miércoles, 23 de noviembre de 2011

En la cartera de la dama o el caballero

Hoy tengo para ofrecerles un producto de origen completamente desconocido, único y que no debe faltar en su bolsillo o su cartera. Perdón que ya haga un paréntesis en esta venta de ómnibus, pero quiero dejar en claro que estoy siendo lo más políticamente correcto que se me ocurre… no me gusta nada cuando estos inconscientes que nos venden tantas cosas dicen “En la cartera de la dama o el bolsillo del caballero”… ¿acaso no se dan cuenta el grado de discriminación que están teniendo? ¿Qué? ¿Una dama no puede tener bolsillos o un caballero no puede usar cartera sin dejar de serlo?

Volviendo… hoy les traje un producto único en su existencia y que luego de escuchar de qué se trata, no podrán dejar de comprarlo, pese a su precio desorbitante (aquí no tendremos el uno por diez, dos por veinticinco que tanto nos gusta).

Pero antes… antes la historia del por qué cree este aparato, tan esencial en la vida de todos y crucial a la hora de mantenernos con la misma…

Allá por fines del dos mil once acaecían varios acontecimientos… pero ahora que lo pienso, me tengo que ir un poquito más atrás… allá por inicios del dos mil once acaecían también varios acontecimientos. Por un lado mi vieja retornaba de un gran viaje por el norte del mundo. Me preguntarán como tantas otras personas “¿fue con alguien?” y yo responderé “no, fue sola” y vuestra reacción será del tipo “¿eh? ¿sola?” y yo responderé “si, fue lo que dije hace instantes” a lo que ustedes dirán “y… ¿a qué fue sola?” y yo les diré lo que pienso “no tengo claro a que fue, pero todas las cosas que se te ocurren a vos, ya se me han ocurrido a mi (y probablemente alguna cosa más… yo sé mejor que ustedes quién es ella).

También por aquellos días a mi padre se le ocurría quedar atrapado entre dos autos y de esta forma lesionarse seriamente una rodilla (a decir verdad, esto es como cambiar caballo por reina en el ajedrez… poder contarle a tus nietos que te peleaste con dos autos y que solo te costó una rodilla me parece que es muy buen negocio). De todas formas la historia les va a sonar un poco más sórdida si les cuento que mi viejo estaba en un campo con 5 amigos y que habían tan solo tres autos. Si… lo sé… ustedes preguntarán “¿Tu viejo estaba en un campo con 4 amigos y 3 autos y fue pisado por dos de ellos?” y yo responderé “Sí” de forma cortante… pero ustedes no sabrán reconocer mi tono cortante y preguntarán “¿Sí? ¿Seguro” y yo les diré “Tan seguro como puede estar un hijo con la historia de un padre”… y sé que ustedes se imaginarán muchas historias más posibles y por cierto mucho más realistas que la de los 4 amigos y los 3 autos… pero yo también me las he imaginado todas ellas y más.

Bueno… cuestión que entre tantas otras cosas, por esos momentos mi vieja andaba de fiestas por Europa y mi viejo en las suyas por el paisito, cuando a mi vieja se le ocurrió retornar. Debido a que mi viejo se volvió una carga para mi hermano y para mi durante esas semanas, es que no hubo forma de mantener el hogar en un estado aceptable. Fue así que cuando fuimos a recibir a mi vieja al aeropuerto yo tuve una de mis magistrales ideas, la que como tantas otras veces fue escuchada por oídos ciegos.

Yo pensé…ya que el viejo está medio hecho paté y el panorama se le va a tornar un tanto deprimente a la vieja, agrandemos el shock de la llegada de forma de que la realidad resulte mucho más alentadora. Que quiero decir… pretendía que mi viejo fuera en una silla de ruedas a recibirla y no pareciera muy despierto al llegar ella, de forma que luego de verlo y quedar destruida, mi viejo se levantara y la abrazara… en mi mente era una idea maravillosa… pero ta, tanto mi hermano como mi padre optaron por ignorarme.

De todas formas, y más allá de lo que todos los puristas del pensamiento digan, yo tenía razón. Mi vieja vio a mi viejo en muletas y ese fue el principio de la debacle. Fue llegar a su hogar, donde la mitad de las luces se habían quemado, donde habían huecos en paredes que antes no existían, donde casi no se podía caminar a causa de todas las cajas que habían por todos lados (si bien nos mudamos hace 15 años para aquí, todavía tenemos algunas cajas sin desembalar… lo que hace que me haga cuestionamientos acerca del verdadero valor de todas aquellas cosas olvidadas dentro de esas cajas, que nunca serán recordadas).

Pues bien… la primera frase de mi madre luego de entrar a su hermoso hogar no fue la típica “home sweet home” sino algo más como “ya saqué pasajes… me voy lo más pronto posible para Europa”.

Y así lo hizo… hace un mes se fue al antiguo mundo nuevamente y en el día de hoy retornó. Para aquellos que se estén preguntando “¿Se fue otra vez?” les respondo “¿Son ustedes los mismos que antes me hicieron repetir algunas cosas con sus preguntas? ¡Sí! Dije que sí…”.  Pero lo confieso… hay una pregunta que no soy capaz de responder y esta es “¿De dónde sacó la plata para volver a irse?”.

Yo tengo mis teorías… que van desde que utilizó plata del narcotráfico y llegan incluso a aceptar la posibilidad de que su otra familia, la que evidentemente tiene por allá, le mandó la plata para los pasajes.

Lo que sí y por suerte, si bien mi vieja se volvió a ir de fiesta, a mi viejo no le surgió ninguna otra “reunión” rara con amigos… así que en este mes resultó casi ileso (casi pues algunas lesiones menores siempre tendrá, como alguna quemadura con agua caliente y cosas del estilo).

Y ya estamos llegando al punto más interesante de la historia… se ve que con todo lo que viene pasando, a mi viejo le entró un miedito extraño de que mi vieja lo dejara. Entonces optó por cambiar la pisada de la vez pasada y en vez de dejarse pisar por dos autos y dejar que la casa se viniera abajo, intentó todo lo opuesto.

Pintó la puerta de entrada a la casa, el piso del balcón, un sapito de cerámica (esto lo hizo con la pintura que sobró de la tarea anterior)… pintó también el baño, al llamado ‘baño chico’ que no es más que un chiste de baño que tiene esta casa lo transformó del depósito que era al chiste de baño que siempre se quiso que fuera. También pintó el mueble de su cuarto y así siguió todo el mes.

Pues bien… alentado por ese espíritu y por la buena compañía del momento, opté el día de ayer por hacerme un beberaje espirituoso y sacar todas las cosas que sobraban de esta casa (2 sillones, una reposera, cuatro toneladas de libros en completo abandono, etc.) y dejarlas en el viejo cuarto de mi hermano (de forma bastante ordenada) a modo de depósito.

Increíblemente, y no exagero, pudimos cumplir con esta tarea y la casa quedó 100% ordenada. Algo que para los que la conocen saben que es virtualmente imposible. Pero lo logramos señores, lo logramos. Y aquí… aquí es donde la trama se complica y esta historia empieza a culminar.

Como ya teníamos muchísimo viento en la camiseta decidí hacer un aporte más para esta casa… transformarme en cerrajero e instalar el pestillo que estaba faltando en la puerta de la suite de mis viejos. Y así… comenzamos quitando los vestigios que quedaban de la anterior, hicimos un primer intento por poner la nueva… no funcionó.

Un segundo intento…tercero… hasta que en algún momento sentí que había quedado sumamente bien colocado y les pedí a todos que me dejaran solo en el cuarto. Cerré la puerta… me encontraba abandonado a mi destino dentro de un cuarto que no era mío… del otro lado mi padre y, creo yo, alguien más.

El momento de la verdad llegó… giré el pestillo y di la orden “empujen la puerta”. Un ruido sordo y nada… la puerta no pareció ni enterarse del pedido de la gente del afuera de que debía abrirse. Hubo un segundo intento por abrirla… con este lo único que logré fue descolocar el pestillo de mi lado y quedarme más encerrado.

Desde afuera seguían intentando… pero nada podían hacer. Dos opciones tuve… gritar y llorar o mantener la calma y lograr por mis medios ‘desencerrarme’. Y así lo hice, para sorpresa de todos e incluso la mía. Desarme el pestillo, lo quité, hice palanca en la puerta y logré salir. Quizá un dibujo ayudaría a expresarme mejor, pero soy malo dibujando así que espero que se imaginen lo que tengan ganas.

Pero fue allí que lo supe… todos debemos siempre y en todo momento tener en el bolsillo o la cartera una hacha de bolsillo, con brújula y corta plumas… y esto es lo que traje para ustedes hoy.

Sigo entregando…

Ah… vieja, mañana quiero una tortilla de papas.

Slds.

viernes, 21 de octubre de 2011

El curioso caso del smartdevices

Sin dudas hoy me dispongo a hablar del tema en boga... el smartdevices. Quizá alguno de ustedes se esté preguntando qué es un smartdevices... pues bien, no me miren a mí en busca de una respuesta porque no soy el más indicado para responder a tal pregunta…

De todas formas... la voy a responder. El smartdevices ha sido el mejor invento del hombre (thank you Steve for that one) para complicar un aparato simple y útil, y convertirlo en un objeto riesgoso y por el cual muchos ya han muerto.

Pero como en todo, hay que ir para atrás y empezar por el principio... Corría el año 1984 y yo nacía... creo que por esas fechas pasaron algunas otras cosas bien importantes, pero que no son relevantes para este texto. Al momento de mi nacimiento, existía en mi casa uno y solo un teléfono de línea. Este era un aparato enorme, rojo, incomodo para hablar, que tenía un cable muy corto que generaba problemas de columna y que para comunicarte con un teléfono de tan solo seis números, se requería un tiempo promedio de discado de siete minutos, treinta y seis segundos.

A ese teléfono lo odie desde el día en que nací, hasta el día que lo tire al piso y se destruyo. Pero más allá de esto último, todos éramos felices. Disculpen este pequeño paréntesis… pero quiero agregar un dato de mi realidad para que conozcan un poquito más de esta mente (enferma). Así como odié aquel teléfono rojo de disco que había en mi casa, muchos años después hice lo imposible por hacerme del teléfono rojo de disco de mi abuela, esta ya no lo necesitaba más, e incluso logré conectarlo a la línea de casa y utilizarlo por un tiempo… lo que es la vida, ¿no?

Pues bien, por muchos años de los primeros que me toco vivir tuve la suerte de visitar a menudo a unos tíos que vivían en el campo. La comunicación con ellos era de lo más divertida... era algo así, nosotros llamábamos a una central cerca del campo y les pasábamos un mensaje, luego ellos le transmitían ese mismo mensaje por radio vaya uno a saber cuánto tiempo después (a esto se lo conoce como llamada de teléfono asincrónica). Al tiempo de esto alguien inventaría el contestador y estos pobres amigos de la central quedarían sin empleo. ¡Hay como te extraño mi querido ‘atento 13’!

El mundo era simple… nosotros éramos simples. Nos maravillábamos ante el hecho de poder escuchar la voz de alguien que no estaba in situ con nosotros… nos dejaba contento poder hablar con aquellos que estaban perdidos en el medio de la nada, cuando en realidad no podíamos hablar… solo podíamos ‘mensajearlos’.

Un buen día el mundo cambio y llegaron los teléfonos con botones, los inalámbricos y las benditas llamadas en espera. Ya nada sería igual... ahora nos gustaba llamar... el teléfono era cómodo y podíamos hablar por horas sin sentir dolores de espalda u oídos. Que bella época...

Muchos creíamos en aquel momento que todo ya estaba dicho, que no habría nada más por inventar… pero Graham Bell debía estar riéndose de nosotros en su tumba (al tiempo que un tal Meatti se retorcía en la suya… es algo así… según escuché una vez en un programa de tv, un tano de nombre Meatti habría inventado el teléfono para comunicarse con su esposa parapléjica que se encontraba en otra planta de su casa y el buen señor Graham le habría robado el invento para convertirlo en el primer teléfono… ¿o fue la luz? Bue… en cualquier caso, al parecer este mal parido del Graham era de las peores porquerías que el mundo habría visto… porque robarse este invento en tales condiciones, realmente no da).

Aquellos que llegaron tarde a la clase de historia o que han vivido en una burbuja se deben estar preguntando ¿Y qué paso? ¿Se inventó algo más después del teléfono inalámbrico y los walkie talkies? A ustedes les digo, que en base al título del presente texto, su pregunta es bastante chota por lo que no voy a responderla.

Pero sí… llegaron nuevas invenciones… algunas llegaron para irse rápidamente como el Bip-Bip radiomensaje, un invento que no puedo creer que le haya servido a más de un puñado de personas ya que verdaderamente era el summun de la impotencia. Nunca tuve uno, pero solo puedo imaginarme que me llegara un Bip-Bip radiomensaje que dijera algo como “Halcón… no sabes de lo que me enteré. Si logras responderme esto con tu bip-bip te cuento”. Si, lo sé… ustedes me dirán que es bastante infantil mi ejemplo… pero fue lo mejor que se me ocurrió. También me dirán que ni eso podría haberse escrito porque seguro que el mensaje tenía que ser más corto que un telegrama.

También tuvimos la suerte de conocer un invento, cuyo inventor debe estar reposando en el fondo del océano con la sirena Ariel (¿se imaginan a la Sirenita de vieja?), que fue el infame celular para auto. Un aparato que de por sí era más grande que el teléfono rojo de disco y que, todo bien ¿no?, pero si el inventor lo hubiera pensado un poco se habría dado cuenta que con un poquito más de esfuerzo hubiera logrado algo que se pareciera a un teléfono personal.

Pero evidentemente un día apareció aquello que ese señor no supo prever… un aparato que servía para comunicarse telefónicamente y que uno podía llevar consigo (si era capaz de cargar las tres toneladas promedio que pesaban). Era un aparato que evidentemente estaba construido en base al plomo y que no había sido creado para llevar oculto. Para ser más claro, gracias a dios en aquella época los robos no eran tan comunes como ahora, porque de otra forma no habría sido un invento que perdurara.

Estos primeros teléfonos celulares eran de lo más tierno… el botón de función (de existir) era una mentira pública. Honestamente la única función que tenían era la de comenzar una llamada y la de finalizarla. Sonaban de una forma o no sonaban. Si tu idea era llamar a un teléfono con más de 9 dígitos, seguramente no pudieras hacerlo. Pero eran mágicos… lograban aquello que había sido el sueño de los espías de antaño, trajeron vida a las fantasías de aquellos que hace mucho imaginaron el futuro.

También es cierto que se dijo que prácticamente estos aparatos contagiaban enfermedades y nos hacían más tarados… pero lo mismo se dijo de la televisión y la radio… y ¿cuánta razón tuvieron los loquitos que dijeron esas tonterías? Sí, de acuerdo, tuvieron toda la razón y ahora somos mucho más tontos de lo que éramos antes, pero ta… no se… como que el celular no me parece algo que nos vaya a hacer tanto daño.

Mi viejo compro su primer celular cuando yo era aún chico... y más o menos significaba que eras alguien importante (razón por la cual nunca entendí por qué mi viejo tuvo uno… asumo que quería aparentar para los demás… no sé). La gente común le tenía miedo a estos aparatos... Pero, ¡qué útil que eran! Poder llamar y recibir llamadas en cualquier lado... cualquier lado que estuviera a 20 metros a la redonda de una de las 15 torres de telefonía celular con las que contaba el país.

Creo que allí todo era perfecto… el servicio era único y malo… si comprábamos un celular no teníamos que decidir entre muchísimos planes con muchísimas diferencias. Era como un McDonald’s donde solo venden la cuarto de libra con queso… un lugar cuasi perfecto. A su vez ese único servicio que teníamos era muy malo… funcionaba tan solo en algunos puntos del país, por lo que no era nada confiable. Esto significa que no había forma que ellos se apoderaran de nuestras vidas…

Pero el ser humano no aprende de sus errores y siguió avanzando… y todo fue para peor… todo. El mundo volvió a cambiar… la famosa ‘área de cobertura’ pasó a ser evidentemente una zona extensa por lo que uno podía confiar en estar siempre conectado. Así nació una de la más grande de las mentiras… que estar conectado es estar.

Confiar… hubo una época en la que solo confiábamos en nuestros iguales para transmitir un mensaje… una época donde el mensajero se hacía responsable por sus palabras… el mundo cambió… ¿vamos a mandar al cadalso a un aparato? Que folclórico sería eso…

Y sucedió… llegó un nuevo invento para esos aparatitos, el señor Sms. Hubo una época en la que sabía que significaba ese sms (que leído queda re divertido ese ese eme ese)… pero ya no lo sé. Recuerdo la primera vez que mi viejo recibió un sms en su celular… el aparato era de lo más simpático en ese momento, tenía veinte ringtones (ya se empezaba a ver el problema que realmente traían aparejados los celulares), tenía memoria para almacenar muchos números de teléfono (la pérdida de memoria a corto plazo no tardó en llegar… típica conversación actual “A: ¿Me pasas tu número?”, “B: Sí, como no… es… ehm… 555-4321”… “A: 555… pah… cómo dijiste”… en otra época nos decían 32 dígitos del número pi y lo podíamos recordar sin problemas). ¡También tenía juegos! Juegos señores… en la palma de tu mano… parecido a las maquinitas que antes podíamos comprar con el tetris… pero con la diferencia que en vez de piezas para encastrar tenías una viborita y también el temita menor que de podías hacer y recibir llamadas. Y lo mejor de todo… podía recibir ese eme eses… recibir… no enviar. Quizá atrás de esta compañía estaba el creador del Bip-Bip radiomensaje que seguía creyendo que la comunicación de una sola vía iba a servir en algún momento… pobrecito…

Pero aún teníamos salvación… los ese eme eses eran una especie que parecía en extinción… era muy caótico todo. Nadie sabía exactamente cuánto valía mandar uno, tampoco confiábamos en que estos mensajes llegaran y quizá tampoco confiáramos en que el receptor del mensaje supiera leerlos (ya sea por analfabeta o por inútil con la tecnología). Pero acá, en este punto de la historia es cuando el pequeño monstruo se hace grande y esa corporación malvada llamada “Á” aprovecha el momento y sume a este pueblo en una absoluta oscuridad.

Ser joven pasó a ser un beneficio y todos querían serlo… teníamos veintiocho formas distintas de tener un celular, ya no importaba tanto cuanto pagabas sino cuantos minutos hablabas. Los ese eme eses pasaron a ser muy baratos, ahora existía el ‘prepago’. Aparecieron miles de celulares que le dieron color y vida al mundo con sus alegres tonadas. Ya todo estaba perdido… aquellos que confiábamos que el ser humano iba a entender de qué iba el mundo, abandonamos el camino y ‘tiramos la toalla’… ya lo predijeron los mayas…

Y pasó lo peor que podía pasar… aceptamos los celulares como una máquina confiable que siempre iba a estar disponible para nosotros… siempre. Ya no escuchábamos el viejo y querido “el celular al que usted llama está apagado o fuera del área de cobertura”. Ahora para no aceptar el pésimo servicio brindado agregaron el correo de voz (que como recuerdan de más arriba fue la forma en la que muchas personas perdieron sus empleos… jefes de familia que quedaron en la calle), que fue la forma de no escuchar más esa grabación insoportable y en cambio quedar confundidos entre preguntas de “¿Se habrá muerto?” o “¿Estará en un telo con el celular apagado?” o “Será que sigue habiendo un área de cobertura?”.

Siempre me sonó a una torta el tema del área de cobertura…

Pero, ¿por qué les digo que el problema es la confianza? Hace 20 años, cuando alguien salía, simplemente lo hacía. Quizá el mundo era un lugar más seguro o quizá éramos más inocentes, pero no nos preocupaba estar siempre comunicados, que el mundo supiera minuto a minuto dónde estábamos. Luego conocimos la telefonía móvil y empezamos a cambiar… y la mayoría del mundo pasó a ser dependiente de su celular. Y justamente… no hay cosa que le guste más a lo celulares que fallarnos.


No mucho pareció suceder en un buen tiempo… todo aparentaba estar calmo. Las nuevas versiones del juego de la viborita no tenían sentido y eran descartadas… los celulares habían llegado a un tamaño mínimo y parecía que nada los iba a cambiar. Los nuevos servicios que se ofrecían morían en el ostracismo del abandono… había equilibrio… nunca habría de recuperarse el status quo, pero algo era algo.

Hasta que a alguien (y por respeto al recientemente fallecido lo voy a decir con el mayor de los respeto) se le ocurrió que estos aparatos no eran suficientemente inteligentes. Y dijo “¿y si creo un smartdevices?”…

Y ahí empezó la nueva era dentro de la ya comenzada nueva era… y  mucha gente habría de morir, pero no me quiero adelantar a los hechos. Empezaron a aparecer n mil dispositivos con pantallas enormes y táctiles… ¡pantallas táctiles! Aparecían nuevas funcionalidades, bastante increíbles de tener en la mano, como el ‘Wi-Fi’ y el ‘GPS’… ahora contábamos con nuevas aplicaciones para poder levantar en los bailes… aplicaciones como la del encendedor Zippo, ¡que simula hasta el sonido del mismo! O al gato parlante, que graba lo que decís y después lo dice con una voz mucho más aguda (y si esto no es tecnología aplicada al saber, díganme ustedes qué lo es), y un mundo infinito de maravillas.

Ahora podíamos subir toda nuestra vida a la maravillosa nube de la red y así sincronizar nuestras tabletas, celulares y computadoras (la personal y la del trabajo) para que toda nuestra vida esté donde nosotros estemos y que nada quede afuera.

Esto último hace que me pregunte algo… ¿algo de nuestra vida podría quedar afuera si no lo subimos a la red o no lo compartimos virtualmente? ¿Cuándo fue que la Matrix se hizo realidad y aceptamos el hecho de que prácticamente las computadoras controlan cuándo respiramos?

Este texto viene siendo demasiado extenso, así que voy a dejar el tema de los muertos a causa de los celulares por fuera, así como a otro mundo de cosas que podría comentar. Pero si me dejan decirle algo más, sería esto… ¿Cuándo fue la última vez que subiste al ómnibus y no había una señora, que evidentemente no entiende cómo funcionan los teléfonos, a los gritos por su celular? ¿Cuándo fue la última vez que caminaste por la calle y una música bien desagradable no salía de las manos de algún ser nefasto?

Es muy probable que la mayoría de ustedes me esté leyendo desde su smartdevices y es igual de probable que vuestras vidas existan actualmente dentro de un aparato de estos. Porque es imposible quedar fuera del sistema… y si lo estás hoy, probablemente no lo estés en muy poco tiempo. Ya no hay nada que no se pueda hacer dentro de estos gadgets… nada… bueno… sí… una cosita nomás… vivir… así que acordate de hacerlo.

Sds.
       Halcón.

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Sent from my Samsung Galaxy S

martes, 11 de octubre de 2011

Quisiera ser un pez

Perdón Juan Luis que te cite en mi nuevo texto… pero me pintó hablar sobre un tema hoy y ta… te me viniste a la mente. Ahora… ya que te cité… “Quisiera ser un pez para tocar mi nariz en tu pecera”… soy un loco al que le gustan las licencias literarias, pero hasta ahí… digo… una licencia típica… un par de semanas, tirando a un mes… no una licencia de tres meses sin goce de sueldo… que fue la licencia que te tomaste acá. ‘En tu pecera’… qué será, me pregunto. “…y hacer burbujas de amor por donde quiera, pasar la noche en vela, mojado en ti…”. Creo que un ‘sin palabras total´ es lo único que aplica a esta frase.

De todas formas mi idea no era hablarles de Juan Luis o de su canción, ni tampoco de sus vacaciones… como siempre mi idea era hablarles de mí. Que les cuento que hace unos meses decidí hacer un poquito de deporte, ya que venía medio parado, y me anoté en el club del barrio. Como el mismo abre los siete días de la semana, mi idea era poder ir al menos tres veces por semana y listo… Jean Claude Van Damme un poroto al lado mío.

Bien… como todos ustedes saben (probablemente ustedes sean tan solo mis papis, una vez más)… este año me la he pasado en otro país… lo que hace que mi decisión de inscribirme en un club sea un tanto tonta (¡que lindas que quedan estas dos palabras juntas!), si bien donar plata a una institución sin fines de lucro siempre es algo de buena gente.

Pero ta… cuestión que me anoté, pagué tres cuotas… y entre los tres meses sumo de dos a cuatro horas dentro del mismo. Como pueden ver… ya de pique arranqué mal, porque si me hubiese anotado en algún club del otro país, seguro que sería Jean Claude. Igual siempre he sido así, por lo que no voy a cambiar ahora.

En realidad, esta situación me tenía sin cuidado. He ido muy poco al club, pero el hecho de hacer el esfuerzo e ir me dejaba más que contento. El problema no fue en sí el pago excesivo de algo que no uso, o la falta de tiempo o cualquier otra cosa que se puedan imaginar ustedes… el problema, lo que no me dejó muy contento, fue lo que hice ahí dentro.

Nuevamente no es lo que se imaginan… simplemente sucede que evidentemente me llegaron los años, y lo que creía poder hacer ya no se condice con lo que efectivamente puedo hacer. Empecemos por lo más simple… intenté ir a la sala de musculación. Digo intenté, porque pese a haber entrado en un par de ocasiones, creo que no cuentan. Correr en la cinta por quince minutos sintiendo que la vida se me escapa o dar lástima haciendo un par de lagartijas y abdominales es medio penoso.

Así que bueno… por un lado di pena en la sala de musculación. Por otro, no llegué a entrar en ninguna de las canchas de basket, ya que al no estar estas nunca vacías y que mi nivel en ese deporte es demasiado bajo, la vergüenza iba a escalar a alturas jamás alcanzadas por esta persona (que ha alcanzado alturas inimaginables en esta materia).

Así que bueno… lo único que me restaba era el plato fuerte… la razón por la que quería volver a estar en un club… la piscina. Aquí no temía… de chico mis padres me decían que era un pez en el agua, cosa que se confirmó en mi paso por la YMCA (¿esta sigla representa la institución a la que yo iba?).

Aquí hago un paréntesis que se me está ocurriendo en este momento… ¿será que mis padres me decían eso de la misma forma que siempre me han dicho que soy inteligente, lindo y buena persona? Nah… supongo que esta vez no me estaban mintiendo.

Cuestión que me largué al agua… luego de un gran esfuerzo lo tenía todo: un short de baño que no me gustaba, pero que al no haber otro se podía utilizar, de los mejores lentes de agua que han existido (añejados por los años de inactividad) y un candado oxidado. Si… estoy de acuerdo que tenía que salir a comprar artículos para mi nueva vida deportiva… pero era sábado, eran las tres de la tarde… y quería empezar esa vida mencionada hace instantes.

Partí para el club… fue de esos momentos en los que sabes que nada puede salirte mal (que conociéndome es justamente cuando todo me sale pésimo… no mal). Llegué al club… luego de algún que otro problema en la puerta, ingresé al vestuario. Vacío… una alegría… no quería que mi peripecia por las aguas fuera vista por mucha gente. Bue… no vacío… estaba lleno de cucarachas como siempre y, supongo que en las noches, de ratas.

Elegí mi locker y me cambié, luego guardé todas mis cosas y me dispuse a leer todos los carteles con las reglas para poder ir a la piscina. Ah, si… me olvidé… por suerte había conseguido una de esas gorras para piscina que logran que al ponértelas te sientas muy mal contigo mismo. Ahora sí, me puse a leer todos los carteles y unos 45 minutos más tarde tenía una idea clara de qué tenía que hacer.

Che, una cosa… ahora hacer piscina en un club es casi lo mismo que estudiar ingeniería nuclear… es más, diría que existe casi la misma cantidad de documentos a leer.

Entré a ducharme y noté algo muy peculiar de mi short de baño. Si bien no era otra cosa que un short de baño, debía estar hecho para gente que le agrada mucho exhibirse… ya que al mojarse mostraba uno de los pocos secretos que me van quedando.

Decidí no preocuparme… no habría mucha gente, así que si me apresuraba a entrar en la piscina, nadie notaría mi casi desnudez. Y así lo hice… corrí casi sin tropezarme y me posicioné en el andarivel que leía “piscina libre”. Como dije antes… no había mucha gente, la mayor parte de mis compañeros de agua eran unos viejitos alegres en su clase para viejos… clase a la que ya estoy haciendo los trámites para poder integrar (no me querían aceptar ya que hay que estar mejor físicamente para poder acceder a tan selecto grupo).

Y patapun… me metí en el agua… ta… no fue tan patapun, sino más bien que bajé escalón por escalón. No quería zambullirme de ninguna forma ya que el short no me daba ningún tipo de confianza (la poca que le tenía se desvaneció cuando note que un short para el agua se hace transparente al tocar el agua… sabe Dios que otros secretos se tenía guardado).

Como no quería dañar mis ya no videntes ojos, decidí colocarme los lentes de agua que he amado por tantos años. Extraño que ellos también decidieran fallarme y se deshicieran en mis manos al intentar ponérmelos. Nuevamente opté por no preocuparme mucho… ya me compraría un candado nuevo, un short de baño nuevo, unos lentes de agua nuevos, y todas las cosas que se necesitaran para poder ser un gran nadador.

Como mi último recuerdo de nadador había acaecido unos 14 años atrás, opté por seguir mis instintos y largarme a nadar como en aquellos momentos. Así como el short y mis lentes de agua, mi instinto también me falló y a la segunda pileta que nadé ya tenía muchísimas ganas de salir corriendo… cosa que no podría lograr de forma literal ya que me estaban fallando las piernas y los brazos.

Asumí que todo esto se había dado por la conocida ‘suerte de principiante’ que en este caso era mala suerte… pero suerte al fin. Así que opté por pensar que con todos los accesorios nuevos y el descanso necesario, mi segunda visita a la pileta sería mucho más agradable.

Como todos imaginarán la situación no ha mejorado… es más, creo que ha empeorado. Quizá porque yo pierdo motricidad por el estrés del día a día, quizá porque nadar no es como andar en bicicleta, o vaya uno a saber por qué… cada día es peor. Hoy por ejemplo estuve unos 25 minutos ‘nadando’.

Y qué decir de esos veinticinco minutos… quizá que debería pagar una sobre cuota por la cantidad de agua de la piscina que me llevé en mi estómago. O quizá que antes de ir a nadar debería pasar por alguno de esos doctores que puede lograr que me mueva como busco hacerlo y no de la forma nefasta en que lo hago… ¿son los foniatras?

No se… lo que si se es que ahora no puedo hacer brazadas y respirar al mismo tiempo, así que lo que tengo que hacer es dar dos brazadas, frenar, respirar, sacarle el agua a los lentes (ah, si… gasté mucha plata en mis lentes nuevos y son una porquería), dar dos brazadas más, respirar de nuevo, escupir el agua que tragué por dar tantas brazadas seguidas, y así los 50 metros de la piscina… totalmente indigno.

Pero bueno… como dicen ‘persevera nadando y triunfarás en el intento de morir ahogado, sin que cuente como suicidio ya que no está bien visto’. Así que como dije al principio, quisiera ser un pez, no para mojar mi nariz en la pecera de nadie… ya que no llego a comprender qué sería mi nariz y qué la pecera y me da un poco de miedo decir eso ligeramente… pero sí me gustaría ser un pez, o bien para respirar bien en el agua o al menos para no atorarme con el agua de la pecera.

Ta… por algo es que soy un halcón, ¿no?

Gavilán.

jueves, 25 de agosto de 2011

Mi lapicera negra


Y sí… tenía que pasar… tenía que finalmente madurar, salir del capullo, quizá recordando un gran libro, el halcón debía salir del cascarón. He salido… y he nacido como business man… Sí, lo digo y lo sostengo. Se preguntarán por qué puedo decir esto… Son varias las razones que me han llevado a decir esto…  por un lado me encuentro nuevamente solo en un aeropuerto de una patria que no me pertenece… por otro lado, porque la señora de migraciones no solo no me hizo problemas, no solo recordé qué papeles tenía que darle sin preguntarle a nadie, sino que esta buena señora se me puso a charlar cual amigos que se encuentran bajo una lluvia torrencial y ambos saben que deben partir y despedirse, pero no han de lograrlo rápidamente. También podría decir que fue porque pase por el free shop y lo miré de costado, con cara de “¿y para qué ponen este supermercadito en mi camino?”... o también porque me encuentro escribiendo este texto en un aeropuerto… ¡MI DIOS!

Pero todas estas cosas son trivialidades comparadas con lo que se viene… sí, lo logré… con mi mejor cara de business man, vistiendo mi tercer mejor pantalón de mi segundo mejor traje y mi octava mejor camisa (tan solo imaginen qué hubiese sucedido si estaba con mi mejor traje, camisa y corbata!), me acerqué para hablar con las chicas de mi aerolínea de preferencia, la que me promete los mejores destinos, a los mejores precios y con los mejores beneficios (hablo de millas, servicio, comidas, etc.), y como si no me importara el resultado de mi pregunta les dije “Hola nenas, me encuentro en la siguiente posición… mi vuelo parte recién en dos horas, es el 671, y no tengo tiempo que perder… tengo muchos negocios que cerrar. ¿Me cambias para el 471 sin chistar ni emitir muchos sonidos?”.

Ustedes se estarán preguntando si aún me duelen las mejillas de los cachetazos de ambas nenas… pero equivocan la pregunta. La pregunta debería ser, ¿cómo logré tal hazaña? Porque oh sí, logré la hazaña y ahora espero un avión que sale muchísimo antes que el mío. La respuesta a la pregunta correcta es bastante sencilla, un JPerez cualquiera hubiera sucumbido ante los golpes de tan bien entrenadas damas de compañía… pero no un business man… así como los animales huelen el miedo, las chicas de las aerolíneas huelen el “businessmanismo”, en todos sus grados.

Así que bueno… siendo un business man grado 1 (¡cuánto camino me queda para ser un igual a usted, mi querido señor gerente!), siento que es momento de devolverle a esta hermosa sociedad (me refiero a la sociedad de BMs) que ya me ha acogido (por las dudas, lean dos veces esto último… no quiero confusiones) un poco de lo que me dio. Así que en breve se estará viniendo un texto que explique un poco mejor a todos los seres inferiores (todos ustedes menos algunos que aprecio (si te sentís ofendido/a con este último agravio… tenelo claro… yo te cuento entre los que aprecio)) lo que significa ser un business man, así como también las responsabilidades inferidas del título.

Ahora bien… vamos con nuestro texto que ya se pasó una hojita y no hablé de mi puta lapicera negra. Si yo fuese alguien que no soy, todos sabemos que este texto se hubiese intitulado ‘Mi unicornio negro’… pero varias razones me hicieron desistir de tal título. Primero que nada no soy este que habla de unicornios cuando pretende hablar de lapiceras extraviadas (espero no haberlos sorprendido con esto). Por otro lado, no creo que el mundo perdone a dos personas que realizan esta analogía… yo supongo que a él lo perdonaron por cantar la canción del comandante… pero no estoy seguro. Por otro lado, él habló de un unicornio que todos querrían tener… yo no estoy seguro cuantos aparte de mí estarían felices de tener uno negro… con ojos rojos… y fuego saliendo de sus fauces… creo que pocos.

Hace un tiempo toqué un tema que me apasiona mucho… o sea, lo toqué muy poquito… algo que ni puede considerarse como acoso… el tema de la mente. Bah… aclaremos mejor, porque yo considero que en todos mis texto he tocado este tema que tanto me excita… pero hace un tiempo hablé de una mentirita llamada ‘perdí mis llaves’.

En aquella oportunidad les comenté mi técnica para encontrar algo perdido y… ta… en realidad, si quieren saber lo que les conté en aquella oportunidad y todavía no lo saben, vayan y lean el texto, ¡amargos! Para algo los escribo… creo que se llamaba la búsqueda del tesoro o Descubriendo a Forrester… uno de esos.

Pues bien… hoy nos levantamos los tres BMs en nuestro depto con servicio de mucama y la verdad que me encontraba un tanto cansado por haber cerrado tantos negocios el día anterior. Fue así que luego de ponerme mi antifaz de business man me dispuse a armar mi valija de BM y mi mochila de BM. Esto lo tuve que hacer a primera hora ya que como buen BM habría de irme a cerrar tratos y luego de un mínimo de estos acuerdos (que si no me equivoco los podemos llamar también importaciones… ta… sé que es un poco confuso… después le pregunto bien a Vago… pero hay algo de eso… bah… creo) me iría hacia el aeropuerto.

Luego de ordenar todo sobre la mesa donde cerramos negocios en las noches lejos de casa, miré a la misma y me dije “los teléfonos van todos en la campera, la notebook en la mochila de BM, la lapicera negra con la que firmo mis negocios al bolsillo de la camisa”. Luego de realizar estos movimientos estratégicos, luego de tener todo en su debido lugar, miré a mis costados donde Vago y el Señor gerente me miraban con cara de “¿el señorito tendrá para mucho?”… ahora que lo recuerdo bien, no fue solo su cara, llegaron a pronunciar estas palabras…

Fue así que salimos raudamente del depto. con servicio de mucamas (cómo he dicho, no había tiempo que perder) y nos dirigimos al gran ascensor que día a día nos lleva desde la PB al piso 2 y viceversa. Aclaré todo esto porque fue en este momento que tuve una sensación feota… me dije “halcón, te estás olvidando de algo”.

Cuando llegamos a las oficinas donde negociamos todos nuestros acuerdos (ahh… me olvidaba… estuve investigando… serían exactamente lo mismo las importaciones y los acuerdos, solo que es mucho más fashion decirle acuerdos. Para mí está mejor y dado que puedo pronunciar más rápido acuerdos que importaciones, lo prefiero para así no perder tiempo preciado) lo noté… no tenía mi unicornio negro con el cual firmar todo… ‘…y yo no tengo más que un unicornio negro…’. Ahí me dije… ‘¿Vistes Halcón? Yo sabía que te estabas olvidando de algo’.

Esta pequeña vivencia me dejó muy pensativo… porque ¿a quién no le ha pasado de sentir esta sensación, para luego encontrar que algo fue efectivamente olvidado? Y, ¿por qué es? ¿Tenemos todos el don de la adivinación? Que salado, y aburrido, si esto fuese cierto.

Ahora… ¿yo no acomodé todo sobre la mesa y luego dispuse en qué lugar iba qué? Y luego de acomodar todas las cosas y decidir donde irían, ¿no fui yo también quien las colocó en su lugar, dejando la lapicera negra olvidada sobre lo que espero que sea la mesa? Entonces… ¿es adivinación o idiotez?

Aprovechen… esta es la única vez que me van a escuchar decir que actué de forma idiota. Igual no se crean que me estoy insultando, me permito este desliz para poder demostrarles lo inteligente que soy con todo este planteo… soy un genio…

Lo que pretendo decir es… ¿dónde está lo mágico en saber que me olvidé algo, que sabía que me había olvidado? ¡No tiene nada de mágico! Yo no guardé la lapicera negra porque en ese momento estaba funcionando en piloto automático, y este piloto no consideró que fuese interesante guardar mi hermoso unicornio.

Como todos sabemos podría hablar mucho más rato sobre este tema, pero creo que mi avión debería estar por arrancar y si bien no tengo muchas ganas de hacer la cola de cuadra y media que se está formando, en breve tendría que guardar la computadora, ya que no se pueden tener prendidos aparatos electrónicos durante el despegue o el aterrizaje (¿el mp3 cuenta?).

De todas formas quiero agregar alguna cosita más… Esta sensación es más que conocida por todos… nos sentimos raros, incluso hasta podría decirse que mal… y no sabemos por qué. Creemos haber olvidado algo y en la mayoría de los casos se cumple (digo la mayoría porque hay gente que está mal de la cabeza y vive inmerso en un mundo de estas sensaciones… o sea… si a vos te pasa, en promedio, una vez por semana que sentís que perdiste algo, muy probablemente lo hayas perdido. De dos veces por semana a cinco, en promedio, se puede decir que sos flor de pelotudo/pajera que le gusta olvidarse las cosas. Más de cinco implica una clara pérdida de conexión entre la realidad y ese universo en el que vivís… andá yendo a un loquero a ver si él/la te puede salvar del calvario en el que te encontrás).

Es difícil generalizar, si bien yo lo hago con tanta frecuencia que parece facilísimo, pero creo que esta sensación no es más que nuestra cabeza confesando su pecado… confesando que un rato antes se hizo la viva para testear si estabas despierto y descubrió que estabas dormido. Así que aprovechá que esta mal parida que es nuestra cabeza te confiesa algo de lo malo que te hace y si sentís que olvidaste algo, date la vuelta y busca tu unicornio negro, todos tenemos uno (solo yo tengo el de ojos rojos y fauces incendiadas).

Ha sido un gusto ser del grupo de ‘escritores sin fronteras’… este texto lo he de firmar con una de mis plumas.

Gavilán

martes, 12 de julio de 2011

Contando con el Vago

Hoy quiero hacer una pequeña intervención en mi espacio para contarles un suceso acaecido hace pocos días. Como algunos otros textos que he escrito aquí, este también se puede catalogar bajo la subcategoría ‘Chiste interno’… por lo que si ves que no entendes mucho de lo que hablo abandona el texto bajo el pretexto ‘el Halcón está mamado’ y volve para el próximo… o no vuelvas… ¡a nadie le importa!

Una aclaración antes de arrancar y después de la aclaración anterior… olvidé en mi último texto enmendar un error que prometí solucionar. Hace pocos días se liberó un texto en el que no mencioné a mi mayor seguidora y mejor ‘comentatriz’, que es mi gran amiga, mejor bloggera y aún mejor Rosarina, la Any.

Bien… saldado este error acompañado de mis más sinceras disculpas para con ella, prosigo con lo que venía…

¡Qué disparate que no hay forma de que mis textos sean cortos! Arranco a escribir pelotudeces y no paro.

Como todos ya saben, dos de mis mayores amigos de la vida son el Señor gerente y Vago. El tema que hoy nos ocupa refiere a este último. El día Jueves de la semana pasada él logró, muchos seguimos sin saber cómo, recibirse de vaya uno a saber qué (creo que tiene algo que ver con la confección de arreglos florales para cumpleaños de quince… la carrera se llama algo así). Pero lo más lindo del tema es que el loquito este se portó muy bien y organizó en un par de días una muy linda fiesta.

El sábado sería la fiesta, de la que supimos en el trabajo el día viernes. Por esto solamente hubo tiempo de confirmar la asistencia a tan importante evento sin poder pensar mucho en cualquier otra cosa. Fue así que al retirarme ese día hacia mi casa, ya subido a mi limousine con chofer, surgió en mí una duda que fue creciendo en intensidad hasta convertirse en algo insoportable… cito mi pensamiento: ‘¿Será que los soretes de mi trabajo organizaron un regalo para Vago y me dejaron afuera, como tantas otras veces me han dejado afuera de algo? Voy a preguntarle al pibe cantina’. Debo aclarar aquí que el pibe cantina es un compa del trabajo, muy amigo del Vago (el cree que es mejor amigo que yo… pero está equivocado, está equivocado).

Así que le envié el siguiente sms al pibe cantina:

"Cantina, aquí Halcón. ¿Cómo anda? Bo, tenes idea si alguien dijo de comprarle a Vago algo para mañana??”

A lo que el pibe cantina me respondió, espero yo que en su momento de mayor soretismo del día:

“Capo, la verdad que no se habló nada pero es una buena, si se te ocurre algo avisa”

Creo que hasta los más tontos que me siguen puede deducir qué significa esto… en  la jerga populacha es un gran ¡manejate! Así que me lo tomé con calma y decidí esperar a que el nuevo día llegara con respuestas.

Llegó el nuevo día…

…Me duele la cabeza y tengo ganas de seguir durmiendo… pero el Vago se merece una linda sorpresa… así como yo merecía, cuando estaba de viaje con él, dormir en una puta cama y nunca pasó… de todas formas no creo que lo haya hecho de malo… si hubiese dormido al menos un par de noches sobre esas rocas, es muy pero muy probable que él me habría prestado su cama por unos días… quizá… bueno… de última yo soy mejor persona que él seguro…

A buscar los teléfonos de todos mis compañeros de trabajo. Ah, si…me faltó aclarar algo…hasta ese día contaba con tan solo cinco teléfonos de personas de mi trabajo, de las cuales tan solo iban tres a la fiesta. Así que me dispuse a buscar en un sistema de lo más amigable el resto de los 27 teléfonos de las personas que estaban invitadas.

Unas tres horas más tarde ya tenía todos los teléfonos… también tenía un odio adquirido para con el sistema que se negaba a darme de forma sencilla todos los teléfonos y por qué no, también tenía cierto resentimiento para con los soretes de mi trabajo que nunca pensaron en pasarme su celular en todo este año y así evitarme el trabajo este de esclavo…

Uf… me descargué…

Bueno… cuestión que con todos los números almacenados solo faltaba un paso más (o eso yo creía)… mandar la idea de comprar algo y esperar las n mil respuestas que iba a recibir, todas brindando ayuda, ideas, plata, etc. Fue así que escribí el siguiente mensaje para las treinta personas:

“Hola, soy Joven Halcón aunque algunos me llaman ‘APODO CENSURADO’. Soy cantante, actor, escritor y espero algún día titiritero. Hoy quiero hablarte de Vago y su recibimiento. ¿Te interesaría regalarle algo en grupo con tus hermanos y hermanas de ‘El conocimiento es la frontera del ser humano para el futuro’? ¿Qué? ¿Cuándo? ¿Cuánto? ¿Cómo? ¿¿¿¿Por qué????”

Por razones de seguridad y privacidad una serie de frases, nombres y palabras han sido alterados de la versión original del mensaje (palabras en italic).

Fue aquí cuando el mundo se me vino una vez más abajo… mientras yo esperaba una ayuda inconmensurable de todo este mundo de gente las respuestas recibidas fueron las siguientes:

“Si cuéntenme”

“Jaja... Si  me prendo al regalo, qué ni idea pero me sumo. Beso”

“¡¡Sí claro estoy!! ¡¡Qué bueno!!”

“Tas pasadoooooo Si anotame”

“Acepto pongo el dinero necesario siempre y cuando esto sea equitativo y todos pongamos por igual.”

“Jejeje claro! O sea, mi respuesta a tu 1era pregunta es si, a las otras ni idea!”

“Podría ser un tratamiento donde lo hizo Carlitos Muñoz para un implante capilar… maneja esa opción a ver si gusta!!!!”

“Cómo va? Buena idea, nos prendemos con tatata. No se nos ocurre aun q puede ser, pero si surge alguna idea t aviso. Nos vemos más tarde!”

“En lo q vayan a comprar conta conmigo para poner plata. Capaz q puede ser una lapicera grabada o algo parecido. Nos vemos esta noche.”

“Hola! yo no voy hoy pero colaboro en el regalo”

“Sí. Me sumo. Sds!”

“Si me parece bárbaro. Resuelvan y me dicen cuanto es. Tatata

“Jaja x mi si. abrazo”

“Si, y voto a favor de las demás decisiones. Pd. Deja de cambiar de teléfono sorete!”

“Dale. Si contame. Luego me decís cuanto es. Gracias!  Tatata

“Sí, daleee. Aunque no creo que para hoy nos dé el tiempo :). Una sesión de peluquería de woow podría ser jaja. Beso”

“Toy ahi! Cmo hacemos? Toy x tu barrio :-P”

“Me anoto a lo que decidan los hermanos y hermanas”

“Jajaja! Si m interesa jajaja! Cuando sepan el que? Cuánto? Etc decime”

“Sí, Uds digan y yo me prendo!”

“Muchas preguntas para un sábado. La única seguro es un si le quiero regalar. De las otras preguntas lo que quieran.”

Tatata. Van en orden: Si, algo para la casa, lo ideal sería hoy pero puede ser en la semana, alrededor de 200 pesos, por tatata link juntamos, porque va a ser un gran decorador de fiestas de 15!”


No creo que sea necesario que agregue absolutamente nada más, pero de todas formas lo voy a hacer. Es evidente por las respuestas de mis estimados compañeros de trabajo, que les sucede una de dos cosas. O me odian mucho e intentan no gastar mucha energía en mí o tienen serios problemas para escribir un mensaje de texto que supere por algún cuerpo el simple ‘ok’. Como se ve, salvo un par de buenas personas, el resto me respondió nuevamente el ‘manejate’ que el mismo pibe cantina me había dicho en su momento y que en este caso ni se dignó a mandar (respondió la patruna).

Así que allí estaba yo, una vez más atareado por algo que sabe dios por qué me propuse hacerlo… debo confesar que se me cruzó por la cabeza hacerme el ‘opa’, algo que me sale muy bien, y dejarla por esa. No entiendo bien qué fue lo que me llevó a decidir levantarme del sillón en el que me encontraba tan plácidamente tirado, pero luego de coordinar con Eltisnéé para ir juntos al shopping a comprar algo, logré levantarme y salí de la comodidad del hogar.

Allí empezó una nueva aventura de la que no voy a describir mucho, pero el problema de la misma se basó en no tener ni la más remota idea de qué le podíamos regalar a Vago. De pronto recordamos que el muy pelotudo se fue a surfear hace unas semanas con su netbook en el bolsillo (viaje del cual la misma nunca se recupero…), por lo que decidimos comprarle una nueva y mejor netbook que la que tenía con la condición de que vendiera la tabla de surf.

Y así fuimos… y se la dimos… la netbook… y que feliz que estaba… pobrecito… yo creo que incluso lloro…o eso quiero creer. Una cosa que debo destacar aquí es que cuando se le solicitó al Vago que nos saludara uno a uno, lo que hizo él fue saludar al pibe cantina y a su novia e irse, no sin antes decir “gracias a todos”. La verdad… pocas veces me he sentido tan pero tan completo.

Aún me dolía la espalda y la cabeza de las tres horas que pasé buscando en una web de lo más nefasta los teléfonos de todos mis compañeros, tenía hambre por haber salido temprano de casa para comprar el regalo y no haber regresado a la misma más que para bañarme muy rápidamente y envolver el regalo, aún tenía la tensión y el estrés de estar comprando algo que no sabía si sería del gusto del agasajado y de los demás agasajantes, y también tenía en mi cabeza la pendiente idea de que mi nueva tarjeta de crédito tenía una deuda a pagar en una cuota de lo más divertida… así que sí… lo que más esperaba era la gratitud de Vago para con su gran amigo, el pibe cantina… ¡qué felicidad!

Debo destacar que fue una noche mágica... terrible onda (que incluso me sorprendió porque por lo general en la oficina está todo mal)... buena música, mucho baile... en particular creo que esa noche la descocí bailando... mal... De esas noches que se dan sin que uno lo busque, pero se alegra de encontrarlas...

Y así comienza esta semana, intentando definir quienes fuimos efectivamente los obsequiantes del obsequio, de forma de poder sacar cuentas y de forma de en definitiva poder cobrarlas…

Como vivimos en un mundo nuevo, donde la tecnología lo es todo, ¿qué pudo haber pensado este joven halcón a la hora de cobrar los dineros adeudados? Como estoy hablando de mí mismo les voy a contestar lo que pensé… pensé que si todos hacían una transferencia bancaria a mi cuenta iba a poder centralizar toda la plata allí y de esta forma no tener ningún tipo de dramas con el cambio, con los totales, etc.

Lo que este pequeño halcón nunca consideró es que para la entidad financiera en cuestión, el hecho de recibir n mil depósitos del mismo monto constituye un posible fraude financiero… así que aquí me encuentro… esperando ser juzgado… muy alegre de haber tenido esa hermosa idea… y eternamente agradecido a todos mis compañeros de trabajo por declarar que ellos nunca realizaron ningún depósito en  mi cuenta…

Vago… que seas muy feliz con tu carrera, acá con el Guayinton (mi compañero de celda) estamos bárbaros.

Un saludo para todos los que me conocen…
JH.

viernes, 8 de julio de 2011

Un poco de política

Henos aquí nuevamente compartiendo un rato óseo o de ocio, como les guste decirlo. La verdad que vengo medio retrasado, hace días que no paro de pensar en nuevos textos que quiero escribir, pero la verdad carezco del tiempo para hacerlo. También estoy muy atrasado con el temita del libro, cuya introducción aún está a medio hacer y con el gran stand up que estoy intentando escribir, y que quizá nunca llegué, quizá.

Pero bueno…hoy toca lo que dice arriba… un poquito de política para amerizar la tarde (sé que tendría que haber puesto amenizar…pero qué linda que es la palabra amerizar ahora que, gracias a mi querido señor gerente, sé qué significa). Hace unos días mi gran amigo el señor vago… que aprovecho a aclarar que desde ahora tendrá que ser llamado señor “ahora que terminé la tesis, la presenté, la defendí y me recibí no sé ni cómo te llamas porque no estás a mi altura”… cómo decía… hace unos días este señor vio el título de mi nuevo texto y luego de un suspiro muy profundo, que denotaba el esfuerzo mental que le producía pensar lo que iba a decir, dijo lo que antes pensó y fue “halcón… la política… es un tema delicado”.

Pero bueno… cómo siempre yo busco que me conozcan un poco más… no para que me quieran más, ya que luego de tantos años de vida tengo claro que solo mis viejos serán capaces de quererme (y esto se debe solamente al hecho del esfuerzo puesto en mi… no porque sea querible)… pero de todas formas me gustaría que me conozcan un poco más para que me entiendan mejor y también para que comprendan la razón de por qué NO me quieren… o sea… lo hago por ustedes.

Hace algunos años que dedico gran parte de mi tiempo a intentar conocerme (creo que esta frase ya la utilicé en quince textos… pero creo que sigue vendiendo bien), y no estoy hablando de ninguna chanchada… me refiero a conocer mi interior y entenderme. Hace algunos años, que evidentemente son menos o iguales en cantidad que los años mencionados al principio de este párrafo, tengo más que claro que estoy muy mal de la cabeza (una de las razones, no menor, por las cuales visito a un loquero cada algunos días).

Este autoconocimiento de mi propia locura fue toda una alegría. ¿Por qué? Porque me explicaba gran parte de las rarezas de mi vida… pero también presentaba otro gran reto... el siguiente paso era encontrar los distintos tipos de locuras que vivo y quizá, de lograr llegar tan adentro en mi psiquis sin volver a perderme en ella, encontrar las posibles razones de todo esto.

Hoy les voy a contar un pequeño resultado que encontré… pequeño pero importante… una de las razones por las que estoy tan desquiciado… ¡soy zurdo! Si, lo dije, ¡soy zurdo! Desde el momento en que nací y muy probablemente hasta el momento en que me encierren en un cajoncito de roble, fui, soy y seré zurdo. Supongo que es algo que heredé de mi viejo, que de joven fue zurdo también hasta que ‘lo curaron’… por lo que ahora lo considero un ex-compañero y actual traidor a la causa.

Así que sí señoras y señores (o ladies and gentles como dicen en mi compañía aérea de cabecera), parte de mi desquicie es debido a mi querida y tan odiada zurdes. Una vez alguien que no recuerdo me comentó algo que sonó a “por año mueren miles de zurdos a causa del uso de artefactos y elementos diseñados para diestros”.

En su momento me reí mucho, pero luego lo pensé un poco mejor y temí por mi vida. ¡En mi vida nunca pude abrir una puta lata de duraznos en almíbar sin lastimarme! Es difícil… la vida es difícil siendo zurdo.

Todo lo hicieron para ustedes… ¿la palanca de cambios de los autos en el 97% de los países del mundo de qué lado está? ¿Alguien vio como vienen fabricadas todas las mesas de computadoras y cuál es el lugar natural que asignan para el mouse? ¿Cuántas guitarras para zurdos vieron a la venta en toda su vida? Y lo que más me ha destruido… ¿Notaste para que lado se escribe en occidente?

Durante toda mi vida académica he sufrido un serio problema… al escribir nunca pude ver qué era lo que estaba escribiendo. Me explico un poco mejor… los zurdos, luego de nacer, tenemos otra gran decisión que tomar… nuestra cordura o nuestras cervicales (considerando que de arriesgar las cervicales tampoco aseguramos nuestra sanidad mental). Es así que muchos zurdos del primer grupo logran tener una buena caligrafía en base a posicionarse de una forma completamente antihumana torciendo brazo, cuello y cuaderno (por esto los problemitas de espalda) con lo que pueden escribir sin mayor problema de izquierda a derecha sin pisar lo que escriben, estando siempre pendientes de qué escriben y pudiendo escribir ‘lindo’.

Estamos los otros, los que optamos por salvar la espalda (y creo que también un poco de nuestro decoro… ya que la posición en la que se sumergen los primeros es indigna), que terminamos en el 99% de los casos con una letra espantosa, odiando la escritura, con el brazo izquierdo lleno de tinta (ya que constantemente quedan por sobre lo que escribimos) y con una hermosa cicatriz en ese brazo y de por vida producto de los maravillosos rulos con que arman nuestros queridos cuadernos y cuadernolas.

He conocido muchos zurdos en mi vida y la verdad, más que muchas veces son personas que chocan con el sistema… es que imaginen ustedes cómo sería vuestra vida si todo estuviera hecho y pensado para otro tipo de personas… no es menor, gente, no es menor. El daño que esta sociedad de derecha le hace a los zurdos como uno es grande, muy grande.

Hay un par de estadísticas que he escuchado muchas veces en mi vida que son, “Los zurdos son más inteligentes que los diestros” y “Los zurdos viven menos años que los diestros”. Vistas así por arribita suenan tontas… ¿cómo puede ser que el tiempo de vida de una persona o que su capacidad e inteligencia cambien de acuerdo a con que mano hacen sus cosas?

Ahora... como dije al principio ya está probado que muchos zurdos padecemos una muerte atroz en las manos de artefactos y objetos creados para diestros (no digo por y para diestros porque es muy probable que nos utilicen a nosotros para crearles sus máquinas diabólicas como esos abrelatas asesinos…). A su vez creo fervientemente que el esfuerzo de utilizar correctamente estos dispositivos sin sufrir la muerte descripta anteriormente nos quita salud y por tanto años de vida.

Por otro lado, y esto es una observación de vida y conclusión obtenida de la lectura de muchos autores que solo saben escribir pelotudeces (como uno), creo que cuando una persona es forzada a entender cosas que van más allá de su comprensión (como el movimiento necesario para utilizar el abre latas con la mano tonta), forzada a arriesgar su vida sin ningún tipo de seguro, es ahí cuando se desarrollan ‘capacidades diferentes’. Es esta la razón por la que creo que se puede llegar a decir que algún zurdo es un poco más inteligente que algún que otro diestro… no es mi caso como todos ya sabemos o intuimos.

Por lo pronto ya me está llegando mi importación de abrelatas para zurdos… con esto voy a destrozar el mercado… también abrí una carpintería y estamos fabricando mesas correctas donde demostramos nuestra open maindes y permitimos que el mouse caiga donde más le guste a la persona… no juzgamos, aceptamos la diversidad…

Por último tres cosas más… Autos con palanca a la derecha no voy a inventar porque en sí ya existen, así que no sería muy sabio de mi parte… la escritura de derecha a izquierda ya la desarrolló otro zurdo hace algunos años y no funcionó la idea… aparte yo uso libretas y ya no tengo el problema que tenía con los rulos…

Por último mi joyita… la idea que me va a catapultar a la fama y a la gloria… estoy fabricando teclados que ya no serán QWERTY y que pasarán a ser POIUYT… intercambiando las teclas asignadas para la mano ‘inteligente’ (que se encuentran a la derecha de un teclado) con las otras. Con esto lograré escribir un texto barato como este en menos de 15 días, al no estar correctamente instruido en el temita ese llamado ‘dactilografía’… con esto la rompo seguro.

Ah…si… perdón por el título, pero no se me ocurría nada interesante que poner.

Yo.

martes, 21 de junio de 2011

21 de junio



Hoy fue un día medio largo, por lo que quedé un poquito cansado y con escaso tiempo para escribir este texto. Tan cansado quedé, que no se me ocurrió ningún nombre para lo que voy a escribir… para ser un poco más honesto, no se me ocurrió un título que pudiera representar todo lo que planeo escribir (que claramente no va a ser igual a todo lo que va a quedar en papel).

Bueno… aquí voy… intentaré no ser breve y hablar de las dos cosas que han reunido a todas mis personalidades para escribirles hoy. Empiezo por la más importante… un nuevo homenaje.

Contigo… contigo compartiremos la tierra que caminamos…

Este va a ser un homenaje más corto que los anteriores ya que a estas alturas siento que no tienen gracia, y a su vez pienso que a él no debe interesarle que se lo haga. Pero bueno hoy, si no me equivoco, es un cumpleaños bastante importante para mi hermanito mayor y… ¿qué decir de él?

Puedo decir, en base a mis investigaciones, que es casi tan lindo como yo… ¿Por qué? Porque somos iguales, salvo por el hecho de que tengo ojos claros, que en la sociedad actual cotizan un poco más… pero ya va a cambiar… ya va a cambiar.

Según tengo entendido, me quiso pila desde que nací, o más bien cuando nací… a los pocos años ya aparecían nuestras diferencias. Dicen siempre que cuando nace el hermano menor, el mayor solo tiene ganas de asesinar al primero… por suerte con el negrito no fue así… es más… si no me equivoco él me regalo uno de los primeros presentes que me obsequiaron.

Tuvimos unos años oscuros, donde por alguna razón el mundo entero se hizo a la idea de que los parecidos que teníamos eran tan solo superficiales, que éramos los gemelos nacidos con dos años y medio de separación, gemelos completamente antagónicos. Y creo que ambos lo creímos por mucho tiempo, ambos creímos que lo único que teníamos en común era el apellido, el rojo de la barba y los genes.

Pero fueron pasando los años, fuimos definiendo nuestras personalidades, fuimos haciendo nuestras vidas… y en el momento que todos creyeron que debíamos ser dos extraños, creo que ambos nos reconocimos como iguales. Y si… por suerte puedo decir que hay otro como yo en este mundo.

Porque en esta vida solo aceptaré que no soy único, si el otro halcón es él…

No quiero extenderme mucho más ya que el seguro que no lo quiere.

Querido hermano… te deseo el más lindo de los cumpleaños.

A un año de… ¿de qué?

Aquí la segunda parte de este post… por suerte venimos rápido hoy así que pienso que en breve estaremos culminando con esto. Justo se da una coincidencia más en esta vida… una de las tantas que me ocurren todos los días. Hoy, además de cumplir años mi querido hermano, hace un año que ingresé en la empresa en la que me encuentro trabajando… ¿y qué decir sobre esto?

Esta pregunta me genera TODO un problema… y voy a explicar por qué. Mi blog estuvo con poca actividad durante varios meses, por lo que asumo que de los 15 lectores que tendría el año pasado la mayoría ya desaparecieron, quedando solo los que pertenecen a mi familia (y que aún me quieren… uno o dos). Pero en los últimos días tuvimos que agrandar el ancho de banda del servidor en el que mantenemos este espacio, ya que muchos (y creo que no estoy mintiendo) de mis compañeros de trabajo han descubierto la magia que escribo.

Entonces el problema está ahí… siendo leído tanto por mi jefe como por mis compañeros, se me complica ponerme en una posición de ‘mamadereo’ para con la empresa, sin que me odien todos, salvo mi querido y estimado patrún.

Por otro lado, esto me genera otro problema que considero aún mayor que el antes mencionado… quizá todos leyeron el mejor texto que he de escribir, y al no poder llegar a igualarlo o superarlo van a confirmar (porque seguro que ya lo piensan) que soy terrible papanata.

Mas no así, he de hacer mi mayor esfuerzo e intentaré que todos se alejen de este texto creyendo que soy tan solo un tontín.

Hace unos días escribí acerca de mi primer vuelo y como lo prometido es deuda, hoy y en conmemoración a este día habré de hablarles de mi primer viaje al exterior por trabajo, es decir lo que vino después del vuelo. En esta breve narración, estarán conmigo dos amigazos que la vida me dio… ellos habrán de ser llamados ‘el señor gerente’ (presentado en ese primer vuelo) y… mmm… ¿Cómo podré llamar a este muchacho?… mmm… ‘el señor tengo que hacer la tesis así que no me molesten’ queda un poquito largo y yo pago por palabra… por otro lado ‘el señor que cuando preciso que le leyera la tesis, se olvidó de los maltratos y desprecios para con mi persona’ quizá suena muy fuerte… y creo que ‘el señor que me hizo caminar unas doscientas cuadras para ir a buscar una calcomanía re loca para una pared de su casa’ quizá quede feo que lo diga… así que lo dejaré en ‘el señor vago’, y no en referencia a su cuadro de fútbol.

Así que allí estaba yo… bajando de la plumita, que sigo sin saber cómo surcó los mares, y siguiendo a mi querido señor gerente me adentre nuevamente en un ómnibus que habría de transportarme aproximadamente cinco metros. Debo recordarles que en ese momento me encontraba un tanto mareado por el golpe recibido en la parte trasera de mi cabeza, instantes antes de descender del avión, por lo que no me encontraba en un gran momento para razonar.

Pues bien, el ómnibus nos transportó esos ocho metros desde el avión hasta la puerta de las aduanas… por suerte había seguido al señor gerente, ya que él supo exactamente donde subir, para que luego fuésemos los primeros en bajar y así llegar primeros a la cola de aduanas. Por otro lado, en base a una sugerencia de mi buen señor gerente, no había despachado mi bolso (en mi primer viaje todavía no tenía una valija como la gente para llevar), por lo que luego de aduanas pudimos salir rápidamente del aeropuerto.

Aquí debo hacerles una recomendación… Si van a hacer un viaje de negocios llévense a alguien que tenga gran experiencia en el tema. Les puedo recomendar tanto al señor gerente como al señor vago. Esto lo digo porque si algo me quedo claro es que los Business Men no tienen tiempo que perder, por lo que hay que reducir los tiempos muertos a cero… Tengo mi teoría de que estos dos (a ellos nunca les dije lo que planteo ahora… pero no creo que lo vayan a leer así que lo digo tranquilo) se juntaron un día e hicieron un análisis de todos los puntos donde se podría ‘ahorrar’ tiempo. Fue así que aprendieron en qué llamado hay que acercarse a la puerta de embarques, que lograron resolver el acertijo de cuál de las ocho puertas del ómnibus hay que ocupar de forma de ser los primeros en bajar del mismo, que asientos del avión son los mejores para disminuir los tiempos de ascensos y descensos (siempre teniendo en cuenta encontrar los lugares adecuados para los bolsos i/o valijas), que compañías de remise son las mejores, cuáles son las calles menos transitadas según la hora… bueno… creo que me entienden.

Al salir del aeropuerto, nos hicimos de un remise que en lo que me pareció que fueron tres horas, nos llevó a la empresa donde habríamos de pasar nuestras jornadas laborales. Aquí hago otra confesión… si bien actualmente nos hemos vuelto muy unidos con el señor gerente y el señor vago, y vamos a todos lados juntos, nos reunimos todas las semanas a comer y charlar de nuestras familias, y todas esas cosas que la gente unida suele hacer, en ese momento, en ese remise, me sentí como en un ascensor. Hasta ahí había hablado con mi señor gerente unas dos veces y todavía no habíamos entrado en confianza.

Así que luego de varios comentarios míos acerca de lo loco del clima, lo linda que es esa ciudad, lo raro que estaba el tránsito, etc, etc, acepté mi derrota y me callé la boca. Es más… ahora que lo pienso, fue de esos pocos momentos en los que algo logró callarme… seguro que el señor gerente debe extrañar esos momentos de paz.

Llegamos a la empresa… ojo… por alguna razón que aún no he entendido, siempre que vamos en taxi o en remise, nos bajamos a una cuadra de la empresa. Quizá porque no queremos que sepan a donde vamos… quizá porque no sabemos bien la dirección… o quizá porque no queremos que en la empresa sepan en qué llegamos… pero bueno… nos bajamos a una cuadra.

Y el silencio fue nuevamente roto… mi señor gerente me preguntó… ¿Querés pasar por los Húngaros a comprar algo? Y yo pensé… ¿de qué me habla este señor? Resultó que hay muchísimos mercados de Húngaros en esa ciudad… muchísimos… ¡y la atención es tan pero tan buena! En ese momento conocí uno de estos mercados, donde la verdad preferiría no volver en mi vida (sobre todo luego de los sucesos acecidos en mi última visita al lugar… sucesos que no habré de contar por mi propio bien).

Entramos en la empresa… es un bunker… casi me revisan por si traía algún arma… ¡yo sabía que me tendría que haber afeitado y que no debía usar este turbante! Lindo lugar… después de que pasas por todos los catcheos… lindo lugar.

¡Por fin una cara conocida! ¡Acá está el vago!... y dos personas más… Me alegra de que seamos tan pocos en la oficina… así no tengo que recordar muchos nombres… solo con recordar los de estos dos chicos que son… ehm… bueno ta, no me acuerdo bien. El señor gerente me pidió que me siente al lado de él… ¡Qué lindo que va a ser este día!


Terminó la jornada… no fue tan larga ni tan pesada cómo creí que iba a ser. Nos estamos yendo con alguien que nunca antes vi para algún lado que desconozco… creo que es la primera vez en mi vida que he sabido tan poco de mi ‘estado’ actual. Digamos que lo único que sé es básicamente quien soy… no puedo dar ningún otro dato.

Brutal… después de caminar unas quince cuadras con mis bolsos (yo sé que son pocos días, pero tenía que traer ropa para usar en el trabajo y ropa para después del mismo… para cuando salgamos a bolichear) llegamos al apto… ta… el living está muy lindo… aunque tengo ganas de ir al sanitario y la verdad ni idea de donde es.

Bueno… luego de pedirles a mis queridos anfitriones, estos me mostraron el departamento… re lindo… aunque pareciera que falta un poco el aire. Me tiene sorprendido no encontrar ningún cartelito de ‘Este ambiente es 100% libre de humo de tabaco”.

Cuando volví al living, luego de lavarme la cara y después de atravesar una densa niebla que supongo se había colado por la ventana, me encontré con una situación ‘interesante’. Mis compañeritos estaban ambos con sus computadoras prendidas… supuse que estarían chateando o en Facebook. Pues no… me sorprendí al ver que seguían trabajando. Así que para no quedar desubicado, saqué la compu y me puse a trabajar. Re divertido… cortamos de trabajar como a la una de la mañana…

Ahí lo comprendí, toda la ropa que había llevado para las salidas que íbamos a hacer iba a volver igualita a cómo había ido. Pero todavía me quedaba una pequeña esperanza… siempre que he ido a esa ciudad, he deseado con todas las fuerzas ver a un grande haciendo su programa… no me refiero a Tinelli, sino que a Alejandro Dolina. He tenido la suerte de verlo un par de veces, pero siendo que esta vez iba tantos días hábiles iba a tener la posibilidad de verlo todas las noches… ¡que alegre me tenía esta situación!

Y así fue que la segunda noche, cuando en un rapto de locura cortamos diez minutos de trabajar y fuimos a Frodo a comprar helados, les dije “chicos… ¿qué les parece si vamos a ver a Ale Dolina hoy?”. Todavía tengo grabadas en mis retinas verdes las caras que me pusieron ante mi pregunta… y yo que pensaba que eran gente culta… pero no saber quién es ese grande de los grandes…

Mis sueños estaban totalmente destruidos… no habría de salir en las noches a ‘romperla’… no habría de ver a Dolina… y no era lo único que estaba destruido, también tenía destruida mi espalda ya que el hermoso colchoncito que me dieron para dormir es tan pero tan hermoso…

Yo no estoy muy seguro de qué material está hecho… pero si me dijeran que tiene pedregullo adentro yo les creería… ah… pedregullo y pinchos. Es muy raro… entre que sentía que estaba durmiendo arriba de una roca y que me hacían acupuntura toda la noche… la verdad… la pasé ‘bomba’.

Ta… quiero hacer una aclaración extra texto, así no dicen que soy un ingrato. Luego de 18 días yendo al mismo apartamento por las mismas razones, me dieron un colchón de este siglo para que durmiera las últimas dos noches que he estado allá. Mucho mejor… un poco blando si puedo hacer una puntualización… un poco mucho. Quizá la próxima que vaya ponga el colchón de pedregullo y pinchos debajo del colchón hecho de pompas de jabón, así más o menos puedo dormir.

Creo que podría decir alguna cosa más de estas lindas que estoy diciendo, de estos hermosos recuerdos que me vienen a la cabeza… pero estoy muy dormido ya y quizá no se vea la belleza de lo que digo.

Así que ta… hace un año que estoy en esta empresa… donde mi patrún es un crá, donde un señor gerente me adoptó como vaya uno a saber qué (aunque la palabra mascota se me viene a la cabeza…), donde conviví con un vago al que le tenía que hacer el desayuno, corregir la tésis, lustrar los zapatos, con quien no podía dormir porque mi presencia no era de su gusto por lo que todas las noches tenía que llevar mis cosas cual vagabundo al living del apartamento, para todas las mañanas volver a ordenar todo para que ninguno de los patrones se fuera a quejar y me llegare a castigar.

De verdad, ha sido todo un gusto llegar a este año… un gusto y un esfuerzo también. Esperemos esta vez superar mi record de tiempo trabajado… eso si que va a estar lindazo.

Un saludo para todos los que me conocen,

Un halconcito con demasiados patrunes.