miércoles, 26 de enero de 2011

¡Nota del escritor!

- Hola, me llamo Gavilán y tengo algún amigo.

- Hola Gavilan! (Clap, Clap, Clap).

Ahora… ¿alguno de ustedes puede afirmar lo mismo? Probablemente la mayoría diga que si de inmediato. En mis largos años (n del e: si alguien me puede explicar la frase “largos años” le estaré eternamente agradecido. Mi falta de comprensión al respecto de esta frase radica en que creo que todos la utilizamos como “en todos mis años”. Pero a mi entender el “largo” refiere a los años en sí, por lo que podemos estar hablando de 3 años que hayan sido particularmente largos. Por último, es de una subjetividad muy grande decir uno mismo que su año fue “largo”, es más, puede ser visto hasta pedante), de los pocos que tengo, de estudio del “hombre y sus relaciones” he descubierto que los que responden más rápidamente a esa pregunta, afirmativamente, son los que menos idea tienen de lo que es la amistad.

De los otros puedo decir que si bien puede que no tengan amigos, si pueden llegar a tenerlos ya que están preparados para verlos objetivamente. Ahora…he leído muy poco acerca de lo que la gente ha escrito sobre qué es la amistad (no me interesa mucho saber lo que el mundo piensa al respecto). Creo que en este largo tiempo que he intentado hacerme una idea de lo que es, al menos me he acercado más al concepto, puedo decir que lo entiendo mejor que antes, pero aún no lo entiendo “del todo”.

Así que no he venido aquí a hablar de qué es la amistad, ya que creo que sería más útil que nos juntemos todos en el ranchito desde el que escribo y hagamos un “brainstorming” (tormenta de ideas) y luego de haber tirado todos los bolazos posibles por tirar, decidir entre todos qué mierda es la amistad. De todas formas, ese concepto sería aún alejado a lo que efectivamente es.

Creo que “La Amistad” es un concepto muy complejo e intangible, indescriptible y que solo los más osados eruditos habrían de definirla, solo para terminar demostrando que efectivamente poco sabían de esto. A su vez como todos sabemos yo claramente soy uno de estos eruditos…así que la verdad, les confieso que me estoy tentando a escribir un poco más sobre el tema…

Creo que podría intentar expresar algunos conceptos que a decir verdad no sé si ya he expresado antes o no. Por un lado existe una creencia popular que dice algo como “un amigo es el que está en las buenas y en las malas”. Bien, al respecto varias cosas… por un lado, es interesante que esta definición de amistad es “más bien” una definición por aproximación. No dice lo que significa ser un amigo, sino más bien qué debería hacer un amigo para ser un tal. Pero más allá de esto, hace un tiempo que considero que esta frase está muy mal entendida.

Oh… ¿a qué te refieres Halcuncitu? (n del e: lo que se viene a continuación es un razonamiento correcto pero por demás complejo…si estás cansado o en un mal día, pasa a la página 10) Me refiero, mi amigo mapache, a que por lo general el mundo tiende a creer que si A y B son amigos, B deberá estar para A tanto A esté en sus buenas como en sus malas. Pero lo que pocos ven, y creo que es un error, es que A debería estar para B tanto en las buenas de A como en las malas.

Me explico un poco mejor para los más lentos… lo que todos creen es que si yo estoy en un mal momento, mis amigos deberían estar disponibles para mí. Lo que pocos entienden de esta frase, es que a su vez si yo estoy en un mal momento, yo debería estar para mis amigos. Esto no se da en muchísimos casos, ya que por lo general mucha gente tiende a cerrarse, cual concha de mar sobre su perla, cuando está mal y no deja a nadie acercarse. Ahí es cuando esta persona está incurriendo en una falta a su amistad.

Por otro lado, un temita que también creo que es una creencia popular es que “un buen amigo es el que escucha”. Esta frase, déjenme decirles mis amigos, es un garrafal error de conceptos. Una persona buena escuchando podría llegar a ser un buen amigo, ahora decir que estas dos cosas tienen algo que ver es como decir que una hamaca paraguaya y un vaso descartable están relacionados de alguna forma (n del e: disculpas a mis lectores…le pedí a Mustage que me diera un ejemplo de dos cosas que no tuvieran nada que ver y el muy crack, demostrando su capacidad maravillosa de pensamiento, miró la mesa sobre la que reposaba mi vaso descartable, luego observó más atrás mi hamaca paraguaya y simplemente relató su visión… igual creo que la idea se entendió, no tienen nada que ver ambos conceptos).

Aquí agrego algo muy interesante para todos. ¿Qué mierda significa ser bueno escuchando? ¿Cuántos de ustedes se consideran buenos escuchas? (n del e: dejo constancia que Sorayda me debe 10 pesos, mustage 4, Lorenzo 80 y coca 80…el único que saldó la deuda es Mehamo) ¿Cuántos de ustedes consideran a los demás buenos escuchas?

Bien…aquí van las cifras finales. El 95% de mis lectores se considera buen escucha (n del e: ni siquiera son buenos leyendo) y de todos ustedes, tan solo el 8% cree que alguno de mis otros lectores es bueno escuchando. Si alguno de ustedes tiene alguna duda con respecto a las cifras no puedo culparlo, las acabo de inventar. ¡Les parece que me voy a tomar el tiempo de hacer estadísticas cuando tengo una noche preciosa, un auto esperando, 10 litros de ron, más cosas que no puedo nombrar y muchos kilómetros a mi ciudad natal!

Con el invento de números anterior simplemente quería demostrarles que pocos consideran a otra persona buena escuchando y sin embargo la mayoría de este mundo considera que todo el mundo le puede (n del e: Mustage nos acaba de informar a todos que se va a bañar mañana…mmm…la noche se complica…) venir a hablar que será el mejor de los terapeutas (n del e: duda personal…los psicólogos ¿son todos buenos escuchando?).

Exorcicemos ya mismo dos conceptos…el primero es que no todos somos buenos escuchando (n del e: ¡yo sí!) y la segunda es que se necesita ser bueno escuchando para ser buen amigo o incluso amigo. ¡No señores, no es necesario saber escuchar para saber ser amigo! Son cosas distintas, ambas muy complejas, mucho muy complejas.

A mi gusto, y aquí me meto en otro terreno de lo más complejo, alguien que sabe escuchar es alguien que en primera instancia tiene gran capacidad de empatía. ¿Qué es la empatía? Y, la empatía si no me equivoco mucho sería algo como poder vivir las cosas de la gente como la gente las vive. ¿Qué onda? Eso mismo, tener capacidad empática implica que yo pueda entender las cosas de un alguien siendo ese alguien y no yo mismo.

Este a mi gusto, y algún colega lo comparte, es el primer paso (de dos) para poder escuchar bien. Porque por lo general cuando alguien va a hablarle a otro alguien y describe los problemas que vive y le cuenta sus mayores miedos, el que escucha lee todo lo dicho desde su punto de vista, con lo cual cambia lo más básico del problema y de los miedos. El problema se da desde el punto de vista del que tiene el problema, y la teoría de la relatividad es nuestra absoluta enemiga a la hora de relativizar los problemas del otro, pasándolo por nuestro tamiz.

Por esto es que ser un buen empata ayuda y mucho. Porque alguien que tiene un alto grado de empatía es aquel que puede vivir el problema de otra persona desde el punto de vista de esa otra persona, alcanzando el primer paso (de los dos) para ser bueno escuchando. El segundo paso es el de efectivamente escuchar. Por más tonto que suene, este segundo paso es quizá tan difícil como el primero.

Como muchos saben, antes de perseguir mi carrera de escritor (n del e: la persecución lleva varios meses y si sigo a pata no la voy a alcanzar nunca) perseguía una carrera en las ciencias computacionales. ¡Ojo… la sigo persiguiendo! (n del e: ¡esta persecución ya lleva unos 8 años y la verdad ya no veo ni donde está la hija de puta!). Hay un concepto de lo más fascinante que quisiera compartir con todos ustedes…aunque es muy probable que no lo entiendan.

El microprocesador (mp) de una computadora, como todos sabemos, fue creado a imagen y semejanza del cerebro humano (n del e: un día de estos busco la revista descubrir o conozca más que decía algo del tema) (n del e: me acaba de pagar Lorenzo los 80 pesos). Con el paso del tiempo, los mp (o quien los maneja, pero a los efectos es lo mismo) han ido evolucionando de muchas maneras que no nos interesan para nada en este texto, salvo una de ellas. Actualmente (n del e: espero que este texto no lo lea nadie que sepa porque se van a dar cuenta de que no sé nada) un mp trabaja con lo que se llama “multi tasking”. Esto significa que en teoría un mp puede procesar varias tareas al mismo tiempo (n del e: si alguien sabe sobre el tema, evite corregirme…tengo claro cuáles son los puntos donde esta explicación no es del todo correcta…o no).

Esto en sí, ¡es una mentira flagrante! Era hora de que lo supieran. La mentira radica en que el mp puede procesar una sola tarea a la vez, pero en vez de dedicar su atención a una sola tarea hasta que se termine lo que se hace es darle bola un ratito a cada tarea por lo que parece como si se estuviera multi procesando, cuando en si no se está haciendo nada.

Bien, como dije los mp fueron creados a imagen y semejanza del cerebro humano. El multiprocesamiento de tareas es una función del cerebro que todos tenemos y algunos utilizan en mayor medida. Esto significa simplemente que una persona puede realizar varias tareas al mismo tiempo (n del e: según entiendo esta habilidad se la asocia más con las mujeres, aunque todos los cerebros tienen la capacidad de hacerlo…quizá no las ganas), dividiendo su capacidad de raciocinio entre todas. Al hacer esto lo que terminan haciendo es dando bola a cada una de las tareas por intervalos de tiempo muy cortos y en última instancia no terminan dando bola a nada.

Si bien al mp le viene bárbaro esto del multiprocesamiento, al cerebro humano no. ¿Por qué no? ¡Mapache…hoy te viniste con todas las dudas! No le sirve porque por ejemplo si las tareas que vamos a realizar son “Escuchar al Halcón”, “Dividir los gastos de la cena de anoche”, “Tender la cama”, “Terminar de entender el libro de Demian”, el poco tiempo que se le dedique a las tres tareas que no son escucharme hará que no se entienda una mierda cuál es mi problema. Y si sos un gran empata o no, te lo podés meter por el culo ya que no tenés ni la más puta idea de lo que te dije (n del e: Sorayda está medio de mal humor ahora, no sé muy bien por qué… estaría bueno arrancar pal baile…quizá siga mañana).

(n del e: ¡Volví! Al final la salida fue una poronga, me terminé acostando tardísimo, todos peleados, la Sorayda enojada mal. Aparte de todo tuve que ir a buscar a la Loquera que llegó a las 10am… ¡10am! ¡¿A quién se le ocurre venir un día de las vacaciones a las 10am?!)

Espero que todos hayan podido entender finalmente qué significa ser bueno escuchando. En base a lo explicado, deberían ser capaces de ver que es muy difícil encontrar un buen escuchante…yo creo que nace uno o dos por generación. Alguien capaz de generar empatía con su entorno y a su vez capaz de callar sus propias voces y escuchar a la única que ingresa por sus oídos, es una combinación absolutamente poco probable (n del e: estudié muchos años matemáticas, probabilidades y estadísticas como para poder afirmar esto último).

Entonces… ¿Cuántos de ustedes se consideran buenos escuchando a la luz de los hechos? (n del e: La loquera se acaba de alarmar porque no se ha utilizado mucho el parrillero) ¿Cuántos de ustedes consideran que alguno de mis lectores es bueno escuchando? Bien… luego de todo lo visto, es sumamente fácil deducir que la mayoría de ustedes debería haber respondido que no a ambas preguntas (n del e: estoy muy dormido como para ver si las preguntas que hice antes son “preguntas sí o no”…es más…es probable que no lo sean). De todas formas, seguro estoy que siguen creyéndose buenos escuchas.

Creo que la suma de los conceptos errados que existen en torno a este tema (n del e: si alguno sabe de qué tema estoy hablando, por favor indíquemelo) es lo que genera que haya tan pocas amistades reales. La mayoría de ustedes se estarán preguntando el por qué de esto. Es sencillo…en primera instancia si todos creemos que “un buen amigo es el que escucha” y “todos somos buenos escuchando”, entonces es fácil deducir que “todos somos buenos amigos” (n del e: esto es como una especie de transitiva. A entonces B. B entonces C… A entonces C). Este precepto falsísimo hace que en sí nadie sepa lo que es la amistad verdadera (n del e: no se si todos lo notaron, pero fue lo que dije al principio… que saladoooo).

A su vez, si le sumamos que ni siquiera aplicamos correctamente el temita este de “estar en las buenas y en las malas”, creo que si no nos frenamos a analizar todos estos temas (n del e: si lo hacen es probable que terminen casi tan mal como yo de la cabeza…mi loquero está cada vez más preocupado) pocos lazos reales se formaran.

Hasta aquí hemos simplemente intentando eliminar algunos conceptos muy errados, a mi entender, pero no nos hemos podido acercar a un concepto real sobre la amistad. Entonces, ¿qué mierda significa ser un amigo? Como me encuentro muy lejos de mi casa y no tengo ni una puta conexión a internet (n del e: esto lo estoy escribiendo en papiros con pluma…lo voy a pasar a formato electrónico cuando vuelva a mí querido hogar) es que ni siquiera puedo intentar buscar el significado según la RAE de la palabra amistad.

Pese a lo atrevido que resulto ser, me es difícil intentar definir que es “ser amigo”. Menos aún ser uno bueno o uno malo. Luego de leer tantos libros (n del e: que no hablan de nada) estoy casi seguro de que efectivamente nunca se llega a saber qué es la amistad. Se puede vivir de mejor o de peor forma, pero muy improbablemente alguien pueda ponerlo en palabras.

Puedo estar casi seguro de esto puesto que en lo miles de miles de años que el ser humano ha existido, nadie nos ha enseñado el secreto de cómo tener amigos. He recorrido ya muchos espacios en este tiempo y he visto como muchas personas se consideran rodeadas por miles de amigos. Muchas veces incluso he podido llegar a pensar “aquí nadie sabe lo que es ser amigo”. Es así que muchas de estas amistades al pasar los años caducan, se vencen, se marchitan.

Ya lo dije en un texto anterior, a veces hay que dejarse ser y dejar que la voz en off diga “y nunca más se volvieron a ver”. Muchas veces conservamos amistades (o parejas para extender el concepto) no por lo que nos dan, sino por lo que estar con ellos nos representa. Un círculo, un ambiente, una familia. La pertenencia a un grupo mayor.

Si todos concentráramos nuestros esfuerzos en alejar los conceptos y preceptos erróneos que nos rodean con respecto a la amistad, si todos intentáramos no forzar situaciones para que “den”, si todos naturalmente actuáramos con nuestros contactos siendo uno, no forzándose, no intentando ser quien uno no es (n del e: hablo de ustedes que intentan escuchar cuando no saben cómo hacerlo), todos lograríamos entender un poco más de qué se trata todo esto, ahí si podríamos hacer una tormenta de ideas y si bien no lograríamos nada sería muy divertido.

Nota del escritor: Fue muy divertido escribir todo esto.

JH

lunes, 24 de enero de 2011

Un rato de conexión no me va a desconectar

Uhh loco…que vida…hace horas que estoy viendo qué hacer. Aquí estoy, tirado en un sillón (no muy cómodo el…aunque me acabo de hacer de un almohadón que mejoró un poco mi situación), mirando el cielo nublado, el auto, el parrillero, los bichos, el pasto, los bichos, los arboles, los bichos, etc (el etcétera este refiere a muchos más bichos que estoy viendo). Qué lindo que es descansar…salado…deberían probarlo si no lo han hecho (releyendo esto luego de volver se transformo en una burla a mí mismo).

Una pregunta que se que ustedes se están haciendo (porque no tienen vida) es ¿Qué he hecho estos días? Me encantaría darles una respuesta pero no tengo ni idea. Entre el alcohol, las drogas y mi garganta adolorida, no recuerdo nada. Sé que he leído un poco, y también se, dado el ardor que tengo, que me he quemado de forma nefasta (la forma que yo conozco para quemarme).

Pero bueno…la paz, la tranquilidad y algún texto leído me dieron ganas de escribir algo. No me decido aún qué camino ha de tomar este texto, pero ya lo iré decidiendo. Es muy probable que como en todos mis textos, termine hablando mucho de nada, que les diga nada y les diga todo.

Que te cuento que hace algunos años, quizá tres, quizá cuatro, comencé a trabajar en mi segundo trabajo. Una multinacional, una empresa muy llamativa, una empresa llena de gente. Luego de un año y tres meses de trabajo, creo que me fui con un contacto de allí. Seguro que me fui con uno, no tengo idea si alguno más.

A este amigo me tomaré la libertad y el atrevimiento de llamarlo Max (quizá el entienda  por qué). Luego de dejar la empresa no fueron muchas las veces que nos vimos. Alguna vez mensajeamos, alguna vez hablamos, alguna vez nos vimos, pero hasta el mes pasado, habrían pasado ya unos dos años desde nuestro último encuentro. Esta demora en el encuentro se dio no por falta de ganas, sino por la vida que llevamos ambos. Ambos deseábamos re encontrarnos pero evidentemente el momento no era el adecuado para que esto se diera.

No sabría contarles que cosas nos acercan con Max, que cosas tenemos en común o que cosas nos gustan a ambos…quizá nunca nos tomamos el tiempo para comparar álbumes coleccionados. Algo que a ambos por alguna razón nos gustaba, no sé si nos gustaba en si o si nos gustaba disfrutar de gritar sus letras en medio de la oficina, eran los temas de Frank Sinatra.

Muchos temas compartimos pero en particular uno que a mí me ha gustado mucho por mucho tiempo y que a Max parecía agradarle es My Way, el cual tiene frases que en mis oídos suenan ideales (n del e: que temón que acaban de poner acá en la choza….¡¡¡¡La quiero a morir!!!!). Es así que hace tiempo se que Max y yo hacemos las cosas a Nuestra Manera, no como la harían dos seres normales, sino quizá dos seres marcados (o no…aún no sé si soy uno de los afortunados desdichados).

Es así que Max me ha cursado una serie de invitaciones para ir a su hogar a charlar y cenar en los últimos meses del año pasado. Por distintas razones nuestra reunión se retrasó mucho, pero sucedió que uno de los últimos días del 2010 conocí su apartamento de un piso alto, con un hermoso balcón y con una de las mejores vistas que he tenido la suerte de poder observar…me sentía que volaba sobre la ciudad…

Fue así que comenzó una charla muy larga para “ponernos al día”, en la cual intentamos aprender más del otro. Allí me enteré que Max había estado leyendo mi blog, y no solo eso sino que hasta parecía haberle interesado lo que he escrito. Fue esa noche que sucedió una de esas cosas raras que cada tanto se dan y que recién pude confirmarla hoy.

Max, así como mi familia, así como yo, así como el resto de mis hermanos y hermanas, es un tipo raro (no creo que nos interesáramos mutuamente de no serlo). Mientras charlábamos de la vida, de mis escritos, de sus anhelos y sueños, del todo y de la nada, me dijo algo como “Halcón, te voy a regalar un libro”. Y así desapareció del balcón y fue a buscar el libro en cuestión.

No sabía si me iba a dar un libro nuevo, uno usado, uno ya leído, uno envuelto, no entendía mucho en realidad. Al volver lo hizo con una copia nueva de este libro en cuestión, que ahora incluía en su primera página una dedicatoria especial para mí. Max me contó que este libro lo había leído por primera vez muchos años atrás y que era una obra maestra.

Entendí que era uno de los libros más importantes de su biblioteca y me contó algo muy interesante. Cada tanto compra alguna copia nueva para regalársela a alguien. Este alguien no es conocido a priori por él, pero mientras va caminando por su sendero, siempre aparece este alguien que es “digno” de recibir este obsequio. Esta vez el afortunado ser fui yo (¡espero haber entendido bien y no haberme hecho toda una película!).

Es aquí que debo ser completamente honesto con ustedes mis lectores. Quizá algunos crean que soy un ser instruido en las letras y que he leído los autores más importantes del mundo de la escritura, otros pensarán que en mi puta vida he abierto un libro y que por eso es que soy tan malo en esto, otros quizá se acercan más a la verdad.

La realidad es que el primer libro que realmente leí, lo hice a los 17 años y se llamaba “El Hobbit”. Desde entonces no he leído ni muchos ni pocos libros, he leído los necesarios. Pero estos libros no se alejan de un tipo de escritura que algunos aman y otros detestan. Estamos hablando del género fantástico que va desde JRR Tolkien hasta JK Rowling pasando por Urusla K Leguin.

Es por esto que por lo general la gente al regalarme un libro, opta por alguno fantasioso, sabiendo que es esto lo que voy a disfrutar. Estos no se equivocan, el 98% de los libros que me puedan regalar y que no estén en este género, serían descartados por desinterés y falta de tiempo.

Pues bien, Max no me regaló un libro estilo Tolkien, Max me regaló un libro “en serio”, y me dijo “yo sé que vos lo vas a valorar”. Cuando alguien le dice a una persona como yo esto, genera un “contrato” o “compromiso” que no es un compromiso de obligación, sino algo más. Max no me estaba forzando a leer este libro, sino que se la estaba jugando y me estaba diciendo “yo te conozco Halcón y esto te va a ayudar en tu camino”. He aquí el contrato, el leer un texto bajo este precepto puede ser un hermoso momento o uno pésimo.

Para contarles el final antes de seguir con mi pseudo relato, debo decirles que Max, habiéndome regalado un libro no fantástico, logró regalarme uno que se encuentra en ese pequeño 2% y logró algo más, logró decirme “yo te conozco Halcón”. No muchos pueden decir esto último, muy pocos.

El libro que me regaló es de un tal Herman Hesse y en si sigo sin saber bien como carajo se llama. Pongámosle que se llama “Demian – Historia de la juventud de Emil Sinclair”. Para poder entender todo este libro, es probable que lo tenga que leer mil veces más. Pero que loco es cuando lees algo que sentís que dice lo que tenés en tu cabeza, o más.

Es más…lamento que Max no me haya regalado este libro antes por una sola cosa…de haberlo hecho, mi único post en este blog habría tenido la siguiente línea “Leer Demian de Herman Hesse”. Pero bueno, ahora ustedes ya han invertido su tiempo en este blog y voy a seguir. Muchas cosas en este libro me gustaron pero así como Max siempre busca alguien en particular para regalarle este libro, no creo que todos leamos lo mismo cuando leemos una obra así, así como ninguno de ustedes lee mis palabras de la misma forma.

Las cosas que me sorprendieron de este texto fueron numerosas... por un lado me pareció muy interesante que un símbolo importante para el libro fuera el gavilán…me pareció muy loco que mi pseudónimo, con toda la carga que tiene para mí, fuera parte importante de este libro. Pero es increíble la forma en que Hesse expresa sus ideas sobre las personas.

No me creo capaz de hacer una crítica del libro y contarles algo del mismo, porque de seguro lo haría muy mal y no tendría ningún sentido destruir tan bella obra. Solo les puedo decir que para algunos de ustedes será una lectura que les va a gustar…

De momento no tengo mucho más que decir, salvo una cosa. Gracias Max por darme más herramientas con que formar mi camino. También podría decir que estoy convencido de que tenemos que seguir haciendo las cosas a nuestra manera, ya que no nos importa si es la mejor o la peor, pero es la nuestra y nos funciona. Ahora que terminé este libro me puedo dedicar a fondo a este otro que me traje y que se llama “Eragon”…lectura muy seria también.

Luego de no haber dicho nada de nada, me despido.

Más que nunca,

El Gavilán que intenta romper el cascarón.

lunes, 17 de enero de 2011

¡Basta de falsas modestias!


Uf…como dicen algunos sabios “esto se termina, pongan huevo las gallinas”. Aquí me encuentro, escribiendo una vez más en el umbral de una nueva salida. Asimismo estamos en el principio del fin, queda poquito para retornar al estrés, al trabajo y si hay fuerzas, al estudio. Por esto es que decidí sentarme a escribir nuevamente en el alero de nuestro ranchito del medio de la nada, mientras escucho por alguna razón una canción ochentosa y degusto mi último daiquiri (el cual fue creado utilizando unos pocos duraznos en almíbar, un poquito de hielo, un poquito de azúcar y yo diría que medo litro de ron Bacardi Gold).

Hace un rato terminé el tercer libro que traje y tan solo traje tres. Creo que me sorprendí a mi mismo ya que en estos 13 días no pensaba leer “tanto”. El libro que terminé hoy era el último (quinto) de la saga en la que efectivamente Gavilán es uno de sus personajes. Confieso que si bien me gustó, me dejó con gusto a poco…luego de todo el esfuerzo que hice para conseguir este quinto libro del que pocos conocen su existencia, luego de dejarle su lugar, luego de madurar muchas cosas de lo que venía de antes…la verdad, Ursula me defraudó. Como no tengo ni idea de si esta mujer sigue viva, he decidido no entablarle ningún tipo de querella.

Disculpen…voy a tomar un poquito más de daiquiri, ya vengo…

Bueno…a lo nuestro. En primer lugar, si bien este no es ni cerca el primer texto que escribo desde que cerré el año anterior, he decidido colgarlo en primera instancia. Esto lo decidí en base a que si cuelgo “Un rato de conexión no me va a desconectar” primero, entonces poco se entendería de cuándo fue escrito y cómo. Si bien yo me he reído de vuestras capacidades en diferentes textos anteriores, son absolutamente conscientes de que yo busco que entiendan todo, sin importar que lo tenga que repetir mil veces, de quinientas formas distintas.

Así que bueno, les comento un poco cómo ha sido todo esto. En momentos de “inspiración” en mi retiro espiritual, he sentido las ganas de tomar un poco de vuelo y escribir algunos conceptos que siempre rondan en mi cabeza para así poder compartirlos con ustedes al volver a la civilización y alcanzar los adelantos tecnológicos, carentes en este sucucho que hemos aprendido a llamar “sucucho de mierda”.

Es así que luego de este vendrán una serie de textos, al menos dos llamados “Un rato de conexión no me va a desconectar” y “Nota del escritor”, si bien pueden llegar a sumarse varios más que han sido escrito a medias ya que a mitad de los mismos seguramente una mosca voló y se robó toda mi atención.

Por cierto…no sé bien que mierda hizo el hijo de mil putas que nos alquilo este sucucho de mierda, pero yo nunca había visto tanta cantidad de moscas juntas en mi vida…estoy convencido ahora de que las moscas son bichos benignos, molestos pero benignos, ya que de no serlo, se habrían quedado con el sucucho de mierda en cuestión de minutos, de atacarnos con un plan y decisión.

Así que bueno…dado que este año se viene con todo, el equipo de producción de este espacio mágico denominado “The last flight of the hawk” ha decidido recargarlo y salir con todo a la cancha (esto significa que le pusimos el texto “reloaded” al título y que vamos a seguir haciendo las mismas cagadas).

Ahora bien, para que esta lectura no sea una pérdida de tiempo para ustedes al leerla y para mí al escribirla, es que he decidido tocar muy brevemente y muy por “arribita” un tema un tanto complejo, el de la modestia, la falsa modestia y alguna otra cosa más (si…dije un tema).

Como todos los temas que yo toco en mis breves columnas, son complejos para el mundo en general, poco conocidos y mal entendidos por la mayoría del gentío común (ustedes por ejemplo). Podrán imaginar que aquí no tengo forma de saber con certeza que significa ser modesto (ya que con suerte tenemos luz), así que como siempre inventaré lo que pueda.

En sí hay dos cosas que me chocan bastante, por un lado la falsa modestia. Pero lo que más me pega en el forro es el “falso orgullo”. La modestia real es algo lindo de tener, aunque muchas veces nos puede ocasionar serios problemas de “pisoteo” con gente falsamente orgullosa. Ahora… ¿Por qué la falsa modestia nos molesta tanto? Y, nos molesta porque es una chotada.

Si en este momento yo les dijera por ejemplo, “pah, yo la verdad que no me considero un buen escritor” y ustedes me lo creyeran, estarían demostrando su tontez. Porque alguien que no se considere particularmente bueno (ante sus propios estándares) en algo, no lo hará de forma repetida y menos aún como hobbie. Es más…creo que la mayor parte de las cosas en las que he sido particularmente malo…o me he esforzado para mejorar o me he visto forzado a no repetirlo con frecuencia… ¿Por qué? Porque no me llama.

Entonces negar que sea bueno en algo cuando a mi entender lo soy, es tonto. ¡Ojo! Es de persona absolutamente mediocre andar por la vida diciendo lo bueno que es en tal o cual cosa…más allá de que lo sea. Callar no es ser falsamente modesto. Hablar de más es de tonto que quiere demostrar de la forma más chota lo bueno que es. Hay una canción que justo escuché ayer, y que vale la pena destacar el concepto, que se llama “More than words”. La canción refiere al amor, pero se puede extender fácilmente.

Para cualquier cosa que uno haga, lo que queda en las palabras significa mucho menos que el silencio (n del e: estoy muy cansado en estos momentos como para sacarle el tono autoritario que estoy utilizando y aparte estoy medio apurado…sepan disculpar). Esto me lleva al otro concepto que quería tocar que es el del falso orgullo. Esto creo que pueden imaginárselo fácilmente, refiere a la gente que demuestra un orgullo exagerado para con sus cosas cuando la realidad es muy distinta a la que intenta plantear.

En el ambiente en el que me manejo comúnmente, el de la computación, uno puede observar esta clase de mediocridad muy fácilmente (en especial en el ámbito académico). Cuando uno va a una de estas facultades técnicas a veces encuentra difícil distinguir quienes son los docentes de los alumnos…parecen todos catedráticos. He escuchado verdades absolutas sobre muchos temas que de pique he sabido que son idioteces enormes.

Y yo puedo decir esto porque soy muy bueno en muchas de las cosas que hago y puedo reconocer muy fácilmente cuando alguien no lo es…

Así que si algo les puedo dejar es esto…dejémonos de falsas modestias y vayamos por los verdaderos orgullos. Callemos cuando tenemos que callar y seamos honestos cuando tenemos que serlo…el hombre más sabio no es el que tiene todas las respuestas.

Yo.