miércoles, 11 de abril de 2012

¿Por qué exageramos?

Hace algún tiempo ya que quiero volver a hacer un texto que tenga algún contenido y que trate de explicar el por qué de alguna de las patologías más vistas en el ser humano, desde el punto de vista de un halcón (también se podría decir, de un ser humano cuya patología es creerse un halcón… y de los sabios). Bien… debido a esta búsqueda estuve muy alejado de la escritura por unos meses, empezando textos que nunca encontrarán su final, escribiendo frases cuya riqueza era tanta como el oro que yo poseo (un anillo, con las iniciales de Joven Halcón, que me regalaron a los 15 años… si es que es de oro).

Pues bien… dado que me ha sido imposible encontrar ese texto y tal inspiración es que hoy vengo a escribir alguna tontería a ver qué tal estaba esto de compartir con el mundo cualquier pensamiento que se te pase por la cabeza. Pese a la simpleza de lo que efectivamente quiero contar, creo que este texto puede llegar a extenderse demasiado debido a las puntas que quiero llegar a mencionar del tema, y por esto yo diría de ir arrancando. Una última aclaración acerca de lo que viene… estoy abrazando una nueva técnica de escritura (no leí en ningún lado sobre ella) donde lo más importante es que lo que uno dice no tenga sentido. Así que ya saben… si lo que viene a continuación carece de sentido y lógica, entonces deberán decir que es un gran texto.

Así que bueno… ¿por qué es que exageramos tanto? Claro, ustedes se estarán preguntando (como siempre mis lectores se preguntan tantas cosas tan oportunas…) ¿a qué exageración te estás refiriendo Halcón? Esta es una pregunta muy pero muy buena, ya que si no aclaramos este punto, el resto del texto carecerá de sentido.

Por un lado, me estoy refiriendo a lo que otros llaman consumismo. Todos hemos escuchado alguna vez hablar de este tema (a mi me han llamado consumista más veces de las que puedo recordar), pero creo que en estos momentos el consumismo es una pequeña parte en un concepto mayor que he llegado a determinar que es la exageración pura.

Según la RAE el consumismo es ‘la tendencia inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios’. Hasta aquí yo mismo me voy entendiendo lo más bien… ser consumista es gastar plata en cosas que no precisamos. Por poner un ejemplo, hace como 10 años determiné que quería comprarme una cámara digital SQNY, por lo que invertí algunos billetes de los verdes en la misma y hasta el día de hoy hago usufructo de ella.

Debido a que por aquellos momentos yo contaba con una cámara de fotos a rollo de marca Kossik, visto de forma extrema esto podría ser un ejemplo de consumismo. Pero consumismo tranquilo y puro… nada muy serio.

Ahora… ¿a qué me refiero cuando hablo de exageración? Digo… hablando por experiencia propia está muy bueno comprar. Hace algunos años ya que soy capaz de darme ciertos gustitos y la verdad, no soy más ni menos feliz que antes, pero por lo menos cada tanto me divierto.

No creo que sea malo darse gustos y comprar cosas… pero hay un límite. Y ese límite es lo que separa a un simple consumista de un exagerado puro.

Yo no se si lo han notado, pero de pronto las cámaras de fotos cúbicas están por todos lados, como si fueran el fruto de un árbol (aclaro… no se mucho de fotografía y con ‘cámaras de fotos cúbicas’ me refiero a aquellas que tienen un tamaño promedio de 25cm x 25cm x 25cm, que tienen un zoom óptico aproximado de 100X y para las que la cantidad de megapíxeles ronda los 3.000… supongo que saben de lo que hablo).

Los otros días, mientras hacía fila para entrar a ver una buena película en el cine, me distraje con una discusión que había. Al parecer una señora estaba participando de una promoción de algún jabón de lavar ropa o algo del estilo y se enojó porque otra le estaba tomando fotos. Supongo yo que las mismas eran para el boletín diario del jabón en cuestión. Pues bien, la discusión era de lo más tonta y no me interesó en lo más mínimo, pero lo que sí me interesó fue que la supuesta camarógrafa tenía una cámara que debía ser más grande y pesada que ella.

Y yo lo que me digo es, puedo aceptar que haya gente interesada en la fotografía profesional, incluso siendo amateur, y se compre una de estas cámaras que creo yo que no bajan de los 500 dólares americanos. Ahora… ¿no es un poquito exagerado que todo el mundo quiera comprarse una siendo que pocos efectivamente saben cómo utilizar el potencial de la misma?

Ojo, yo también me quiero comprar una de estas cámaras… pero dado que desconozco que vendría siendo la obturación y la opacidad, es que tengo claro que he de utilizar la misma en ese hermoso modo denominado ‘Automático’ (si es que lo tienen… sino, ‘ay Dios mío’).

Pero mi problema es que no queda por ahí el tema… si solo fuera un aparato que no usamos completamente el que compramos… pero lamento decir que ahora todos los aparatos que poseemos nos superan en inteligencia (y por como actuamos, en sabiduría). Estoy convencido que en breve estaremos viendo lavarropas que sacan fotos y que reciben instrucciones por wifi... y lo que es más triste, en vez de preguntar ¿para qué quiero sacar una foto? O ¿qué uso tienen las instucciones por wifi si la ropa la tengo que poner en persona?, estaremos preguntando ¿cuántos megapíxeles tiene?, ¿eso es zoom óptico o digital?, ¿cuán ponente es la señal de wifi?, ¿se conecta en aeropuertos?

Tengo un celular maravilloso… hace un año era lo último de lo último (aclaro lo de hace un año porque claramente ahora está muy pero muy viejo). Lo único que este celular nunca me permitió de forma más o menos aceptable fue mandar mensajes de texto y hablar, para el resto de cosas siempre fue mágico. Pero veo también los celulares nuevos, los que vinieron después del mío y me pregunto, ¿para qué quiero uno? Porque quererlo, no tengo dudas que lo quiero, pero aún no se para qué.

Porque entre el celular, la Tablet, el e-reader y la notebook, digamos que ya no tengo tiempo de dormir.

¡¿Por qué lo hacemos?!

Hay algo que aún me parece más extraño… todo este consumismo extremo lo estamos generando nosotros mismos… porque realmente nadie me puede decir que los publicistas de este mundo tienen algo que ver en esto. Le he estado dando vueltas al asunto y el tema de los reclámenes también es otro tipo de exageración.

Antes una empresa de muebles nos decía “Aunque el espacio sea chiquito, aunque el chiquito ya creció, en Casa Continente papito, el problema resolvió”. Qué hermosamente simple que era esta publicidad: Tu casa te quedó chica y el chiquilín es terrible pelotudo, pero no te preocupes porque en casa Continente tienen la solución para todos tus problemas.

Ahora los anuncios son otra cosa… el otro día me enteré que mi AFAP, que según entiendo es mi “Administradora de Fondos de Ahorro Previsional” (o sea, la institución que se queda con el 15% de mis ingresos de viva nomás, o algo así), cambió de nombre. La verdad, por mi se puede llamar como quiera que me es lo mismo… me da igual.

Lo que no me dio igual fue la forma exagerada de llamarme imbécil que se les ocurrió. El anuncio es, y esto será una transcripción cuasi literal:
  • Josesito: Hola, ¿hablo con MiAfap?
  • PersonaSinRostro: No, hablas con AFAP NUEVA
  • Josesito: Ah, le erré de número. Pero pucha y que te pan con queso.
  • PersonaSinRostro: No, no te equivocaste. Lo que pasa es que MiAfap ahora es AFAP NUEVA
  • Josesito: Uh, no sabía. ¿Y cómo es eso?
  • PersonaSinRostro: Es que a todo lo bueno de MiAfap, ahora se le suma el liderazgo de AFAP NUEVA

Vieron de lo que hablo, ¿no? Espero que lo puedan ver. Si antes creía que en MiAfap eran unos chorros del primero al último (esta frase me recuerda algo pero no se bien qué), ahora estoy convencido de que lo son. Que linda forma de ocultar que hubo una venta de la cual nunca me informaron, en base a desviar la atención a todos los servicios que me brindan y que están detallando tan exquisitamente… quizá podrían haber agregado en el anuncio: “a todo lo que tenía antes, ahora le sumamos n mil cosas más que la verdad ni valen la pena que pierdas el tiempo escuchando… nosotros nos encargamos de que no pienses (esto también me recuerda a otra cosa… pero mejor ni la nombro para no tener problemas)”.

Insisto… exagerada la forma en que me tratan de imbécil.

¿Y qué puedo decir del resto de los anuncios? Con decir que basé todo un monólogo de humor despampanante en este tema, queda todo más que claro. ¿Quién podría comprar algo en base a los anuncios actuales?

Creo que no lo haría simplemente por la vergüenza que me daría pedir alguno de estos objetos en venta. Ejemplifico para el que esté medio perdido… quizá hace unos años el objeto que más daba vergüencita comprar podría ser el profiláctico. Es claro… qué diría la vecina de mí si supiera que me cuido cuando tengo relaciones sexuales… un gran bochorno. Y así nos alejábamos unas doscientas cuadras a la redonda de la casa de cualquier persona que conociéramos (así fueran conocidos de conocidos) y allí íbamos con una máscara y comprábamos el objeto de nuestra vergüenza.

Luego, un día, llegaron unos publicistas muy divertidos y metieron publicidades del tema referidas al “paro de trabajadores” (qué picarescos) y profilácticos de tu equipo de fútbol… realmente aplicaron muchos recursos y lograron, pienso yo, naturalizar un poco el tema.

Lo que yo me doy cuenta es que con muchas otras cosas se logró lo opuesto. Antes, por ejemplo, yo compraría un sobre de talco en cualquier lado… hasta en el ómnibus si me vendieran. Ahora caminaría esas mismas doscientas cuadras para comprar el talco… con todas las cosas que se han dicho en las publicidades del mismo y las imágenes de bichos apestosos que hemos visto son asesinados por un simple polvito blanco… yo no soportaría la cara de cualquier persona que me viera comprando un sobre de talco.

Pero lo raro de todo esto es que no recuerdo ver muchas propagandas de cámaras cúbicas, o publicidades de super celulares. Sin dudas existen estas, pero no son tan masivas como las del talco para hongos o los yogurts para los embotellamientos intestinales (¿nunca les pasó en el supermercado de ver a una señora comprando un yogurt ‘to be’ y tener todas las ganas de gritarle ‘ahhh, estamos con tránsito lento, ¿no?’? ¿No? Ah, ok… a mi tampoco).

Entonces, ¿de donde sale esta exageración galopante que llevamos dentro, esta necesidad de comprar cosas que no hemos de utilizar ni en un 10%? Este tema me parece que podría dar para mucho más… pero siempre sería lo mismo. Buscar por qué es que exageramos tanto. ¿Qué nos está faltando que nos alejamos tanto de quienes somos y buscamos de otras formas llenar esos huecos que nos deforman?

¿Será que somos más si preguntamos cuán buena es la cámara y no qué necesidad tenemos de ella? ¿Será que el mundo nos querrá más si podemos demostrar lo capaces que somos de comprar una maravillosa cámara mas no así de utilizarla? ¿Será que nos sentimos más aceptados en la sociedad y en los diversos grupos humanos?

Sé que nos les importa, pero les prometo un texto (quizá en mi libro) acerca de la aceptación y de los grupos humanos. Quizá estoy equivocado, pero siendo lo exagerado que soy, siento que mucho tiene que ver con esto.

Porque yo ya estoy perdido y he de seguir por este camino de la exageración extrema… pero a ti que me estás leyendo (mamá, es a vos a quien le hablo porque bien sabemos que sos la única que llega hasta el final de mis textos… y no porque me quieras sino porque sabes que te controlo que los leas completitos) te pregunto, ¿no podrías evitar tu próxima exageración?

Sé que hay forma de utilizar esta capacidad de exageración para hacernos algún bien… ya lo voy a encontrar y habré de comentarlo… hasta entonces, intenten usar la exageración lo mínimo indispensable para no perecer.

Slds.

3 comentarios:

popablopa dijo...

Mi caro y despierto amigo.

Aquí me presento y digo:

- Tu mamá no es la única que llegó al final de este texto.

- Las cuestiones que planteas en este ensayo son más que razonables y el hecho de que te las plantees ya muestra que no eres un tipo normal, entendiendo normal como media estadística.

- La respuesta a tus desvelos están en tu propio texto, y así como se puede conocer a un hombre por sus zapatos y por como trata a sus animales, también se lo puede conocer por la naturaleza de sus ambiciones.

Un abrazo,

Max

glosada dijo...

Che... resumen, cuándo te compres la cámara cúbica, ¿me vendes la anterior?

Any dijo...

Como? Y yo? Yo también leo hasta el final che, y eso que son post laaaaaaaaargos ...

=(

Yo también quiero una cámara cúbica! no sé ni que es, pero quiero! Y también quiero una lavadora con wifi y todo eso. Pero ud dice que me estoy alejando de mi misma ... o sea que soy una consumista de cuarta o lo que es peor, una idiota útil a las necesidades del mercado. De eso se trata creo, el mercado te crea la necesidad y uno compra convencido de que es de vida o muerte. Supongo que será cuestión de sacarle el piloto automático al cerebro y hacerlo trabajar un poco ...

Por suerte con los años uno se va aplacando un poco y como dice Maitena "te das cuenta de que lo principal son los afectos y una rica comida". A usté le faltan unos añetes, yo le diría que esa guita que le sobra para comprar tonterías la junte y la viaje. Viajar es la mejor inversión, lo único que se llevará consigo el día que parta.

Un abrazo