busquemos todo lo que haya que buscar, pero lo primero que debemos buscar son nuestros parámetros. Esto es, quizá, lo más complejo, ya que requiere conocerse…y… ¿quién carajo se conoce en esta vida? Totalmente no creo que nadie se conozca, pero es probable que con esfuerzo y mucho trabajo al menos puedas descubrir ciertas cosas.

Entre ellas, los parámetros de Tú búsqueda, porque es tuya, nadie te puede dar esos parámetros. Y esto último les digo…si van a abandonar las búsquedas, si ya es tarde para ustedes, hay una que nunca se debe dejar. Lo último que se pierde no es la esperanza, lo último que se pierde o abandona es la búsqueda de uno mismo. Nadie nos puede decir quiénes somos, solo uno puede saberlo. La mitad de las búsquedas que realizamos en la vida dependen intrínsecamente de esto, de conocerse, de saber quiénes somos, qué queremos, para qué estamos acá. Así que solo eso…nunca abandones la búsqueda más importante, la  búsqueda de tu identidad. Solo cuando sepas quién sos, vas a poder saber otras cosas que hace tiempo pretendes saber. 

Por todo esto concluyo, las cosas no hay que buscarlas, hay que encontrarlas.

Bueno… me voy porque quiero ver algo de tele antes de dormirme y ni idea de donde está el control de la misma… así que… me voy a buscar las pantuflas a ver si puedo prenderla.

Yo

martes, 8 de febrero de 2011

¿No quiere que le tire pétalos de rosa también?

Amigos y amigas, he estado un tanto ausente de mi espacio en estos últimos días. Los dejé con un gran texto y me desaparecí. Como ya todos saben no me voy a disculpar por esto (Ani, a vos te compro otro medio y medio, no hay dramas), pero bueno…hay una sola razón para haberme ausentado estos días, esta razón tiene nombre y apellido…y están muy en pedo si piensan que les voy a contar algo de mi vida privada.

Bien…antes de meterme de lleno en un tema por demás divertido que me surgió hoy, voy a repasar algunas reglas que quizá debí marcarlas al principio, y por omisión no lo hice. Así que, luego de más de veinte textos he decidido que es hora de entendernos un poquitito más.

The Last Flight of the Hawk es un espacio, al mismo tiempo, totalmente personal y público. Las razones porque escribo ya las dí alguna vez, al menos en parte, y algún otro día lo explicaré mejor (porque ahora lo entiendo mejor yo mismo). Pero lo importante es que así como yo no estoy obligado a escribir algo, ustedes no lo están a leer nada (importante que entiendan esto último).

Asímismo, creo que algunos de ustedes conocen la verdadera identidad de este Bruno Díaz pero quizá otros no. La razón por la cual escribo bajo el nombre de un personaje de ficción, es exactamente esa, porque esto es ficción…no la vida real. Quizá alguno comprendió mal y se creyó que vivíamos dentro de esto…pero bueno, no es así.

Es así que, si bien con alguno de ustedes he discutido algunos de mis textos (cosa que me fascina... hablar de mí), el hecho de escribir aquí no es una invitación a la crítica, ya que la mayoría de vuestras opiniones me interesan muy poco o nada.

Dicho esto, los invito a no leer más mis locuras si las vuestras no son compatibles. Por suerte tengo unos pocos lectores a quienes les gusta leer las idioteces que escribo y por tanto las seguiré publicando, ya que me divierte hacerlo. Ahora… ¿en serio piensan que me conocen un poco más o un poco menos en base a esto?

Hoy me pasó algo que quiero compartir con los pocos que se hayan quedado después de lo anterior (probablemente lo estoy compartiendo conmigo mismo). Lo que me pasó hoy, ya me había pasado una vez en el país de mis hermanos mayores hace algún tiempo y, como buenos hermanitos, hemos copiado esas buenas costumbres que nos definen como buenos tercermundistas.

Es muy probable que se me acuse de cualquier cosa después de este texto, pero recuerden…soy gavilán…gavilán tiene facebook propio (Sparrow Hawk), no tiene celular, no tiene una dirección conocida ni un teléfono fijo o de línea, no trabaja, no estudia, no hace nada de lo que hace quien escribe esto, ¿ok?

Bien…lo que me sucedió hoy es que luego de haber tenido mi jornada laboral completa, decidí, ya que no había almorzado, pasar por el supermercado Frisbee a comprarme una chocolatada, un cacho de pan y una bandeja de plata. Era poquito lo que tenía así que enfile para la caja de 6 productos o menos… al acercarme a ella, conté que habían unas 15 personas, y un cálculo rápido me hizo ver que cualquier caja donde hubiera una persona con 90 productos o menos era quizá mejor opción que la “caja rápida” (¡cómo estamos con esto de nombrar cosas con adjetivos que no les corresponde, eh!).

Pues bien… me dirigí a esta segunda caja donde mis probabilidades eran mucho más propicias a que no me desmayara de inanición, cuando sucedió lo impensado. El cajero (un ser de lo más extraño, debo destacar) empezó a hacer unos gestos raros con su cara, observando primero a la chica que estaba por atender (la persona con 90 productos o menos) y a alguien que debía estar detrás de mí.

Al darme la vuelta para ver que sucedía, descubrí el meollo del asunto… ¡una embarazada! Diría más… ¡¡una parturienta!! Esto hizo que observara el cartel que tenía la caja y efectivamente decía “preferencia a embarazadas”. Hasta aquí digamos que todo bien…ahora…observemos con un poco más de detalle el temita este.

Esta embarazada por alguna razón tenía que tener cierta preferencia, asumo yo que porque las embarazadas no pueden caminar o algo así (disculpen pero nunca estuve embarazada así que no se qué mierda les pasa que precisan cierta preferencia). Lo que me sorprendió un poco, fue que la señora esta no quería comprar 100 gramos de jamón magro y un litro de leche… ¡¡No!! Estaba llevando entre los miles de cosas, dos bidones de 5 litros de agua. Y si bien no estaba sola, se manejaba bastante bien para cargar con todo mientras su esposo, asumo, pagaba con su tarjeta de crédito.

Esto hizo que me cuestionara seriamente qué mierda nos pasa. ¿Por qué siempre tenemos que ser vivos? Yo también quiero no tener que hacer la cola del supermercado y de contar con algún tipo de preferencia, no sería tan vivo de comprar el surtido mensual, sino justamente lo utilizaría de la forma que debería utilizarse.

Pero bueno, siempre tenemos estas gentes que en un ámbito u otro se consideran princesas y príncipes, reyes y reinas y quieren que uno le tire pétalos de rosas a sus pies mientras caminan por sobre nosotros. Sin ir más lejos, las hermosas viejitas del bus que no pueden permanecer paradas, pero si te quieren pegar, empujar, correr adelante tuyo y taclearte para subirse al bus, etc, etc, lo hacen tranquilamente. Y discúlpenme todos ustedes, pero yo quiero llegar bien a la vejez, sin problemas de circulación ni de columna, por lo que no le voy a ceder el asiento a alguien que ya tiene estos problemas porque por así decirlo vos ya no tenés esperanzas, dejame conservar las mías.

Y lo aclaro, lo que más me molesta no es el hecho…he dejado pasar millones personas por miles de lados, he cedido asientos, incluso he realizado cosas de las que termino dudando de si no obré de pelotudo…lo que más me molesta es la actitud de estos reyes de la chatarra. No tienen una mierda, pero rompen las pelotas como locos. No saben ser gente, pero te pisotean con ganas.

Si llegaron hasta aquí y consideran que una vez más perdieron doce minutos y medio de sus vidas leyendo un texto vacío y sin contenido sepan que aquí, así como no hay preferencias tampoco hay reembolsos. Así que sigan caminando tranquilamente, sabiendo que esta vez quien los “pijeó” (me pregunto quién me habrá pegado esta expresión…ah… sí… ¡vos!) fui yo.

Como consejo, si van a un supermercado, tacleen a cualquier embarazada, viejo o agente de la ley…no es lo políticamente correcto…pero creanmén que el escarnio público por esa acción va a ser mucho más soportable que la cara de los pajeros de mierda que pasan y ni agradecen que no los escupas.

Muchas gracias y disculpen las molestias ocasionadas.