martes, 8 de febrero de 2011

¿No quiere que le tire pétalos de rosa también?

Amigos y amigas, he estado un tanto ausente de mi espacio en estos últimos días. Los dejé con un gran texto y me desaparecí. Como ya todos saben no me voy a disculpar por esto (Ani, a vos te compro otro medio y medio, no hay dramas), pero bueno…hay una sola razón para haberme ausentado estos días, esta razón tiene nombre y apellido…y están muy en pedo si piensan que les voy a contar algo de mi vida privada.

Bien…antes de meterme de lleno en un tema por demás divertido que me surgió hoy, voy a repasar algunas reglas que quizá debí marcarlas al principio, y por omisión no lo hice. Así que, luego de más de veinte textos he decidido que es hora de entendernos un poquitito más.

The Last Flight of the Hawk es un espacio, al mismo tiempo, totalmente personal y público. Las razones porque escribo ya las dí alguna vez, al menos en parte, y algún otro día lo explicaré mejor (porque ahora lo entiendo mejor yo mismo). Pero lo importante es que así como yo no estoy obligado a escribir algo, ustedes no lo están a leer nada (importante que entiendan esto último).

Asímismo, creo que algunos de ustedes conocen la verdadera identidad de este Bruno Díaz pero quizá otros no. La razón por la cual escribo bajo el nombre de un personaje de ficción, es exactamente esa, porque esto es ficción…no la vida real. Quizá alguno comprendió mal y se creyó que vivíamos dentro de esto…pero bueno, no es así.

Es así que, si bien con alguno de ustedes he discutido algunos de mis textos (cosa que me fascina... hablar de mí), el hecho de escribir aquí no es una invitación a la crítica, ya que la mayoría de vuestras opiniones me interesan muy poco o nada.

Dicho esto, los invito a no leer más mis locuras si las vuestras no son compatibles. Por suerte tengo unos pocos lectores a quienes les gusta leer las idioteces que escribo y por tanto las seguiré publicando, ya que me divierte hacerlo. Ahora… ¿en serio piensan que me conocen un poco más o un poco menos en base a esto?

Hoy me pasó algo que quiero compartir con los pocos que se hayan quedado después de lo anterior (probablemente lo estoy compartiendo conmigo mismo). Lo que me pasó hoy, ya me había pasado una vez en el país de mis hermanos mayores hace algún tiempo y, como buenos hermanitos, hemos copiado esas buenas costumbres que nos definen como buenos tercermundistas.

Es muy probable que se me acuse de cualquier cosa después de este texto, pero recuerden…soy gavilán…gavilán tiene facebook propio (Sparrow Hawk), no tiene celular, no tiene una dirección conocida ni un teléfono fijo o de línea, no trabaja, no estudia, no hace nada de lo que hace quien escribe esto, ¿ok?

Bien…lo que me sucedió hoy es que luego de haber tenido mi jornada laboral completa, decidí, ya que no había almorzado, pasar por el supermercado Frisbee a comprarme una chocolatada, un cacho de pan y una bandeja de plata. Era poquito lo que tenía así que enfile para la caja de 6 productos o menos… al acercarme a ella, conté que habían unas 15 personas, y un cálculo rápido me hizo ver que cualquier caja donde hubiera una persona con 90 productos o menos era quizá mejor opción que la “caja rápida” (¡cómo estamos con esto de nombrar cosas con adjetivos que no les corresponde, eh!).

Pues bien… me dirigí a esta segunda caja donde mis probabilidades eran mucho más propicias a que no me desmayara de inanición, cuando sucedió lo impensado. El cajero (un ser de lo más extraño, debo destacar) empezó a hacer unos gestos raros con su cara, observando primero a la chica que estaba por atender (la persona con 90 productos o menos) y a alguien que debía estar detrás de mí.

Al darme la vuelta para ver que sucedía, descubrí el meollo del asunto… ¡una embarazada! Diría más… ¡¡una parturienta!! Esto hizo que observara el cartel que tenía la caja y efectivamente decía “preferencia a embarazadas”. Hasta aquí digamos que todo bien…ahora…observemos con un poco más de detalle el temita este.

Esta embarazada por alguna razón tenía que tener cierta preferencia, asumo yo que porque las embarazadas no pueden caminar o algo así (disculpen pero nunca estuve embarazada así que no se qué mierda les pasa que precisan cierta preferencia). Lo que me sorprendió un poco, fue que la señora esta no quería comprar 100 gramos de jamón magro y un litro de leche… ¡¡No!! Estaba llevando entre los miles de cosas, dos bidones de 5 litros de agua. Y si bien no estaba sola, se manejaba bastante bien para cargar con todo mientras su esposo, asumo, pagaba con su tarjeta de crédito.

Esto hizo que me cuestionara seriamente qué mierda nos pasa. ¿Por qué siempre tenemos que ser vivos? Yo también quiero no tener que hacer la cola del supermercado y de contar con algún tipo de preferencia, no sería tan vivo de comprar el surtido mensual, sino justamente lo utilizaría de la forma que debería utilizarse.

Pero bueno, siempre tenemos estas gentes que en un ámbito u otro se consideran princesas y príncipes, reyes y reinas y quieren que uno le tire pétalos de rosas a sus pies mientras caminan por sobre nosotros. Sin ir más lejos, las hermosas viejitas del bus que no pueden permanecer paradas, pero si te quieren pegar, empujar, correr adelante tuyo y taclearte para subirse al bus, etc, etc, lo hacen tranquilamente. Y discúlpenme todos ustedes, pero yo quiero llegar bien a la vejez, sin problemas de circulación ni de columna, por lo que no le voy a ceder el asiento a alguien que ya tiene estos problemas porque por así decirlo vos ya no tenés esperanzas, dejame conservar las mías.

Y lo aclaro, lo que más me molesta no es el hecho…he dejado pasar millones personas por miles de lados, he cedido asientos, incluso he realizado cosas de las que termino dudando de si no obré de pelotudo…lo que más me molesta es la actitud de estos reyes de la chatarra. No tienen una mierda, pero rompen las pelotas como locos. No saben ser gente, pero te pisotean con ganas.

Si llegaron hasta aquí y consideran que una vez más perdieron doce minutos y medio de sus vidas leyendo un texto vacío y sin contenido sepan que aquí, así como no hay preferencias tampoco hay reembolsos. Así que sigan caminando tranquilamente, sabiendo que esta vez quien los “pijeó” (me pregunto quién me habrá pegado esta expresión…ah… sí… ¡vos!) fui yo.

Como consejo, si van a un supermercado, tacleen a cualquier embarazada, viejo o agente de la ley…no es lo políticamente correcto…pero creanmén que el escarnio público por esa acción va a ser mucho más soportable que la cara de los pajeros de mierda que pasan y ni agradecen que no los escupas.

Muchas gracias y disculpen las molestias ocasionadas.

1 comentario:

Any dijo...

Obvio que me pagará el medio y medio (y van 2 guau!), no querrá dejar a su vecina de país en la ignorancia con respecto a ese brebaje ...
Ud es un intrigante che, POR SUPUESTO que queremos saber nombre, apellido, dirección, ocupación y cualquier otro dato interesante de esa persona! Los blogueros somos básicamente chusmas (de cuarta) ud ya debería saberlo a esta altura!
Además de intrigante es un irrespetuoso, a una madre ... !!! una madre uruguaya! (casi pongo argentina, disculpe, es la costumbre); decía que a una madre uno le cede el asiento, el lugar en la fila, le tira pétalos de tulipanes y lo que haga falta. Y sin chistar, y no me revolee los ojos pa arriba, que lo estoy viendo!
Que clase de educación le han enseñado en su casa? Voy a tener que hablar seriamente con sus progenitores ...
Y hablando de madres, parto (sin dolor) no sin antes desearle buenas noches
Abrazo rioplantense