sábado, 14 de mayo de 2011

Pilsen Sonic…


Qué difícil escribir este texto. Muy difícil. Para vos que me dijiste que el post anterior había sido poco profundo, este va a ser bastante distinto. Estaba en duda de cómo llamarlo, ya de pique dude cómo hacer para escribir tanta mierda. El título con el que tanto me debatí era “De los hijos de mil putas”. Me pareció más atractivo para usted, lector, que se llamara de forma menos ‘agresiva’. Aunque justamente de eso trata el texto, de las verdaderas agresiones.

Yo te puedo decir ‘la re concha de tu vieja’ y ni afectarte, quizá ni te toco con lo que digo. Son simple palabras, palabrotas como recordábamos hace pocos días en la vecina orilla. Pero me estoy adelantando un poco.

Son pocas las veces que arranco un texto explicando el título, creo que incluso hubieron veces que conté con ustedes para sacar el significado del mismo del contexto. Esta vez quiero explicar. Es muy difícil hacerlo.

A ver… Pilsen Sonic es una variedad de la cerveza Pilsen. En sí me parece la misma mierda, pero lo fascinante es la publicidad. Mi Dios… los hijos de re mil puta que diseñaron esa propaganda merecen un premio y mención justamente por eso, por ser tan hijos de puta (cariñosamente lo digo en este caso).

Creo que la publicidad podría resumirse en algo así: una voz en off dice “estás en un baile y te llega un mensaje que dice ‘¿dónde estás?...y vos entendés ‘¿mmm…dónde estás?...pero el mensaje decía ¿dónde estás?...y vos entendés ‘¿mmm…papi…te como todo…¿dónde carajo estás que no te venís?’…pero el mensaje tan sólo decía ¿dónde estás?...y vos entendés ‘mmm…si te venís ahora te hago pedazos en una cama, soy re guerrera y me vas a dar hasta el cansancio, ¿¿DÓNDE MIERDA ESTÁS?? ¿¿SOS PUTO QUE NO VENIS??’…”.

Podría seguirlo, pero creo que fui lo suficientemente explícito ya…paupérrimo. Va…yo no sé nada de publicidad, soy un simple consumidor de sus drogas, señores publicistas…pero está en particular no la consumo ni que me obligues o pagues.

La verdad, me cuesta seguir. Agradezco al señor de las alturas o a mi bolsillo o a mis huevos, que en un ratito me estoy subiendo a un bus y que me voy a la mierda por otro ratito…un respiro lejos esta mierda que llamamos… ¿cómo la llamamos?

Se preguntaran a estas alturas por qué me cuesta tanto escribir esto. Me cuesta porque es difícil escribir un texto cuando tenés una nube que nubla tus ojos y esa nube se llama angustia. Hasta ahora siempre he hecho lo más fácil y divertido, escribir de temas que ya tengo trabajados en mi cabeza, escribir sumamente tranquilo y darle los tonos y sentimientos que quería en el momento. Podía incluso fingir una alegría o alguna tristeza, según mi conveniencia.

No es el caso de hoy. En este momento escribo de caliente y en caliente. Es un texto en tiempo real, a lo 24. Escribo porque quiero tirar todo a la mierda, escribo porque quiero que estos hijos de puta se reconozcan en mis palabras y se pregunten “¿está hablando de mí?”. La respuesta es sí, estoy hablando de vos. 

El reclame de Pilsen es una verdadera poronga, repite una y otra vez la misma idea y hasta aburre. Pero no deja de contener una idea muy interesante…la lectura de las verdades. ¿Cómo vemos el mundo? Hace un tiempo iba a escribir un texto entero sobre esto…pero los tiempos, las ganas y este texto han hecho que ese título no haya visto la luz del sol, ni la vaya a ver. Este texto iba a arrancar con una experiencia fascinante que viví allá por el 2002. Me encontraba saliendo del bloque de cemento que llamaba ‘facultad de mierda o de la mierda’ y resultaba ser un día particularmente soleado. Por alguna casualidad del destino noté una diferencia rara. Con mi ojo derecho veía los colores sumamente vivos y cómo los conocía, pero por el derecho veía todo más oscuro y con menos colores.

Sigo sin saber si alucinaba por alguna sustancia que contendría la milanesa en dos panes de la cantina, pero la realidad es que al tiempo de eso estaba en el oftalmólogo obteniendo la receta para mis primeros lentes para ver. Pero como siempre me ha pasado, esta experiencia dejó en mí una intriga interesantísima. Los colores que yo veo y cómo los veo… ¿son los mismos que vos ves? Me atrevo a decir que no. Es imposible que me describas los colores que ves, por lo que no hay forma de saber a ciencia cierta si dos personas ven igual.

Digo… yo mismo no veo lo mismo por mis dos ojos, no solo por lo más o menos borroso que veamos…

Y, ¿no es esto lo que nos pasa en todos los aspectos de la vida, no solo el visual? Hagan el experimento, pídanle a su pareja que les describa la relación de pareja que ustedes tienen. Si se esforzara e hiciera una descripción detallada de la relación, no diría ni cerca lo que esperamos. Y esto va más allá de géneros, religiones u orientaciones, va más por el lado de nuestra vida, nuestras expectativas a futuro, nuestro estado de ánimo. Depende de todas las variables que nos integran el cómo veremos la realidad.

Es por esto que será nuestra realidad y la de nadie mal. Lo malo o triste de esto es que nosotros mismos luchamos porque nuestra realidad siga siendo nuestra realidad y lucharemos porque así lo sea, incluso si esta lucha nos hace daño.

Es difícil saber que uno quiere, que el amor y el cariño te ciegan realmente, es feo entender que tantas verdades fueron mentiras y tanto trabajo, cariño, tiempo, energía, ganas, tanta vida, se fueron a la mierda.


No se me debe estar entendiendo absolutamente nada, pero en este texto me importa menos que en cualquier otro. Hoy sí estoy haciendo catarsis… porque no tengo ganas de pagar tres meses de terapia solo para esto.

Hace breves horas me enteré de una verdad sumamente cruda. Hace un rato mi propia historia cambió ante mis ojos y lo que tenía colores quedó en una deprimente escala de grises… lo que veía con el ojo izquierdo, pasé a verlo con el derecho. Muchos años tardó en llegarme el agua al tanque para al fin entender por qué se daban las cosas que se daban.

Durante años pertenecí a un grupo, grupo que hoy abandono de forma categórica y sin vuelta atrás. Y me gustaría hacer muchas cosas más, pero no las haré ya que no entra en mi naturaleza. Al menos tres personas que estimaba mucho me engañaron y de forma nefasta. A dos de ellas creí conocerlas mucho y a la tercera pretendía llegar a hacerlo…ya no.

Es una pena que como seres humanos tengamos tan bien desarrollado el cerebro y nuestra capacidad de tergiversar, de mentir, de engañar, de no ser. No hace mucho hablaba con un grande, acerca de los animales y su supuesta inferioridad. Que loco, ambos estábamos de acuerdo en el hecho de que no querer acaparar el mundo y cambiarlo todo, no los hace seres inferiores. Y su confianza en los instintos hace que sea maravilloso verlos nacer, vivir y cumplir su ciclo hasta morir.

¡Lola, te extraño!

Realmente me cuesta seguir, me cuesta expresar lo que siento y lo que tengo dentro. Sigo sin poder entender que tanta mierda pueda juntarse a mí alrededor. Quisiera saber qué clase de ser soy si la atraigo en cantidades industriales. Porque las respuestas que se me ocurren son que soy otra mierda o un flor de banana. Y realmente, aunque quisiera decir que soy otra mierda, la fuerza de los hechos me hace ver que soy El banana.

Quizá por esto mi hermano, hace tantos años, me regalo una remera que en el medio del pecho dice hermosamente “banana”. ¿Sabría algo?

¿Cómo te sentís cuando ves tú mundo con otros ojos? Durante mucho tiempo confié quizá en las personas equivocadas, y confié mucho. Si la mitad de lo que escuché hoy es cierto, resultaría hasta cómico ver como se me llevó por un camino lleno de engaños y manipulaicón.

Tengo ojos verdes. Quizá con unos azules podría haber visto todo más claramente. Este post va a quedar bastante vacío, no creo que deje pasar ningún comentario, aunque si los hacen los leeré; pero a diferencia de otros posts, este no lo voy a discutir. No me interesa. Me interesa que el mundo sepa que yo seguiré peleando por liberarlo de la mierda que no nos deja ver la luz. Todos tenemos defectos, todos tenemos la oscuridad dentro, pero también tenemos una luz que nos define. Quizá si todos nos esforzáramos por mostrar más esta luz y no la mierda que nos brota por los poros muchas cosas serían distintas…

A mi familia, que leerá esto y quedará un poquito de cara, le dedico unas líneas. Primero que nada, estoy bien. Segundo, los quiero un montón y eso no ha cambiado ni va a cambiar. Por último, la mierda está y difícilmente deje de estarlo. Pero la fuerza está dentro y está en la unión. No dejemos más que la mierda entre como perico por su casa.

Pese a todo, tengo muy claro que al final siempre estará nuestra recompensa. Que pese a vivir en el mundo de la doble moral, del engaño y la falta de honor, pese a eso, al final veremos que seguir este camino estaba bueno. Y si no lo está, al menos habremos comido ricos tostados de jamón y queso.

A los pocos amigos que van quedando, los invito a no irse. A estar. Yo los cuento y sepan que importan.

Una vez una imbécil de mi liceo utilizó una expresión que por alguna razón se me pegó en la mente, desde ese momento. Es la muy conocida, “más vale malo conocido que bueno por conocer” (o algo así). Pues bien, la imbécil se equivoco en su momento, y se sigue equivocando. Te cambio todos mis hijos de puta por lo que quieras, ni miro…te pago.

Me he bancado muchas cosas, me han llamado falluto, me han hecho sentir muy mal, me han hecho laburar, me han hecho invertir plata, me han hecho perder tiempo. Por sobre todo, me han mentido. Porque, ocultar una verdad que lo cambia todo, ¿no es mentir?

Y, ¿qué fue? ¿Un polvo? ¿Menos? ¿Ni siquiera garcharon? Qué pena… si al menos lo hubieran hecho, se habrían sacado la cara de orto por un rato.

Es loco… por un lado creo que este texto se va un poquito al carajo, que quizá es muy agresivo. Pero por otro lado, si alguien se viera identificado por lo que digo, ¿no estaría validando lo que escribo?

Acá faltará la firma, hoy no soy ningún ave, hoy no tengo nombre.

lunes, 2 de mayo de 2011

Why are you so serious?


Primero que nada… alguien me puede explicar, ¿por qué mierda sube el dólar porque murió un señor de barba? Como segundo tema estaría el tema de que lo último que subí fue en Febrero. Bueno…al respecto no voy a decir mucho, no sé si alguien seguirá leyendo este sitio, pero bueno. Por un lado no he tenido muchas ganas de compartir nada, por otro me pudrieron un par de seres con quienes voy a ser totalmente honesto. Les agradecería que se vayan a la concha de su madre.

Recién, entre preocupaciones por mi parcial de mañana y distraído por la tarea de facultad que estaba haciendo, intenté ver unos capítulos de una de mis series favoritas. Al final ‘unos’ se transformó en la segunda mitad de la octava temporada… que entre otra de las particularidades que tenía, estaba el hecho de ser la última de la serie.

Entre sangre, torturas y lágrimas, vi como uno de mis personajes favoritos de toda la vida se alejaba mientras un contador llegaba a cero y marcaba el final de una etapa, por segunda vez. Esto me llevó a otras series que terminaron antes, aquellos diez años con amigos, media docena perdido, algún añito en villa chica, unos pocos encarcelado injustamente. Si lo sumamos son casi una vida… al menos la mía.

Y ahí está mi problema, he vivido muchas vidas ajenas, llenando detalles vacíos, viendo cosas posibles e imposibles. Pero… ¿por qué nos gustan las series? Podría ser porque no se terminan, pero sería una falacia. ¿Qué nos da una serie, que una película carece? Nos da los detalles que queremos ver, nos da esa vida que queremos vivir (¿si?).

Mientras dura, mientras hay capítulos, mientras sabemos que todos los lunes tenemos un episodio nuevo para ver, o que en dos meses empieza la nueva temporada, mientras se puede especular acerca del qué vendrá, somos felices, tenemos esa vida que vivir. Aquí Mrs. Rowling nos enseña que si bien solo sabe copiar historias, sabe como triunfar con un libro. Hizo una historia mediocre, que duró 7 libros y que lo que lograban era justamente eso, dejarte preguntando por el qué será. Y que pasó cuando terminó la saga, no es por hacer un spoil ni nada, pero hizo exactamente lo opuesto, no dejó margen para la especulación. Lo que se llama una flor de hija de puta… mientras quiso nos sacó plata y cuando lo deseó hasta nos cortó nuestra libertad de pensamiento.

Pero, ¿qué pasa con el vacío que nos queda? ¿Cómo lo llenamos? Una vez escribí acerca de ‘los escombros del amor’... ¿no es esto algo similar? Digo, si existiera una serie llamada X que durase 10 años o temporadas, cuando fuere a terminare, ¿nos serviría una serie Y de exactamente el mismo tipo o calidad o trama o bondad? Yo pienso que no, pienso que si realmente nos comprometimos con esta serie X todos esos años, entonces no nos sentiremos felices con una X’.

Cuando terminó una de mis series favoritas, allá por el año pasado, me encontraba justo en mi hermosa licencia de 5 meses, por lo que pude dedicar parte de mi tiempo a encontrar una buena serie que al menos hiciera que el vacío fuera menor. No lo logré, miré muchísimos capítulos de muchísimas cosas, pero no lo logré. Es que pese a lo loco que pueda parecer, el cariño es real. Quizá crecimos con estas series, o cambiamos. Una película dura un segundo de nuestras vidas, no nos cuenta más que lo que tiene que contarnos. Una serie puede durar más, mucho más… quizá hasta podría decir que es, visualmente, lo que se acerca más a un libro... pero no mucho. Tu vida pudo haber cambiado en el transcurso de una serie, eventos importantes pudiste asociarlos a algún suceso en particular.

O no, quizá todo lo que dije es pura tontería mía. Bueno, el quizá estuvo de más, todo lo que escribí es pura tontería mía, pero iguales son todos los textos que han venido antes, salvo uno, y lo siento, pero no tengo ganas de compartir lo que realmente importa, no con todos. Esto último me lo reservo para los que cuentan, los que importan.

Fue un lindo regreso, aunque sigo sin saber si he de visitarlos nuevamente. A la mayoría de ustedes los aprecio, seguro que a un par los desprecio.

G.