jueves, 17 de febrero de 2011

Uno de los poderes...

¿Quién no ha soñado alguna vez con tener algún tipo de poder? ¿Volar? ¿Visión de rayos x? ¿Fuerza sobrehumana? ¿Mi capacidad de razonamiento? Yo si he soñado con estas cosas y con mucho más. Seguro estoy que si realmente describiera mis sueños respecto a este tema, me internarían en alguna clínica. Pero bueno… en una época de mi vida era un soñador, estaba conectado a la matriz y no paraba de soñar. Pertenecí a todas las historias, por momento era de DC Comics, en otros estaba en Marvel, quizá más tarde viaje por la tierra media para luego internarme en Hogwarts… si bien siempre he vivido en Terramar.

Es evidente que existen muchos poderes en el mundo, muchos de estos pertenecientes a las personas. También es evidente que aún no se ha comprobado si alguno de estos poderes es de los antes mencionados, pero quién te dice… Ahora, el tema es que he dedicado algunos minutos para pensarlo seriamente y quise adentrarme en un mundo en particular, el de los poderes del hombre.

Deben de haber muchos, pero hay aún más que se colocan en esta categoría y que no creo que correspondan. Por ejemplificar, generalmente se considera al mandatario de un país como una persona poderosa. Y si, es cierto que esa persona influye sobre grandes masas, pero no por un poder en particular que posea. El poder lo posee el “sillón” en el que se sienta, no él mismo. Al terminar su mandato pasa a ser o un viejo senil, o uno fascista, o un viejo que se cree consejero del mundo en todos los asuntos o un simple ex ladrón.

De estos “sillones” hay muchísimos por todo el mundo, sillones de poder…así como los anillos. Pero insisto, no son poderes innatos de la persona ni tampoco adquiridos, son simples poderes temporales que desaparecerán en el muy corto plazo y que es probable que dejen a la persona en peor estado del que se encontraba (ya que pasar de ser Superman a simplemente Man no debe ser lindo).

Hace algunos años ya que dedico todo el tiempo que puedo (y puedo muy poco) a la lectura de libros que no aportan nada pero que quizá lo dicen todo. Es así que me he visto envuelto en mundos de fantasías muchísimas veces donde en algunos casos la magia abunda y en otros ni existe. De estos mundos en los que si existe la magia, en estos días he llegado a entender algo que me pareció de lo más interesante (si bien mi amigo el Pianista-Crítico me va a decir que me pongo a hablar como Paulo).

Consultando uno de los libros más “nuevos” que existen sobre la materia “magia”, llamado Harry Potter, podemos ver qué es lo que hace que el libro sea realmente para niños (en comparación lo veremos). Cuando los chicos y chicas, señores y señoras del libro realizan algún hechizo, estos están escritos o pronunciados casi como palabras comunes…a veces resulta muy choto. Cuando uno lee “petrificus totalus”, como que no hay más que sumar dos más dos y nos dará que la persona afectada será petrificada totalmente. O también había otro llamado “stupefy”, que nuevamente no alcanzaba a complicarnos mucho a la hora de comprender que alguien iba a ser estupidificicado… significando esto quizá que iba a escribir un libro similar al que estábamos leyendo o vaya uno a saber qué.

Así que sí… podría decir que donde más le erra Harry Potter, o más bien su “autriz”, es en el pequeño hecho del cómo realizar la magia, cuándo y con qué costo (pequeño asunto en el caso de un libro que trata sobre justamente ese tema).

Si por ejemplo nos fijamos en algo un poco más interesante como puede ser El Señor de los Anillos, veremos que en sí no hay ninguna palabra (que yo recuerde al menos) que exprese algún hechizo. Incluso veremos muy poca magia y esto se da debido a que su autor consideraba que un mundo en el que la magia se utiliza para todo es un mundo en el que la magia no es algo “particular”, perdiendo justamente su magia (o algo así…el Pianista-Crítico va a tener algo que decir al respecto de esto también).

Luego podemos analizar un par de libros más con los que me he cruzado. Empezaré por Eragon, libro en el que se “basó” la película con el mismo nombre. Aquí si vemos un uso moderado de la magia, podremos ver las palabras que utilizan y lo más interesante es que no reconoceremos ninguna de ellas. A su vez el uso de esta, está restringido por la energía del que la realiza, por lo que no tendremos a un Harry tirando hechizos a diestra y siniestra como si fuera una AK-47 lo que tiene en la mano.

Pero lo más interesante de este libro que les hablo es que las palabras que utilizan están en el idioma “antiguo”, el que hablan las razas más antiguas y que sería el de la creación de la tierra. En este idioma, según nos cuentan, el nombre de algo Es ese algo y por eso se puede lograr manipularlo. Pero pasemos al último libro antes de seguir con esto.

El último no podía ser otro que la saga de terramar (earthsea) de la cual proviene Sparrowhawk (Gavilán). Aquí también la magia es utilizada con mucha consideración, ya no por la energía de la persona utilizándola sino por la mantención del equilibrio natural de las cosas (aunque ahora que lo pienso la energía también estaba…bah…no improta). Pero aquí también (y no sé si esto ya había sido utilizado antes o si fue creado por su autora) las palabras de poder provienen de la lengua más antigua, la que hablan los dragones (en Eragon son los elfos los que la hablan), la lengua en la que no se puede mentir, lengua en la que las cosas y su nombre son lo mismo.

Es así que según estos dos libros todos tenemos un verdadero nombre en esta lengua, distinto al que utilizamos habitualmente, que es nosotros y que debe ser cuidado con recelo ya que un mal uso del mismo por terceros podría significarnos serios problemas.

Quizá ya se perdieron en la lectura o perdieron todo el interés en la misma. No los culpo, quizá yo perdería también todo el interés. Pero ta, quería llegar a algo y lo estoy intentando…espero lograrlo…

Esta última concepción de cómo pronunciar la magia es por demás interesante. Porque más allá del poder interno de las personas, depende de sus conocimientos de las palabras en ese idioma raro para poder utilizarlas de alguna manera. Y de esto quería hablar, entre otras cosas…del poder de las palabras.

Que les cuento que aquí estaba yo en mi trabajo cuando alguien me hizo un comentario que género en mí el decir una palabra x. La palabra es muy pelotuda como para pronunciarla, pero fue muy gracioso lo que esta me produjo. Me trajo muchísimos recuerdos de otra vida (para los más incautos aclaro que eran recuerdos de esta misma vida, pero de otra época que ya parece otra vida), gentes que ya no veo más, lugares, momentos. Y fue eso, tan solo una palabra.

Qué loco como una palabra te pueda llevar a tantos lugares, pensé. Y en este caso la palabra la pronuncié yo mismo…lo que me llevó a algo aún más interesante (como siempre, para mí). Este arte de la magia cuyo poder radicaba, en parte, en el conocimiento de los nombres de las cosas, quizá en parte lo dominemos todos. Evidentemente no estoy diciendo que puedo prender la tele si se que se llama “carlos”, lo que digo es que quizá somos nosotros los que tenemos muchos nombres.


Me explico un poco… quizá es difícil que encuentren ustedes mismos esas palabras que “los dominan”, pero las hay. Muchas veces escuchamos a alguien decir algo que nos moviliza por dentro (y a veces por fuera), muchas veces nos alegramos sin razones pero otras incluso nos entristecemos al escuchar esas palabras. Y es ahí donde digo que estos son nuestros nombres, nombres que a veces haríamos bien en quitarnos.

En lo personal conozco muchas cosas que pueden ser dichas y se que me afectaran, y lo malo es que muchas de estas restan, y restan mucho. De todas formas no me asustan estas frases y palabras conocidas, me asustan las otras, las que aparte de afectarnos nos sorprenden por desconocerlas.

Quién no ha escuchado la frase tantas veces dicha “¿sabés quién decía eso L?”.

Pero que loco que no solo en las palabras hay poder. Las imágenes también pueden tener un gran efecto en nosotros. En este caso creo que la mayor parte de las veces nos moviliza las emociones de forma “positva”. Vemos una imagen en la calle, viajando, en la tele, que nos lleva a otro lugar, a otra época, a cuando veraneábamos de niños o cuando hacíamos deporte en el liceo.

Por último creo que hay algo que es suma de muchas cosas, y que son las canciones. Hay una canción de un grupo local (que en particular tiene una versión cantada por una chica que es mágica) que tiene una frase tipo “los amantes siempre quieren su propia canción”. Por alguna razón es cierto, las parejas siempre terminan eligiendo una canción que las define. Es esta canción, supongo yo, la que usan cuando se van a casar, cuando desean festejar, cuando desean recordarse el uno al otro cual es la esencia de lo que tienen.

Pero son estas canciones las que, en esos poquitititos casos en los que estas relaciones se terminan, toman nuevos sentidos que resultan mucho más oscuros. Actualmente tengo la política de evitar dedicar temas y que me dediquen a la ligera…

De todas formas, aunque uno pueda curarse de esos temas que nos recuerdan a esas personas, y pueda finalmente escuchar estas canciones sin que su sensibilidad sea afectada, hay momentos en los que estas palabras, canciones, imágenes, toman sentidos sin mayor intencionalidad. En mi caso, por ejemplo, hay una canción bastante nueva y creo que hasta muy linda (tema que en otras condiciones me pasaría escuchando), que por cómo la conocí y por el peso que tuvo ese momento no hay forma de que la escuche sin sufrir un bajón en mi moral y estado de ánimo… pero como siempre, lo estoy trabajando y al menos conozco a mi enemiga (aclaración… este tema ni lo dediqué yo, ni me lo dedicaron).

Sin mucho más que decir, me despido

Gavilán.

PD: Este texto fue escrito hace cerca de un mes y hoy es posteado. Pero al releerlo me pasaron varias cosas… una es que recordé que tenía que agregar algunos puntos más a la misiva… pero otra y más importante, encontré que había información que ya caducó. De todas formas estoy en una nueva política de no cambiar lo que escribí hace más de una semana, por lo que en este caso haré un agregado por estos temas…y aquí va…

Una gran amiga dueña de un balconcito en la ciudad me comentó como al pasar, cuando vio la primera versión de este texto, que había omitido un tema importantísimo. ¡¡¡Los olores!!! Claro que los olores son tan importantes o más… el poder que tiene un olor quizá no lo tiene ninguna palabra. Una fragancia que nos recuerda la infancia, o un amigo perdido, o una pareja. Puede transportarnos y transformarnos nuevamente en niños, puede hacernos sonreír en un momento de suma tristeza, nos abstrae. Porque este es el poder de todo esto… nos puede transportar a otro plano del que estamos, pudiendo ser esto tanto bueno como malo.

Por último una simple aclaración… he resuelto mis problemas con esa canción en particular que asociaba a un momento bastante nefasto. Por suerte las soluciones siempre están si las buscamos, si sabemos buscar, si sabemos qué buscar. Así que ahora, todos a escuchar Hey Soul Sister que está barbará… sobre todo si estoy pensando en Vos (les aclaro a todos…Vos no me sigue en este blog, así que no se para que escribo estas cosas).

1 comentario:

Any dijo...

Como que no quiere que le dediquen una canción???
Yo le dedico una, ai tá, banqueselá!

http://www.youtube.com/watch?v=Pp9kgEP0NuY

Tiene razón su amiga la del balcón, los olores son disparadores de recuerdos
Asi que anduvo de cumple? No me invitó ... bué, no importa, igual espero que lo haya pasado lindo che!
Le mando un abrazo